Ningún tratamiento para el reflujo ácido supera claramente a los demás, según un estudio

Tanto los fármacos como los tratamientos quirúrgicos pueden funcionar, pero ninguna de las opciones es claramente la mejor

JUEVES, 29 de septiembre (HealthDay News) -- Los fármacos son eficaces para la mayoría de pacientes de enfermedad del reflujo ácido, pero algunas opciones quirúrgicas podrían ser igual de eficaces, según una revisión de estudios sobre los tratamientos actuales para esta afección común.

La enfermedad del reflujo ácido, también conocida como enfermedad del reflujo gastroesofágico o ERGE, ocurre cuando los contenidos del estómago, que incluyen ácidos corrosivos, salen crónicamente al esófago, provocando acidez y otros síntomas como una tos persistente, laringitis y asma.

La ERGE podría afectar a hasta el cuatro por ciento de los estadounidenses, lo que a veces resulta no solo en una carga financiera significativa, sino también en consecuencias más graves a largo plazo, como el cáncer del esófago, según la información de respaldo del informe publicado el 23 de septiembre por la Agencia para la Investigación y la Calidad en la Atención de Salud (AHRQ), parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.

La obesidad, un problema común y creciente en todo el mundo, probablemente aumenta el riesgo de ERGE.

Los autores del informe observaron tres categorías de tratamiento: los medicamentos; un tipo de cirugía conocido como fundoplicación, que con frecuencia se hace de forma laparoscópica; y la fundoplicación realizada mediante un endoscopio, o tubo iluminado, para guiar a los cirujanos.

El tratamiento de la ERGE se basa sobre todo en dos clases de fármacos: los inhibidores de la bomba de protones (IBP) como Nexium (esomeprazol), Prevacid (lansoprazol) y Prilosec (omeprazol), y los antagonistas del receptor de la histamina 2 (ARH2), como Tagamet (cimetidina) y Pepcid (famotidina).

Los IBP tendían a ser los más eficaces de las dos clases de fármacos, pero no había mucha diferencia entre los IBP o las dosis, señaló la Dra. Elisabeth Kato, funcionaria médica de la AHRQ.

Y en general, los efectos secundarios no fueron muy graves, aunque el uso de IBP se ha asociado con un mayor riesgo de algunas infecciones bacterianas y fracturas.

La fundoplicación es "una cirugía para envolver la parte superior del estómago alrededor del esófago", explicó Kato. "La idea es proveer una pequeña barrera para evitar que el ácido estomacal entre al esófago".

Hubo menos estudios sobre la fundoplicación que sobre los fármacos, pero los que se hicieron "sugirieron que para algunos pacientes la cirugía ayudó a controlar algunos de los síntomas un poco mejor, pero en general no les permitió abandonar los fármacos por completo", apuntó Kato.

También hubo más efectos secundarios graves, como infecciones y dificultades para tragar.

Hubo mucho menos información sobre el tercer tratamiento, que básicamente consiste en la fundoplicación llevada a cabo con un endoscopio. No hubo suficientes datos para sacar ninguna conclusión sobre su eficacia, dijo Kato.

"Diría que las terapias endoscópicas para la ERGE en realidad se utilizan mínimamente en este momento... y los datos sugerirían que, en el mejor de los casos, es entre leve y moderadamente eficaz", añadió el Dr. Thomas Watson, jefe de cirugía torácica del Centro Médico de la Universidad de Rochester, en Nueva York.

Tampoco está claro para los autores del informe a cuáles pacientes les iría mejor con qué tipo de tratamiento, qué tratamiento prevendría mejor las complicaciones a largo plazo como el cáncer, o qué tratamiento resulta más seguro a largo plazo.

"No hay directrices claras", lamentó Watson. "Al final, depende de la gravedad de la enfermedad, la edad del paciente, sus deseos, si está dispuesto o no a continuar con una terapia a largo plazo, y si está dispuesto o no a someterse a cirugía".

El Dr. Benjamin Havemann, profesor asistente de medicina interna del Colegio de Medicina del Centro de Ciencias de la Salud Texas A&M, añadió que "este [estudio] justifica que los pacientes tomen una decisión educada en conjunto con el gastroenterólogo tratante y el cirujano. Lo que nos quedan son dos tratamientos atractivos para la ERGE [la fundoplicación y los fármacos] que tienen una eficacia similar. Al final, ante la ausencia de un estándar de excelencia, es importante que las estrategias de gestión de la ERGE se personalicen para cada paciente".

Más Información

La AHRQ también ofrece a los consumidores panfletos sobre los tratamientos para la ERGE.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2011, HealthDay

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