El aumento de peso al principio de la vida puede significar problemas cardiacos después

Un estudio encuentra que niños incluso desde los siete años muestran señales de factores de riesgo cardiovascular

LUNES 5 de noviembre (HealthDay News/Dr. Tango) -- Los padres no deben permitir que sus hijos engorden, ni siquiera cuando comienzan la primaria.

Los niños alcanzan un punto bajo en su índice de masa corporal (IMC, una relación entre el peso y la estatura) al comienzo de la vida, antes de que el IMC suba con la niñez, la adolescencia y la adultez.

Pero mientras más rápido alcance su punto bajo el niño y comience a aumentar de peso (lo que se llama rebote de IMC), más probabilidades tendrá de desarrollar factores de riesgo cardiovascular incluso a los siete años, según encontró un estudio reciente.

"Gordito no es bueno. Estamos viendo desarrollarse factores adversos de riesgo cardiovascular al comienzo de la niñez", señaló el Dr. Thomas R. Kimball, autor principal del estudio y cardiólogo pediátrico del Centro médico del Hospital Infantil de Cincinnati. "La epidemia de obesidad actual entre los niños será una epidemia de enfermedad cardiaca dentro de 20 años".

Los pediatras tienen que monitorizar el IMC de sus pacientes de manera escrupulosa, incluso en sus pacientes muy pequeños, aconsejaron los autores del estudio, que fue presentado el lunes en la reunión anual de la American Heart Association en Orlando, Florida.

"Esto demuestra que nunca es demasiado pronto para prevenir la enfermedad cardiaca", señaló la Dra. Nieca Goldberg, directora médica del Programa de salud femenina del Centro médico de la Universidad de Nueva York y vocera de la American Heart Association. "Es realmente importante teniendo en cuenta todo lo que sabemos sobre el hecho de que los niños no hacen tanto ejercicio como antes y consumen comidas rápidas ricas en grasas y calorías. Realmente necesitamos detenerlo".

Las investigaciones anteriores habían mostrado que mientras más pronto en la niñez ocurre el rebote del IMC, mayor es el riesgo de obesidad y enfermedades relacionadas a ésta más adelante en la vida. El sobrepeso y la obesidad son problemas crecientes para los niños estadounidenses. Las cifras de los EE.UU. proyectan que el 17 por ciento de los niños entre los dos y los 19 años, así como el 18.8 por ciento de los niños entre los seis y los once tienen sobrepeso.

Para el nuevo estudio, los investigadores midieron el IMC de 308 niños (158 niños y 150 niñas) cada cuatro meses a partir de los tres años de edad y hasta los siete. Los participantes eran principalmente blancos y fueron reclutados de la población pediátrica del Hospital infantil de Cincinnati, que lideró el estudio.

Los niños fueron divididos en tres grupos, según cuándo habían llegado a la edad de rebote del IMC, temprana, mediana o tardía. La edad de rebote del IMC para los niños en el grupo temprano fue de 4.4 años para los niños y 4.2 años para las niñas. En el grupo de mayor edad, la edad de rebote fue de 6.6 años para los niños y 5.7 años para las niñas.

Para cuando cumplieron los siete, los niños que tuvieron edad de rebote de IMC anterior tenían una presión arterial más alta, niveles más altos de insulina y leptina en la sangre, y mayor tamaño del ventrículo izquierdo y la aurícula izquierda. El ventrículo y la aurícula son cámaras del corazón.

"La edad de rebote de las niñas fue un poco menor que la de los niños. Eso puede significar potencialmente que están en mayor riesgo de ser obesas", apuntó Kimball.

Los autores del estudio también encontraron que, en general, los niños de hoy en día tenían edades de rebote anteriores a las de hace una generación.

¿Por qué es tan crítica la edad de rebote del IMC? "No lo sé con seguridad, pero probablemente se deba a que simplemente se tiene un mayor periodo para aumentar de peso", especuló Kimball. "Entre más pronto se comience, más exposición se tendrá a ser obeso".

No está claro si el problema es reversible, pero los adolescentes que se sometieron a cirugía de derivación gástrica y perdieron grandes cantidades de peso (entre sesenta y setenta libras o entre 27 y 32 kilos) experimentaron una reducción en el tamaño del ventrículo izquierdo, señalaron los investigadores.

"Tiene que haber educación. Creo que ni los pediatras ni los médicos están midiendo el IMC necesariamente", dijo Kimball. "Sabemos lo que hay que hacer, dieta y ejercicio. Es lo mismo de siempre y lograr que la gente en realidad lo practique es frustrante".

Más información

Para más información sobre la obesidad y el bienestar de los niños, visite la Alliance for a Healthier Generation, una asociación entre la American Heart Association y la William J. Clinton Foundation.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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