Directrices para el tratamiento del corazón benefician a los pacientes

Estudio halla que hay mejores resultados y menos complicaciones si se siguen las recomendaciones

LUNES 31 de octubre (HealthDay News/HispaniCare) -- Un estudio reciente halla que el tiempo y el esfuerzo invertidos en el desarrollo de las directrices para los procedimientos cardiacos logra mejores resultados para los pacientes.

Las directrices son desarrolladas en conjunto por la American Heart Association y el American College of Cardiology. Se trata de recomendaciones que cubren varios aspectos clínicos, desde los medicamentos hasta la cirugía.

"No se ha demostrado antes que las directrices que cubran un procedimiento médico particular puedan o no afectar los resultados", aseguró el Dr. H. Vernon Anderson, autor líder del estudio que aparece en la edición del 1 de noviembre de Circulation. "Lo que descubrimos, como todos teníamos la esperanza, fue que si uno adhiere a las directrices, el resultado será mejor".

El estudio analizó el impacto de las directrices, publicadas en 2001, para la selección de pacientes para procedimientos que formalmente se conocen como intervenciones coronarias percutáneas, como la angioplastia, en la que un catéter con un balón en la punta se utiliza para evitar que los depósitos de colesterol obstruyan una arteria, y la dilatación, en la que que se implantan tubos flexibles para mantener las arterias dilatadas.

Las directrices dividen a los pacientes en cuatro tipos, desde aquellos cuya afección hace más posible que reciban el mayor beneficio de un procedimiento hasta aquellos para los que se considera que es menos posible.

Bajo la dirección de Anderson, profesor de medicina del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston, los investigadores observaron los resultados de los procedimientos realizados en más de 400,000 pacientes de 393 hospitales.

Hallaron que el 64 por ciento de los procedimientos fueron realizados sobre pacientes que más probablemente se beneficiarían, 21 por ciento sobre aquellos pacientes que menos probablemente se beneficiarían, y 7 por ciento en aquellos que era aún menos posible que se beneficiaran, además del 8 por ciento de aquellos que se consideraba que eran los que menos se beneficiarían.

El índice de éxito fue del 92.8 por ciento en el primer grupo, del 91.7 por ciento en el segundo grupo, del 89.0 por ciento en el tercer grupo y del 85.5 por ciento en el último grupo.

El índice de complicaciones y muertes mostraron el mismo patrón, apenas el 1 por ciento de los pacientes del grupo que posiblemente se beneficiaría más sufrieron un ataque cardiaco antes del alta del hospital, en comparación con el 1.5 por ciento del grupo que era menos probable que se beneficiara. La tasa de mortalidad fue del 0.5 por ciento en el primero grupo y del 1.7 por ciento en el último.

"Las diferencias son mínimas pero significativas y muestran por primera vez que los criterios de las directrices se relacionan con los resultados en el mundo real", sostuvo Anderson.

Entonces, ¿por qué algunos cardiólogos no están de acuerdo con las directrices?

"Los médicos podrían pensar que su juicio en un caso individual es mejor" aseguró el Dr. Gregg Fonarow, profesor de medicina cardiovascular de la Universidad de California en Los Ángeles y vocero de la American Heart Association. "Sin embargo, podemos ver con esta gran cantidad de datos que las directrices realmente se pueden aplicar".

Y las directrices pueden cambiar "a medida que más evidencia proveniente de ensayos clínicos se hace disponible", aseguró Fonarow. Por ejemplo, las directrices del tratamiento para la insuficiencia cardiaca se dieron a conocer por primera vez en 1995, pero fueron actualizadas en 2001 y nuevamente hace algunos meses.

Al final, "las directrices son sólo una sugerencia", aclaró Anderson. "Siempre es cuestión de cada médico tener en cuenta todas estas cosas para tomar decisiones clínicas".

Más información

Para más información sobre el programa de directrices, visite el sitio Web de la American Heart Association.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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