Unos choques eléctricos podrían ayudar a reducir los tics en el síndrome de Tourette

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MARTES, 16 de enero de 2018 (HealthDay News) -- Unos choques eléctricos pueden ayudar a reconfigurar el cerebro de los pacientes con síndrome de Tourette, reduciendo con efectividad sus tics vocales y motores incontrolados, muestra un nuevo estudio.

El procedimiento, llamado estimulación cerebral profunda (ECP), mejoró la gravedad en casi la mitad en 171 pacientes con síntomas incontrolados de Tourette en 31 hospitales de 10 países.

"Es una cifra impresionante", dijo el investigador principal, el Dr. Michael Okun, presidente de neurología y codirector del Centro de Trastornos del Movimiento del Colegio de Medicina de la Universidad de Florida. "Es difícil lograr tanta mejora en esos síntomas usando medicamentos o terapia conductual".

En la ECP, los cirujanos llevan unos cables eléctricos delgados a regiones específicas de los ganglios basales, un conjunto de nervios en el cerebro relacionados con el control motor y la conducta, explicó Okun.

Entonces, los médicos aplican electricidad a los circuitos cerebrales que más se han vinculado con el Tourette para intentar controlar los síntomas del paciente.

"Nos asomamos al cerebro e intentamos encontrar el circuito responsable del afecto adverso en la calidad de vida del paciente", dijo Okun. "Entonces introducimos electricidad en el cerebro para cambiar la forma en que esos circuitos funcionan".

Pero el procedimiento aun necesita más trabajo. Más de un tercio de los pacientes experimentaron eventos adversos, de los cuales los más frecuentes fueron habla poco clara y una sensación de hormigueo.

Esos efectos secundarios ocurren cuando la electricidad dirigida a un circuito cerebral se propaga accidentalmente a otros nervios cercanos, explicó Okun.

"Los circuitos que deseamos impulsar o suprimir con frecuencia están al lado de circuitos que no queremos perturbar", apuntó Okun. La investigación futura se enfocará en las mejoras a los cables eléctricos para que administren la corriente con más precisión a los circuitos cerebrales objetivos, dijo.

Típicamente, los pacientes con Tourette se tratan con medicamentos y terapia del habla o conductual. Se estima que 300,000 niños de EE. UU. (más o menos uno de cada 160) están afectados por el Tourette, según la Asociación Americana del Tourette (American Tourette Association).

Otra opción para los casos graves de Tourette es la estimulación cerebral profunda, que también se usa para tratar muchos otros trastornos motores, incluyendo la enfermedad de Parkinson, el temblor esencial y la esclerosis múltiple, señalaron los expertos.

Los investigadores deseaban una mejor idea de si la ECP es efectiva para tratar los casos graves de Tourette incontrolado, que puede provocar tics motores tan fuertes que las personas al final se hacen daño a sí mismas.

Lamentablemente, incluso las principales instituciones tienden a usar la ECP en apenas uno o dos pacientes al año, dijo Okun.

Para realizar una revisión exhaustiva, una red internacional de hospitales comenzaron a enviar datos sobre pacientes con el síndrome de Tourette tratados con ECP, para crear una base de datos y un registro públicos que ayudara a determinar las ventajas y las desventajas del procedimiento, apuntó Okun.

Este último estudio se enfocó en unos resultados de seguimiento de un año de 171 pacientes que se sometieron al implante de la ECP entre 2012 y 2016, después de que otros medios de tratar el Tourette habían fallado.

La gravedad promedio de los tics en esos pacientes mejoró en un 45 por ciento en un plazo de un año tras el implante de la ECP, muestran los datos.

"A partir de este estudio, vemos que hay cierta promesa para los que tienen un síndrome de Tourette grave que no ha respondido a otros tratamientos", dijo Diana Shineman, vicepresidenta de investigación y programas médicos de la Asociación Americana del Tourette.

Pero más de un 35 por ciento de los pacientes tratados con ECP desarrollaron efectos secundarios adversos. Los más comunes fueron la sensación de hormigueo (un 8 por ciento) y habla poco clara (un 6 por ciento). Dos pacientes sufrieron un sangrado en el cerebro, y cuatro pacientes desarrollaron una infección por la cirugía.

"Es cirugía cerebral, y sabemos que hay algunos efectos secundarios graves, y no se deben tomar a la ligera", dijo Shineman.

La buena noticia es que la sensación de hormigueo (llamada parestesia) y el habla poco clara (disartria) fueron reversibles.

"En casi todos los casos, los efectos se resuelven al cambiar el programa o apagar el dispositivo", dijo Okun.

Para reducir más esos efectos secundarios, los esfuerzos futuros intentarán identificar de forma más precisa los nervios que provocan los síntomas del Tourette, y se dirigirán a ellos con una mejor tecnología que monitorice las señales y administre los impulsos eléctricos de forma más precisa, planteó Okun.

Los investigadores también están desarrollando una ECP "inteligente" que solo se activará cuando sea necesario, en lugar de mantener una carga eléctrica continua, dijo Okun.

"Comenzamos a ir más allá de algunas de las ideas más tempranas sobre cómo se administraba la electricidad, en que simplemente introducíamos el cable y lo encendíamos, para configurarlo según la mejor proporción entre riesgo y beneficio y en la mejor región", señaló Okun. "Ahora comenzamos a refinar eso con mejores cables y mejores tecnologías".

El estudio aparece en la edición en línea del 16 de enero de la revista JAMA Neurology.

Más información

Para más información sobre el síndrome de Tourette, visite la Asociación Americana del Tourette.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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