El aumento de peso entre embarazos tiene riesgos de salud

Un estudio encuentra que aún las mujeres que no se considera que tienen sobrepeso son vulnerables a problemas

VIERNES 29 de septiembre (HealthDay News/HispaniCare) -- El aumento de peso entre el primero y el segundo embarazo de una mujer puede causar complicaciones durante el embarazo y el parto, aún para las mujeres que no se considera que tienen sobrepeso desde el punto de vista médico, según encontró un nuevo estudio.

Aunque estudios anteriores han notado la relación entre el aumento de peso y las complicaciones del embarazo, esta nueva investigación es la mejor prueba hasta ahora de una relación de causa y efecto, aseguraron los investigadores.

"Contribuimos evidencia que fortalece el argumento de la causalidad", afirmó el Dr. Eduardo Villamor, profesor asistente de nutrición internacional de la facultad de salud pública de Harvard y principal autor del estudio, que fue publicado en la edición del 30 de septiembre de The Lancet. "Hasta donde podemos mostrar humanamente, la evidencia es bastante robusta", agregó.

Las implicaciones prácticas son claras. "Tener peso normal y tratar de perder peso entre embarazos sería muy útil", añadió la Dra. Ellen Landsberger, profesora asistente de obstetricia y ginecología y salud femenina del Colegio de medicina Albert Einstein de la ciudad de Nueva York, quien también tienen un título en nutrición.

Paradójicamente, otro estudio reciente encontró que las mujeres que habían hecho ejercicio regularmente por cuatro o más horas a la semana durante los nueve años anteriores o menos tenían 40 por ciento menos probabilidades de tener un nacimiento vivo después de su primer ciclo de fertilización in-vitro, en comparación con las mujeres que no hacían ejercicio.

El estudio también encontró que las que hacían ejercicio regularmente tenían el doble de probabilidades de tener una falla en la implantación o una pérdida de embarazo tras someterse a una fertilización in-vitro (FIV). El ejercicio cardiovascular, en particular, se relacionó con una reducción del 30 por ciento en la probabilidad de un nacimiento vivo exitoso en comparación con las mujeres que no hacían ejercicio. No estaba claro por qué sucedía esto, aunque la hipótesis de los autores es que las hormonas podrían ciertamente tener algo que ver.

Este estudio, llevado a cabo por investigadores del Hospital Brigham and Women de Boston, fue publicado en la edición de octubre de la revista Obstetrics & Gynecology.

El sobrepeso y la obesidad se han convertido en uno de los mayores desafíos de salud pública del mundo. En los Estados Unidos, el 28 por ciento de las mujeres entre los 20 y 39 años de edad eran obesas en en periodo 1999-2000, en comparación con sólo 9 por ciento en 1960-62.

Y durante mucho tiempo se ha sospechado cierta relación, causal o no, entre el sobrepeso y la obesidad y las complicaciones del embarazo.

Para el nuevo estudio, investigadores de Harvard y Suecia aprovecharon los excelentes registros de salud suecos y estudiaron a más de 150,000 mujeres suecas con un primer y segundo parto entre 1992 y 2001.

El índice de masa corporal (IMC, una proporción entre el peso y la estatura) fue calculado durante la primera consulta prenatal de cada embarazo. Entonces, se correlacionó el IMC con las complicaciones durante los segundos embarazos, entre éstas la preeclampsia (hipertensión), la diabetes de la gestación, la hipertensión de la gestación y los partos por cesárea, además de mortinatos y bebés nacidos muy grandes para su edad gestacional.

Un aumento de una a dos unidades de IMC aumentó el riesgo de diabetes e hipertensión de la gestación o bebés nacidos muy grandes para su edad gestacional en un promedio de 20 a 40 por ciento. Un aumento de tres o más unidades de IMC resultó en una probabilidad 63 por ciento mayor de mortinato en comparación con un aumento de menos de una unidad de IMC. Los investigadores encontraron que también tuvo un mayor efecto sobre todas las demás complicaciones.

Incluso los aumentos modestos en el peso de las mujeres de tamaño normal causaron problemas. Si una mujer de 5 pies y 5 pulgadas (1.65 metros) que pesa 139 libras (63 kilos), es decir, con un IMC de 23, considerado normal, aumentaba 6.6 libras (3 kilos), o una unidad del IMC, entre los dos embarazos, su riesgo promedio de diabetes de la gestación aumentaba en más de 30 por ciento. Un aumento de 12.2 libras (5 kilos y medio) o dos unidades de IMC aumentaba el riesgo en 100 por ciento.

"Uno de los hallazgos clave de nuestro estudio es que encontramos que el aumento de peso entre embarazos aumentaba el riesgo de estas complicaciones incluso en mujeres que nunca habían sido obesas ni habían tenido sobrepeso", señaló Villamor.

"Parece que no es necesario que las mujeres tengan sobrepeso o se vuelvan obesas, unos cuantos kilos conllevan un riesgo", continuó. "Un mensaje podría ser que las mujeres no deben aumentar nada de peso. Deben tratar de volver a su peso anterior al embarazo y no deberían aumentar ningún peso después del primer embarazo. Obviamente, las mujeres que tienen sobrepeso y las obesas deben tratar de reducir su peso y eso probablemente tenga otros beneficios para su salud".

Más información

Para calcular su IMC, visite el National Heart, Lung, and Blood Institute.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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