Todos llevamos encima una nube personal de gérmenes y sustancias

group of people sitting at the bar
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JUEVES, 20 de septiembre de 2018 (HealthDay News) -- Quizá se sienta completamente limpio tras su ducha matutina, pero lleva encima una nube invisible de bacterias, virus, hongos y sustancias químicas, todos los días.

Esa es una de las lecciones del primer estudio en explorar a profundidad el "exposoma" humano, es decir, la colección de microbios, partículas de plantas y sustancias químicas que acompañan a las personas a medida que se mueven por el mundo.

De hecho, dijeron los investigadores, si el exposoma humano se pudiera ver a simple vista, uno se parecería al personaje Pig-Pen (Cochino) de la tira cómica "Peanuts".

En el estudio, un pequeño grupo de voluntarios usaron monitores con un filtro especial que atrapaba las partículas del aire que los rodeaba mientras hacían sus actividades cotidianas normales.

Cuando los investigadores realizaron un análisis genético de esas muestras, encontraron que cada persona llevaba encima una nube diversa de bacterias, virus, hongos, partículas de plantas, sustancias químicas e incluso "animales microscópicos".

Pero la composición exacta del exposoma varió sustancialmente de una persona a otra, aunque vivían en una región geográfica bastante reducida (el área de la bahía de San Francisco).

"Es un estudio muy interesante", afirmó el Dr. Aaron Glatt, jefe de medicina en el Hospital de Comunidades del Sur de Nassau, en Oceanside, Nueva York.

No es un secreto que los humanos viven en un mundo lleno de organismos y sustancias invisibles, señaló Glatt, que también es vocero de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (Infectious Diseases Society of America).

Pero este estudio ofrece una observación detallada de los exposomas individuales, dijo. Y ese podría ser el primer paso para comprender las formas en que las distintas exposiciones ambientales afectan a la salud humana, sugirió Glatt.

"Es lo que creemos", concurrió el investigador sénior, Michael Snyder, catedrático de genética en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en California.

"La salud depende completamente de los genes y del ambiente", dijo Snyder. Pero está claro que los genes explican solo una parte de la vulnerabilidad de una persona a varias enfermedades, añadió.

Sigue quedando muchísimo por averiguar sobre los efectos de las exposiciones ambientales, apuntó Snyder.

Como paso inicial, su equipo recogió información detallada de 14 personas que usaron unos monitores del tamaño de una caja de cerillas en los brazos durante entre una semana y un mes. El mismo Snyder usó el dispositivo durante dos años.

Los dispositivos contenían filtros que capturaban la materia particulada del aire circundante. Esas muestras se llevaron a un laboratorio para realizar análisis genéticos y "perfiles" químicos.

En general, encontró el equipo de Snyder, los exposomas de las personas eran diversos respecto a los tipos de microorganismos y sustancias que contenían, aunque el compuesto DEET, un repelente contra insectos, fue ubicuo.

"Estaba en todos lados, lo que me sorprendió", dijo Snyder.

Por lo demás, la conformación del exposoma parecía depender de factores como el tiempo, los viajes, las mascotas y las sustancias químicas del hogar, por ejemplo.

Snyder comentó que las exposiciones en su propia casa resultaron ser "muy fúngicas, en lugar de bacterianas".

Conecta ese hecho con el uso de pintura "ecológica" en su casa. La pintura contiene una sustancia llamada piridina, que parece mantener reducidos los niveles de hongos. Snyder también descubrió que se expuso al eucalipto a principios de primavera, lo que afirmó que ofrece pistas sobre la causa de sus alergias estacionales.

En la mayoría de muestras de sustancias químicas aparecieron varios carcinógenos conocidos, según los investigadores. Pero solo saben que las sustancias se encontraban presentes, no el nivel de las exposiciones.

Si la idea de llevar encima una nube de bacterias, hongos y sustancias le provoca escalofríos, Glatt apuntó a lo siguiente: muchas de esas exposiciones serían inocuas, o incluso beneficiosas.

Por ejemplo, se sabe que aunque algunas bacterias enferman a las personas, muchas son "buenas" y necesarias para la salud humana.

Snyder se mostró de acuerdo. Mayormente, nadie sabe todavía cuáles componentes del exposoma son "buenos" y cuáles no, dijo. Y eso podría variar de una persona a otra, añadió.

El exposoma de una persona no es estático, lo que complica incluso más el tema. Es "dinámico", aseguró Snyder, y cambia de forma constante a lo largo de la vida.

Esto hará que estudiar las formas en que el exposoma afecta a la salud humana resulte difícil, advirtió Snyder. "Pero también creo que puede hacerse", agregó.

Dijo que su equipo planifica estudiar a unos grupos más grandes de personas en unos ambientes más diversos. También desean simplificar la tecnología utilizada en el estudio para que algún día las personas puedan utilizar los dispositivos por sí mismas, para registrar sus propias exposiciones.

Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 20 de septiembre de la revista Cell.

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. ofrecen más información sobre el exposoma humano.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2018, HealthDay

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