El uso de TC en niños se redujo en la década pasada

Más niños se someten a IRM y ultrasonidos, que no conllevan riesgos de radiación

LUNES, 24 de agosto de 2015 (HealthDay News) -- Los niños reciben menos tomografías computarizadas (TC) ahora que hace una década, lo que encaja con un cambio a favor de las imágenes de resonancia magnética (IRM) y los ultrasonidos, que no tienen radiación, muestra un estudio reciente.

Aunque varios motivos podrían explicar el cambio, la autora principal del estudio, la Dra. Michelle Parker, dijo que la razón subyacente podría ser un esfuerzo por limitar la exposición de los niños a la radiación. "Durante el periodo de nuestro estudio, ha habido un esfuerzo deliberado por aumentar la concienciación sobre los daños potenciales de la radiación", comentó Parker, profesora asistente de pediatría de la Universidad de Cincinnati, en Ohio.

Las TC usan radiación ionizante, como las radiografías, para proveer una imagen detallada de los órganos internos, el tejido blando y los vasos sanguíneos. La radiación ionizante se ha vinculado con un mayor riesgo de cáncer.

Ni las IRM ni los ultrasonidos conllevan radiación. Las IRM usan un imán de gran tamaño para crear imágenes, y no tienen riesgos a largo plazo conocidos, dijo Parker. Los ultrasonidos usan ondas de sonido rebotadas de fluidos para crear imágenes del interior del cuerpo. Los médicos se están volviendo más confiados con esos métodos de imágenes, anotaron los autores.

"Este cambio en las modalidades de las imágenes es una buena noticia", afirmó la Dra. Danelle Fisher, vicepresidenta de pediatría del Centro de Salud Providence Saint John's en Santa Mónica, California.

Los hallazgos aparecen en línea y en la edición impresa de septiembre de la revista Pediatrics.

Para el estudio, los investigadores analizaron los expedientes de más de 150,000 niños admitidos a 33 hospitales de EE. UU. entre 2004 y 2012. Calcularon las tasas de TC, ultrasonidos e IRM a las que se sometieron los niños por 10 tipos distintos de problemas, incluyendo las convulsiones, la apendicitis, las conmociones, las infecciones respiratorias y el dolor abdominal.

Con el paso de los años, el uso de las imágenes aumentó en los niños para casi todos los síntomas y diagnósticos estudiados. Solo los niños con gastroenteritis o a los que les sacaban líquido del cerebro no se sometieron a más pruebas de imágenes.

Pero la proporción de cada tipo de prueba cambió en ese periodo. La tasa general de TC bajó. Pero, excepto en los que tenían convulsiones o infecciones del tracto respiratorio superior, el uso de IRM o ultrasonidos aumentó.

El uso de las TC para las convulsiones se redujo casi en la mitad, y se usó un 10 por ciento menos de IRM para los niños que sufrían de convulsiones. Los niños con traumatismos graves en la cabeza también experimentaron un gran descenso en el uso de TC.

En general, los motivos más comunes de que los niños recibieran TC incluían las convulsiones, el procedimiento para drenar el fluido excesivo del cerebro, la extirpación del apéndice y la cirugía cerebral, una conmoción u otra lesión en la cabeza, mostraron los hallazgos.

El mayor aumento en el uso de los ultrasonidos fue para la extirpación del apéndice y para los gérmenes estomacales, según el informe.

Otro motivo para el descenso en las TC podría ser que los hospitales están utilizando más las directrices basadas en la evidencia, dijo el Dr. Clay Jones, hospitalista neonatal del Hospital Newton-Wellesley en Newton, Massachusetts. Las directrices, que se basan en las investigaciones disponibles, detallan las mejores prácticas para la atención de los pacientes.

"Estudios recientes han resaltado la efectividad de las técnicas de imágenes que no dependen de la radiación ionizante para una variedad de afecciones, como el dolor abdominal y la neumonía", señaló Jones. "Los padres y los cuidadores también se han hecho más conscientes de los riesgos potenciales asociados con las imágenes, y con frecuencia veo a padres que expresan preocupaciones sobre la exposición a la radiación".

Pero determinar qué tipo de imagen usar no siempre es una decisión sencilla, advirtió Jones. Por ejemplo, las IRM tardan más y a veces ameritan la sedación del niño, dijo.

"El ultrasonido requiere de un conjunto particular de habilidades, dado que los niños no son simplemente adultos pequeños", añadió Jones. "Si un técnico de ultrasonido no experimentado y un radiólogo con las únicas opciones al tratar a un niño con una posible apendicitis, por ejemplo, entonces quizá una TC sea una mejor opción, porque es menos subjetiva".

Muchas afecciones requerirían de una TC, explicó Jones, sobre todo cuando el médico debe observar una lesión o infección en la profundidad del cuerpo por una urgencia.

"Con frecuencia de verdad es la mejor técnica de imagen, y los beneficios superan por mucho a cualquier pequeño riesgo potencial de cáncer décadas más tarde", dijo Jones. "Un ejemplo clásico en pediatría sería un niño pequeño con señales de sangrado en el cerebro o con una presión intracraneal peligrosamente alta, como ocurre con un traumatismo de la cabeza por accidente o por abuso".

En algunos casos, no hacer una TC debido a preocupaciones sobre los efectos secundarios podría significar no determinar la causa de un problema, llevando a problemas graves inmediatos, o incluso a la muerte, planteó Jones.

Parker apuntó que "no hay una única respuesta para todo, dado que hay afecciones en que quizá no se necesiten imágenes, y otras donde la TC sigue siendo la modalidad de imagen preferida y quizá sea inevitable. Pero las familias siempre deben asegurarse de comprender qué recomienda su proveedor de atención sanitaria y cuáles son los riesgos y beneficios".

Más información

Para más información sobre la exposición a la radiación ionizante en los niños, visite los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2015, HealthDay

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