Tasas de vacunación en la infancia alcanzan cotas récord

Aún así, funcionarios federales aseguran que muchos adultos no reciben las inoculaciones recomendadas

MARTES 26 de julio (HealthDay News/HispaniCare) -- Según un reciente informe federal, cantidades sin precedentes de niños estadounidenses están recibiendo las vacunas recomendadas contra enfermedades peligrosas, pero ese éxito no es igual para las adultos.

Se calcula que el 81 por ciento de los niños entre 10 y 35 años de edad recibió todas las vacunas el año pasado, según el National Immunization Survey de 2004, dado a conocer el martes para dar inicio al Mes Nacional de Concienciación en la Inmunización.

"Por primera vez, hemos roto la marca del 80 por ciento en la cobertura de todas las inmunizaciones a los dos años de edad", aseguró en una conferencia de prensa el Dr. Steve Cochi, director encargado del Programa Nacional de Vacunación de los U.S. Centers for Disease Control and Prevention. "Esto está cinco años por delante del cronograma Healthy People 2010". En 2003, el 79.4 por ciento de los niños estaba completamente inmunizado.

También hubo aumentos significativos en la proporción de niños pequeños que reciben la vacuna relativamente nueva contra la varicela y el neumococo de la infancia. En 2004, el 87.5 por ciento de los niños recibió la vacuna contra la varicela, en comparación con el 84.8 por ciento de 2003. La cobertura para tres o más dosis de la vacuna conjugada contra el neumococo aumentó del 68.1 por ciento al 73.2 por ciento en el mismo periodo.

"Ahora podemos proteger contra 13 enfermedades que en el pasado causaban discapacidad considerable, sufrimiento y muerte prematura", aseguró Cochi. "El programa de inmunización de este país es muy dinámico y podemos hacer más de lo que nunca hemos hecho para proteger a los niños vulnerables".

"El sarampión ya no es endémico a lo largo de todo el hemisferio occidental como resultado de la milagrosa vacuna contra el sarampión. Recientemente logramos anunciar que habíamos eliminado la rubéola y el síndrome congénito de la rubéola en los EE.UU.", agregó.

Según los CDC, los niños deben recibir la llamada serie 4:3:1:3:, que incluye cuatro dosis de difteria, tétano y tos ferina (DTP); tres o más dosis de vacuna contra la polio; una o más dosis de una vacuna que contiene sarampión, y tres o más dosis de vacuna Hib, que puede prevenir la meningitis y la neumonía.

Sin embargo, permanecen grandes variaciones en la cobertura estatal y en la cobertura por grupo racial y étnico. Massachusetts tuvo el índice más alto de cobertura para la serie 4:3:1:3:3 (89.1 por ciento) mientras que el estado de Nevada llegó rezagado con 68.4 por ciento. De las áreas urbanas analizadas, Davidson County, Tennessee, tuvo el nivel más alto de cobertura con 89.7 por ciento, comparado con un límite inferior de 64.8 en El Paso Country, Texas.

Entre los adultos, los funcionarios dijeron que las buenas noticias resultan empañadas por estadísticas menos halagadoras.

Apenas el 70 por ciento de los ciudadanos mayores recibe una vacuna contra la influenza cada año y apenas el 48 por ciento de los adultos mayores de raza negra y el 59 por ciento de los hispanos reciben las suyas. Esto está muy por debajo de la meta de 2010 de alcanzar el 90 por ciento de los adultos de 65 años o más.

Incluso menos adultos recibieron la vacuna contra el neumococo. Y apenas el 40 por ciento de los trabajadores de la salud, quienes son muy susceptibles a las infecciones, fueron inmunizados.

"Este es un reto para la salud pública que hemos estado ignorando por mucho tiempo, asegurarnos de que los adultos están protegidos", aseguró en la conferencia de prensa David Neumann, director ejecutivo de la National Partnership for Immunization. "No estamos cumpliendo los objetivos de salud pública del país de proteger a los adultos contra enfermedades que se pueden prevenir con vacunas".

Apenas el 56 por ciento de las personas que están en diálisis a largo plazo por enfermedad renal han sido vacunadas contra la hepatitis B, mientras que la meta de 2010 es del 90 por ciento. Y apenas el 75 por ciento de las personas expuestas por ocupación a la infección de la hepatitis B, como los trabajadores de la salud, están siendo vacunadas. La meta es que el 98 por ciento de los individuos de esta categoría estén inmunizados para 2010.

"Parece que el punto es que nos falta una infraestructura adecuada para soportar la inmunización de los adultos", especuló Neumann. Crear una infraestructura de ese tipo, reconoció, implicará el uso de recursos.

También hay noticias un poco más alentadoras que indican que la inmunización de los adolescentes está mejorando, aunque todavía no es óptima.

"Actualmente, a cerca del 25 por ciento de los adolescentes de los EE.UU le hace falta al menos una de las vacunas recomendadas actualmente", aseguró Neumann. Entre esas vacunas se encuentran la de hepatitis B, la SPR (sarampión, paperas y rubéola), varicela, vacuna contra el meningococo y tos ferina, también llamada pertusis. También hay refuerzos para adolescentes que fortalecen las vacunas anteriores, como la de la tos ferina, dijo Cochi.

"La tos ferina pierde su efecto con el tiempo. Ahora contamos con una nueva vacuna que puede ser usada como refuerzo para los adolescentes", aseguró. "Más de la mitad de los casos de tos ferina que prevalecen se presentan en adolescentes".

Sophie Starcevic, de dieciséis años, quien también estuvo presente en la conferencia de prensa, es uno de esos casos registrados en las estadísticas. El diagnóstico que le hicieron en la primera pasada, según su madre, Monika Burke, "fue aterrador. Tenía quince años y la habíamos vacunado cuando era una niña". Tuvieron que acudir a la consulta con el pediatra dos veces antes de que siquiera se considerara la tos ferina y luego pasaron varios meses hasta que Sophie se recuperó.

La experiencia de Sophie recalca los retos restantes de vacunación, incluido combatir la diseminación de información errónea, dijeron los conferencistas. En los EE.UU., algunos padres continúan temiendo que el timerosal, un preservante de mercurio que las vacunas tuvieron algún tiempo, pueda causar autismo. Además, en Nigeria, en 2003, los rumores de que la vacuna contra el polio contenía el virus del SIDA y / u hormonas para esterilizar a los niños causó que miles de niños contrajeran esta devastadora enfermedad. Desde entonces, la enfermedad se ha diseminado incluso hasta Indonesia, relató Cochi.

"El programa [de vacunación] está funcionado muy bien para muchos niños, pero necesitamos mantener eso incluso a medida que las enfermedades que se pueden prevenir con vacunas comienzan a formar parte de la historia", concluyó Cochi.

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