El ingreso de la familia tiene un impacto en la salud de los niños

Existen brechas muy grandes entre estados y entre las familias pobres, de clase media y de clase alta, según un estudio

MIÉRCOLES, 8 de octubre (HealthDay News/Dr. Tango) -- Una encuesta reciente halla que el estado donde viven, el ingreso y la educación de la familia podrían ayudar a determinar qué tan buena es la salud de los niños estadounidenses.

Entre los niños de 17 años o menos, el 16 por ciento tenía una salud menos que óptima, de acuerdo con la encuesta por estado de la Robert Wood Johnson Foundation, una organización sin fines de lucro.

Pero esta tasa variaba ampliamente por estado: desde el 22.8 por ciento de los niños de Texas a apenas el 6.9 por ciento de los niños en Vermont.

"La salud de un niño es la base para su salud a lo largo de la vida", aseguró durante la teleconferencia del miércoles por la tarde la Dra. Paula Braveman, directora del Centro de desigualdades sociales en salud de la Universidad de California en San Francisco y coautora del informe. "De modo que la salud de nuestros niños no es sólo una preocupación importante en sí misma, sino que es un indicador muy importante de la salud del país", apuntó.

El informe, La salud de EE. UU. comienza con niños sanos: ¿cómo se comparan los estados?, ofrece nueva evidencia de que los niños en Estados Unidos no están tan sanos como debieran, dijo Braveman.

"Este informe muestra qué tan saludables serían los niños de cada estado si se redujera la brecha entre los niños de las familias más acomodadas y educadas y todos los demás", destacó.

La salud de los niños mejora con el aumento de los ingresos y el nivel educativo de las familias, dijo Braveman. "Los niños de familias pobres y de menor educación tienen por lo general un peor estado de salud, pero incluso los niños de clase media tienen peores resultados que los niños de la clase alta", aseveró.

Sue Egerter, codirectora del Centro de disparidades sociales en salud de la Universidad de California en San Francisco y otra de los autores del informe destacó que en los Estados Unidos una tercera parte de los niños de las familias más pobres tienen una salud menos que buena, en comparación con los niños de familias más acaudaladas.

"Estos niños no sufren simplemente de dolor de oídos, sino que tienen tasas mucho más altas de afecciones médicas crónicas como el asma, alergias respiratorias y discapacidades del aprendizaje", apuntó Egerter durante la teleconferencia del miércoles. "Estos niños tienen sencillamente más problemas de salud que el resto", destacó.

Las mismas desigualdades de salud existen entre los niños de clase media, destacó Egerter. "Los niños de clase media son cerca de una y media veces más propensos que los niños de familias más ricas a tener un estado de salud menos que bueno", señaló.

Los estados de Texas y New Hampshire son dos ejemplos extremos de la desigualdad en la salud de los niños.

Texas tiene la tasa más alta de niños con "un estado de salud menos que óptimo". Entre las familias pobres de Texas, el 44 por ciento de los niños cae dentro de esta categoría, en comparación con sólo el 6.7 por ciento de los niños de familias de mayores ingresos. Ésta es la brecha más grande en la salud de los niños por los ingresos de todos los estados.

Por el contrario, sólo el 13 por ciento de los niños de bajos ingresos de New Hampshire tienen una salud menos que óptima, en comparación con el 6.4 por ciento de los niños de familias de mayores ingresos. Ésta es la brecha más pequeña por ingresos de todos los estados, apuntó Egerter.

Incluso los niños de familias de medianos ingresos pueden experimentar deficiencias en salud en comparación con los niños de familias de altos ingresos, de acuerdo con el informe. Estas diferencias en salud también se observan entre grupos raciales y étnicos.

Después de New Hampshire, los estados que tienen las brechas más pequeñas en salud entre los niños de familias de altos y bajos ingresos son Virginia, Minnesota, Dakota del Norte y Wyoming. Entre los que tienen las brechas más grandes se encuentran Texas, Arizona, Nevada, Luisiana, Washington, D.C. y Misisipí, de acuerdo con el informe.

Otro factor que influye en la salud de los niños es la educación de la madre. En todo el país, los bebés de madres que tienen al menos 16 años de educación (una educación universitaria) son menos propensos a morir antes de cumplir su primer año de vida que los bebés de madre que no han terminado el bachillerato.

Por ejemplo, en Carolina del Sur, la mortalidad infantil entre las madres sin educación secundaria alcanza las 11.6 muertes por mil, en comparación con 5.3 muertes por mil entre las madres que tienen al menos 16 años de educación. Éste es una de las brechas más grandes en mortalidad infantil basada en los años de escuela, de acuerdo con el informe.

A pesar de esto, las tasas de mortalidad infantil en casi cada estado superaban lo que idealmente se debería alcanzar, una tasa nacional de referencia de sólo 3.2 muertes por mil, señaló Egerter.

Otros hallazgos del informe:

  • Los niños de familias pobres de la mayoría de los estados eran seis veces más propensos a tener una salud menos que óptima, en comparación con los niños de familias adineradas.
  • Los niños de las familias de clase media eran el doble de propensos, en algunos estados, a tener una salud menos que óptima que los niños de las familias de mayores ingresos.
  • La mortalidad infantil era 40 por ciento más alta entre las madres con 13 a 15 años de escolarización, en comparación con las madres que tenían al menos 16 años de educación.
  • Los niños de hogares sin educación secundaria eran más de cuatro veces más propensos a tener una salud menos que óptima que los niños de hogares con educación secundaria, y cuatro veces más propensos a tener una salud por debajo de la óptima que los niños de hogares en los que al menos uno de sus miembros tenía educación universitaria.

Mejorar la salud de los niños en todo Estados Unidos significa no sólo mejorar el acceso a la atención de la salud, sino mejorar las condiciones en la que muchos niños son criados, destacó Egerter.

"Necesitamos cambiar la conversación en torno a la salud en este país", apuntó Egerter. "Necesitamos soluciones más allá del sistema de atención médica para mejorar la salud de los niños de este país. Los niños necesitan las condiciones físicas y sociales apropiadas que los ayuden a ser niños saludables y posteriormente en adultos saludables. Hacer énfasis en la atención de la salud y la cobertura es importante, pero es necesario reconocer que la salud conlleva más que la atención de la salud", señaló.

El Dr. David L. Katz, director del Centro de investigación preventiva de la Facultad de medicina de la Universidad de Yale, estuvo de acuerdo en cuanto a que el ingreso familiar es clave.

"Gran parte de la información detallada en este convincente informe destila un mensaje más sencillo y de mayor sentido común: mientras menos ventajas económicas tenga un familia, peor será la salud de los niños", dijo Katz. "Los bebés de familias que tienen menor nivel educativo e ingresos son más propensos a morir en la infancia y menos propensos a tener un estado de salud óptimo", agregó.

Este informe es una historia de cómo las disparidades aumentan según baja la escala social, dijo Katz. "Los padres en desventaja crían niños en desventaja desde un principio con respecto a la salud y la supervivencia", dijo.

El problema de las disparidades está claro, pero las soluciones están mucho menos claras, destacó Katz.

"¿Podemos lograr que todos los niños nacidos en EE. UU. tengan las mismas oportunidades en cuanto a supervivencia y salud óptima? Quizá, pero sólo con la dedicación real a una misión que no será fácil ni rápida de conseguir", señaló.

Más información

Para ver el informe completo, visite la Robert Wood Johnson Foundation.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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