La obesidad es una bomba de tiempo entre los adolescentes

El exceso de peso conduce a serios problemas de salud en la edad adulta, como diabetes y padecimientos cardiacos

DOMINGO, 2 de enero (HealthDayNews/HispaniCare) -- La advertencia emitida la semana pasada por la American Heart Association de que más niños que nunca están por desarrollar problemas cardiacos se debe principalmente a la epidemia de obesidad en el país.

Pero el daño causado por el exceso de peso no se limita al corazón.

En su evaluación anual sobre enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte en los Estados Unidos, la AHA reportó que alrededor de un millón de niños de entre 12 y 19 años de edad, o el 4.2 por ciento, presentan ahora el síndrome metabólico. Esta es una denominación general que abarca un conjunto de factores de riesgo controlables para enfermedades del corazón, como lípidos anormales en la sangre, glucosa elevada en la sangre, hipertensión arterial, y sobrepeso u obesidad.

Sin embargo, estos mismos adolescentes podrían además estar cerca de contraer otro problema llamado resistencia a la insulina, la cual también está marcada por la obesidad. La resistencia a la insulina está estrechamente relacionada a una condición conocida como Síndrome X y al síndrome metabólico. De hecho, los tres términos son tan similares que con frecuencia se usan de manera sinónima.

La noción del Síndrome X, una constelación de síntomas insidiosos caracterizada por la incapacidad del cuerpo de usar la insulina o la glucosa en la sangre, fue inicialmente propuesta en 1988 por el Dr. Gerald M. Reaven, profesor de endocrinología en la Facultad de Medicina de Stanford.

La mala noticia es que los efectos de la resistencia a la insulina ahora parecen presentarse mucho antes de lo que anteriormente se sospechaba. Se comienza ver adolescentes con resistencia a la insulina, una condición que se había relegado en gran parte a personas con el doble de edad.

Esto no es una total sorpresa en vista de la gran epidemia de obesidad reportada entre los jóvenes del país. Pero si la gordura infantil se asocia de alguna manera con enfermedades serias, lo que indica la investigación, entonces se augura un sombrío futuro para la niñez estadounidense.

La resistencia a la insulina es la causa de muchos efectos adversos interrelacionados, que generalmente derivan de la obesidad. Entre éstos se incluye diabetes tipo 2, hipertensión arterial y los estragos de colesterol malo (LDL), todos los cuales pueden ocasionar padecimientos en el corazón. La diabetes, la cual puede empeorar las afecciones cardiacas, conlleva su propio conjunto de complicaciones devastadoras, como la ceguera y las amputaciones. Los adultos con diabetes son de dos a cuatro veces más propensos a desarrollar afecciones cardiacas o un apoplejía que los adultos sin diabetes.

El hecho de que la resistencia a la insulina ya estaba presente entre los adolescentes fue reportado en octubre por un grupo dirigido por el Dr. Alan Sinaiko, un profesor de pediatría en la Universidad de Minnesota en Miniápolis.

"Este estudio muestra que la resistencia a la insulina se presenta a una edad muy temprana", dijo Sinaiko. "Aunque los niños no tienen el mismo nivel de factores de riesgo del corazón que los adultos, los hallazgos sugieren que la resistencia a la insulina tiene una influencia inicial sobre qué sucederá al llegar a la edad adulta".

De acuerdo a la American Heart Association, más de 60 millones de estadounidenses tienen resistencia a la insulina. Uno de cada cuatro desarrollará diabetes tipo 2. El término "resistencia" proviene de la resistencia de las células del cuerpo para responder adecuadamente a hasta niveles elevados de insulina. Esto puede llevar a la acumulación de glucosa en la sangre, el sello característico de la diabetes tipo 2.

Al monitorear a los adolescentes cada cinco años, Sinaiko y sus colegas encontraron que la resistencia a la insulina fue asociada con una presión arterial sistólica más elevada, al igual que con la obesidad. También se asoció con niveles más amenazantes de colesterol y otros lípidos.

Los participantes del estudio fueron 357 niños sanos provenientes del sistema escolar de Miniápolis, cuya edad promedio era de 13 al inicio del estudio. Durante los 5.5 años siguientes, todos los adolescentes tuvieron tres evaluaciones sobre la respuesta a la insulina en sus cuerpos: durante el registro, a los 15 años y a los 19 años.

Al principio, ninguno de los participantes presentó hipertensión arterial, y la presión arterial promedio del grupo de estudio fue de 109/55 mm Hg en 198 chicos y de 106/58 mm Hg en 159 chicas. Las directrices federales recientes establecen un estándar aceptable de 115/75 mm Hg para los adultos.

Para los 19 años, la presión arterial era más elevada, como uno esperaría en los jóvenes mayores, pero tuvo un aumento adicional por cada unidad de resistencia a la insulina y otro aumento por cada incremento de unidad en el índice de masa corporal, la medida estándar para la obesidad.

Sinaiko indicó que la clave para prevenir la hipertensión arterial es comenzar a estar pendiente de ella desde la niñez. "Para cuando la gente llega a los 20 y los 30, mucho del riesgo ya está presente, y nos encontramos tratando la enfermedad en lugar de previniéndola", apuntó.

Hacerse la prueba para la resistencia a la insulina es un procedimiento complicado y costoso que no está comúnmente disponible en los consultorios médicos. Los médicos usan una técnica llamada pinza euglucémica, que consiste en infundir una pequeña cantidad de insulina en la sangre por tres horas mientras se infunde glucosa a través de otra vena.

La relación entre la resistencia a la insulina y los adolescentes es sólo un problema más en la campaña de algunos investigadores del corazón que asocian el comienzo de la enfermedad de la arteria coronaria a los hábitos de alimentación en niños desde los 3 años.

Un estudio entre pequeños de Lousiana denominado el Bogalusa Heart Study que fue reportado por primera vez en 1991 por el Dr. Gerald S. Berenson y sus colegas en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Tulane, encontró franjas grasas grotescamente visibles en las aortas de niños después de sus 3 años y en las arterias coronarias de niños desde los 10 años.

Más información

Para más información sobre niños e hipertensión arterial, visite la American Heart Association.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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