Relacionan el DEET de los repelentes contra insectos con el daño neural en ratones

Los expertos señalan que se necesita más investigación para determinar si el compuesto tiene el mismo efecto en los humanos

MIÉRCOLES, 5 de agosto (HealthDay News/Dr. Tango) -- Una investigación francesa reciente sugiere que el ingrediente principal utilizado en muchos repelentes contra insectos podría afectar el sistema nervioso, al menos en ratones.

Y combinar este ingrediente, el DEET (N,N-Dietil-3-metilbenzamida) con carbamatos, un tipo de pesticida que se usa con frecuencia junto al DEET, agravó los síntomas.

Aunque los autores, que publican en la edición en línea del 5 de agosto de la revista BMC Biology, advierten sobre los peligros potenciales para los humanos, también reconocen la necesidad de más estudios sobre el tema.

Mientras tanto, la gente quizá deba preocuparse más sobre los riesgos de salud de mosquitos y otros insectos que sobre los daños potenciales del DEET, afirmaron los expertos.

"Este trabajo se hizo sobre todo en tubos de ensayo para intentar comprender algunos de los mecanismos", señaló el Dr. Ted Schettler, director de ciencias de la Science & Environmental Health Network. "La información mecánica es muy útil, pero aún no se sabe cuáles son las implicaciones para los humanos".

"El DEET ha sido usado durante mucho tiempo, con muy pocos malos resultados", añadió Susan Paskewitz, profesora de entomología de la Universidad de Wisconsin en Madison. "La gente se ha suicidado al ingerirlo, pero se puede hacer lo mismo con alcohol o sal. Y algunos han tenido síntomas neurológicos tras aplicación por periodos largos y altas dosis".

En cuanto a la combinación de DEET y carbamatos, Paskewitz añadió que "si existen los tipos de sinergias sugeridos por el estudio, no ocurren con frecuencia. También pensaría que la concentración real en el organismo es mucho menor que la que usaron en el estudio para observar un efecto en los tejidos de ratones".

Pero al comprender mejor los mecanismos mediante los cuales funciona el DEET, los científicos tal vez puedan crear mejores productos repelentes, apuntó Paul Sanberg, profesor distinguido de neurocirugía y director del Centro para el envejecimiento y a reparación cerebral de la Universidad del Sur de Florida, en Tampa.

El DEET es el ingrediente activo más común de los repelentes contra insectos, y es usado en todo el mundo por unos 200 millones de personas. Sin embargo, se sabe relativamente poco de la manera en que el compuesto funciona en realidad.

A partir de este estudio, parece que el DEET no sólo cambia la conducta de los insectos, sino que también inhibe la enzima acetilcolinesterasa, que tiene que ver con el sistema nervioso central, tanto en insectos como en ratones.

Los insecticidas de organofosfatos y carbamatos emplean el mismo mecanismo de acción y, cuando se combinaron con DEET en estos experimentos, aumentaron la toxicidad de los compuestos químicos.

"Este estudio demuestra la importancia vital de observar los compuestos en combinación", señaló Schettler. "Esto muestra que, cuando se combinan sustancias químicas, se pueden obtener resultados impredecibles".

Los autores, de distintas instituciones investigativas de Francia, afirman que esta es la primera vez en que se ha identificado un objetivo molecular del DEET.

Es interesante notar que la clase de fármacos conocidos como inhibidores de la colinesterasa son usados para tratar el Alzheimer, y pueden retrasar el declive de los síntomas hasta durante un año.

Sanberg dijo que los efectos del DEET, igual que el de muchas sustancias y drogas, pueden simplemente depender del individuo que las use.

Un estudio anterior encontró una potente asociación entre exposición a inhibidores de la acetilcolinesterasa y la enfermedad sufrida por muchos veteranos durante la guerra del Golfo. Los organofosfatos también se han relacionado con leucemia linfoblástica aguda, la forma más común de esta enfermedad en los niños.

Más información

La Agencia de Protección Ambiental de los EE. UU. tiene más información sobre el DEET.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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