Un 'gen del vínculo' podría ayudar a los hombres a permanecer casados

Un estudio encontró que una forma de ADN se relacionaba con la felicidad matrimonial, la otra con la discordia

LUNES, 1 de septiembre (HealthDay News/Dr. Tango) -- El que un hombre tenga un tipo de gen u otro podría ayudar a decidir si sería un "buen marido", según sugiere un estudio reciente.

Un estudio sobre gemelos suecos encontró que las diferencias en un gen que modulaban la hormona vasopresina se relacionaban potentemente con qué tan bien le iba a cada hombre en el matrimonio.

"Nuestro principal hallazgo fue una asociación entre una variante del gen receptor de la vasopresina 1a con qué tan fuertes informaban los hombres que eran los vínculos con sus parejas", afirmó el investigador principal Hasse Walum, del departamento de epidemiología médica y bioestadística del Instituto Karolinska de Estocolmo. "Los hombres que portaban esta variable puntuaban más bajo en promedio en una escala que medía la fuerza del vínculo, en comparación con los hombres que no la portaban".

Walum también señaló que las mujeres casadas con los hombres que portaban la forma de "peor vinculación" del gen también informaban sobre "puntuaciones menores en los niveles de calidad matrimonial que las mujeres casadas con hombres que no la portaban".

Su equipo publicó sus hallazgos en la edición de esta semana de la revista Proceedings of the National Academies of Science.

El equipo de Walum se interesó inicialmente en el papel de la vasopresina y la vinculación entre los machos mientras estudiaban a un roedor, la rata de campo. "Estudios con ratas de campo han mostrado que la hormona vasopresina se libera en el cerebro de los machos durante el apareamiento", explicó Walum.

La vasopresina activa el sistema de recompensa del cerebro y "podría decirse que la liberación de la vasopresina inducida por el apareamiento motiva a las ratas de campo machos a interactuar con las hembras con las que se han apareado", apuntó Walum. "No se trata de una motivación sexual, sino más bien un tipo de motivación social prolongada". En otras palabras, mientras más vasopresina tengan en el cerebro, más desean las ratas de campo machos permanecer cerca e interactuar con las hembras después de la copulación. Este efecto "es más pronunciado en las ratas de campo monógamas", anotó Walum.

Pero dado que las ratas de campo y los humanos son especies tan distintas, ¿aplicaría el mismo efecto en los hombres?

Para averiguarlo, el equipo sueco que concentró en el gen de la vasopresina 1a, que es común en ambas especies. Las variaciones de este gen influyeron de manera intensa sobre la actividad de la vasopresina en las ratas de campo machos, así que Walum se preguntó si podría hacer lo mismo en los hombres.

Para estudiarlo, su equipo evaluó variantes del gen de la vasopresina 1a entre 552 pares de hombres gemelos inscritos en el estudio en curso de gemelos e hijos de Suecia. Los hombres se encontraban en ese momento en una relación que había durado al menos cinco años, aunque alrededor del 18 por ciento de los hombres permanecían solteros. Los hombres realizaron pruebas psicológicas que evaluaban su capacidad de formar vínculos y comprometerse, y los investigadores también entrevistaron a los cónyuges de los hombres cuando fue posible.

Encontraron que los hombres que portaban una cierta variante o alelo del gen de la vasopresina 1a, llamado 334, tendían a puntuar especialmente bajo en una prueba psicológica estándar llamada la Escala de vinculación con la pareja. También eran menos propensos a estar casados que los hombres que portaban otra forma del gen. Y portar dos copias del alelo 334 duplicaba las probabilidades de que los hombres hubieran pasado por algún tipo de crisis matrimonial (como amenazas de divorcio) durante el año anterior.

Estos hallazgos "tienen sentido", dijo el Dr. John Lucas, profesor clínico asociado de psiquiatría de la Universidad médica Weill Cornell de la ciudad de Nueva York. Apuntó que es bien conocido que los genes ayudan a impulsar gran parte de la conducta humana, lo que incluye la vinculación con la pareja.

Pero es probable que el gen de la vasopresina 1a no sea el único factor que influya sobre la capacidad de un hombre para formar vínculos reales y duraderos, añadió.

"Es poco probable que se trate de un solo gen, probablemente sean varios que se expresan de manera incompleta y que interactúan con el ambiente", afirmó Lucas, que también es psiquiatra del Hospital presbiteriano de Nueva York y del Centro médico Weill Cornell. Señaló que los que los psicólogos llaman "temperamento", la variedad individual de emociones y conductas que aún los bebés muestran, probablemente esté "programado" por nuestra genética. "Pero a través del entrenamiento y la experiencia, el temperamento se convierte en la personalidad", afirmó Lucas. "Y la personalidad es un asunto complicada, por supuesto, que tiene que ver con la capacidad para comprometerse".

Entonces, es demasiado pronto para que los hombres culpen de su incapacidad para comprometerse a un solo gen, aunque Lucas considera que es una excusa que "ciertamente será usada".

Por su parte, Walum estuvo de acuerdo en que los hombres y sus cónyuges no deberían dar demasiado énfasis al hallazgo.

"En conjunto, el efecto de la variante genética que hemos estudiado sobre la conducta de vinculación con la pareja en humanos es más bien pequeño y no puede ser usado con ninguna precisión para predecir cómo se comportará alguien en una relación futura", resaltó.

Walum también anotó que el hallazgo probablemente no sea aplicable a las mujeres, pues la vasopresina parece estar relacionada con la vinculación social en los machos, pero no en las hembras.

En un estudio relacionado, que también aparece en la misma edición de la revista, los investigadores del Instituto de investigación de salud del Pacífico en Honolulu afirmaron haber identificado un gen potentemente relacionado con una extensión de la salud y la duración de la vida en humanos. El gen FOXO3A, que tiene que ver con la señalización de la insulina, es apenas el segundo gen que se ha encontrado que está cercanamente relacionado a la longevidad, apuntaron los investigadores. En su estudio de hombres estadounidenses de origen japonés, los que vivieron hasta una edad promedio de 98 años tenían una variante específica del FOXO3A en comparación con hombres que murieron antes, señaló el equipo.

Más información

Para más información sobre los genes y la conducta, visite la Universidad de Stanford.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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