Cuando las lesiones en la cabeza dificultan demasiado la vida, el riesgo de suicidio podría aumentar

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MARTES, 14 de agosto de 2018 (HealthDay News) -- La lesión cerebral traumática (LCT) puede provocar una lucha diaria con dolores de cabeza, dolor de cuello, mareo y problemas de pensamiento que podrían conducir a algunas personas al suicidio, informan unos investigadores.

El riesgo se multiplica por más de tres en los primeros seis meses tras una LCT, y sigue siendo significativamente más alto a largo plazo, sugiere un nuevo estudio danés.

El hallazgo se basa en una revisión exhaustiva de los registros daneses de salud y defunciones. Los datos incluyeron a todos los residentes de Dinamarca que tenían al menos 10 años entre 1980 y 2014, con un total de más de 7 millones de personas, entre ellas casi 35,000 que murieron por suicidio.

Aunque el estudio muestra que entre los pacientes con una lesión cerebral traumática el suicidio "sigue siendo un evento muy raro", según la autora principal del estudio Trine Madsen, también subraya que el impacto de la LCT tanto leve como grave en la calidad general de vida sí parece aumentar el riesgo.

Madsen es miembro postdoctoral del Centro Psiquiátrico del Instituto Danés de Investigación para la Prevención del Suicidio, en Copenhague.

La lesión cerebral traumática es un cambio en la función cerebral que resulta de un golpe, una sacudida, un choque u otra lesión en la cabeza. Además de provocar problemas físicos, también puede conducir a dificultades con la memoria y la concentración.

Aunque el riesgo de suicidio fue mayor en los seis primeros meses tras una lesión cerebral traumática, se encontró que más allá de ese punto era del doble o más, dependiendo de la gravedad de la lesión, apuntaron los investigadores.

Incluso siete años tras la lesión cerebral traumática inicial, los pacientes con una LCT seguían enfrentándose a un riesgo un 75 por ciento más alto de suicidio que las personas que nunca habían sufrido una lesión cerebral, mostraron los hallazgos.

Madsen y sus colaboradores encontraron que poco más de un 10 por ciento de las 34,529 personas que fallecieron por suicidio en el periodo del estudio habían buscado tratamiento por al menos uno de tres tipos de lesiones cerebrales.

Éstos incluyeron una LCT leve, lo que significa una conmoción; una fractura de cráneo sin un diagnóstico de LCT; y una LCT grave, lo que significa lesiones en la cabeza con evidencias de una lesión estructural en el cerebro. (No se recolectó información sobre las personas que podrían haber sufrido una lesión cerebral traumática pero que no buscaron atención médica).

Aunque todos los tipos de lesiones en la cabeza se vincularon con un aumento en el riesgo de suicidio, la lesión cerebral traumática grave pareció tener el mayor impacto, según el informe.

Con el tiempo, una fractura de cráneo sin lesión cerebral traumática se vinculó con casi el doble de riesgo de suicidio, y una LCT leve se vinculó con el doble de riesgo de suicidio, encontró el estudio. Pero una LCT grave se asoció con un aumento de 2.5 veces en el riesgo de suicidio.

El riesgo también fue más alto en los pacientes que buscaron una atención más frecuente para su lesión, y en los que pasaron más tiempo en el hospital tras su accidente inicial.

"Creemos que nuestros hallazgos son muy generalizables a otras poblaciones", dijo Madsen.

¿Qué se puede hacer para reducir el riesgo de suicidio en los pacientes con lesiones en la cabeza?

"Antes que nada, recomendaríamos enfocarse en la prevención de la LCT, por ejemplo al fomentar el uso de los cascos protectores en el tráfico, en los lugares de trabajo donde el riesgo de caídas o de lesiones en la cabeza sea más alto (por ejemplo en las obras de construcción), y en los deportes de contacto como el boxeo y el fútbol americano", planteó Madsen.

El Dr. Ramón Díaz-Arrastia, coautor de un editorial publicado junto con el informe, describió el estudio como "el más definitivo hasta ahora".

Pero el estudio solo mostró una asociación entre la lesión cerebral traumática y el riesgo de suicidio, y no probó una relación causal.

Sin embargo, Díaz-Arrastia señaló que "en este punto, debemos considerar que esta asociación está sólidamente establecida". Díaz-Arrastia es director del Centro de Investigación Clínica sobre la Lesión Cerebral Traumática de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia.

Es importante proveer la monitorización y el tratamiento de salud mental tras la lesión que los pacientes con LCT necesitan, porque muchos tienen problemas para acceder a los servicios adecuados, comentó.

"La concienciación sobre el riesgo y la disponibilidad de servicios de salud mental es esencial, y también es una necesidad médica no satisfecha", añadió Díaz-Arrastia.

El informe aparece en la edición del 14 de agosto de la revista Journal of the American Medical Association.

Más información

Aprenda más sobre la lesión cerebral traumática en el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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