La exposición a un contaminante común en el útero podría reducir el CI

Un estudio encontró que esos niños rendían menos en pruebas de inteligencia a los cinco años

LUNES, 20 de julio (HealthDay News/Dr. Tango) -- La exposición fetal a niveles elevados de un compuesto contaminante atmosférico común parece amenazar el desarrollo intelectual de los niños, según sugiere un estudio reciente.

El hallazgo se basa en la experiencia de familias negras y estadounidenses de origen dominicano que viven en el área de la ciudad de Nueva York. Específicamente, indica que una alta exposición prenatal a estos compuestos (el humo de los vehículos es un ejemplo) implica un menor coeficiente intelectual (CI) para cuando el niño cumple los cinco años.

Esta relación complementa investigaciones anteriores que han sugerido que la exposición a estos contaminantes, conocidos como hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) en el útero puede provocar cambios en el desarrollo que dañan la salud pulmonar y aumentan el riesgo de contraer asma infantil.

"Como referencia, la mayoría de la gente sabría que la exposición al plomo es dañina para los niños, y los efectos que vimos respecto a la asociación entre la exposición a HAP y una reducción en las puntuaciones de CI se comparan con una exposición de bajo nivel al plomo. Esto es preocupante, pues se sabe que el CI es un pronosticador del rendimiento académico futuro de un niño", explicó la autora del estudio, Frederica P. Perera, profesora del departamento de ciencias de salud ambiental de la Facultad de salud pública Mailman de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York.

"Y estamos hablando de contaminantes urbanos muy comunes, que se encuentran por todo EE. UU. y el mundo", añadió Perera. "Las emisiones del tráfico de vehículos de diésel y gasolina, como los autobuses, los camiones y los automóviles, son una importante fuente de estos contaminantes, al igual que el carbón usado como combustible. Entonces, la exposición sin lugar a dudas es común, no se limita a ninguna población o área, y no tenemos motivos para pensar que los efectos que vemos en nuestro estudio serían distintos para otras etnias o lugares".

Perera, que también funge como directora del Centro para la salud ambiental pediátrica de la Columbia, informa sobre los hallazgos en la edición en línea del 20 de julio y en la edición impresa de agosto, de la revista Pediatrics.

Para evaluar el impacto de la exposición a HAP en la matriz, los autores llevaron a cabo una monitorización del aire entre 1998 y 2003, durante el embarazo de 249 madres negras y estadounidenses de origen dominicano de las áreas de Washington Heights y Harlem de la ciudad de Nueva York.

Los investigadores señalaron que los padres de ninguno de los niños fumaban, lo que eliminaba ese tipo de exposición a un contaminante de la ecuación.

Las mujeres tenían entre 18 y 35 años de edad y ninguna sufría de diabetes, VIH, hipertensión, ni tenía antecedentes de uso de drogas ilegales.

Perera y colegas encontraron que 140 de los niños (poco más del 56 por ciento) habían sido expuestos a altos niveles de HAP en el útero.

Luego de ajustar un rango de factores potencialmente influyentes, como el CI de las madre y varios tipos de ambientes hogareños, los autores encontraron que para los cinco años de edad, los niños expuestos a un alto nivel de HAP en el útero puntuaban más de cuatro puntos menos en pruebas de CI de escala completa y casi cinco puntos menos en las pruebas verbales de CI.

Aunque tal evidencia sugiere que el desarrollo intelectual temprano de hecho se ve negativamente afectado por los niveles altos de exposición a contaminantes, la investigación continúa, y los niños continuarán siendo monitorizados hasta los once años, anotaron los investigadores.

Mientras tanto, Perera señala que "aparte de asegurarse de que no haya otras fuentes de contaminantes en la casa como el humo de tabaco, las familias pueden protegerse de forma proactiva al mantener un ambiente hogareño limpio y una buena ventilación del humo de la cocina, y asegurarse de que las mujeres embarazadas y los niños consuman dietas adecuadas".

Pero, señaló, "en cuanto a la exposición al aire en exteriores, esa es una cuestión para los diseñadores de políticas. No soy experta en política, pero diría que afortunadamente existen medios disponibles para abordar este problema. Éstos incluyen planes para reducir las emisiones de los vehículos, y para desarrollar las tecnologías que lo lograrían, junto a políticas que se enfocan en eficiencia energética y alternativas de energía".

Michael Jerrett, profesor asociado de ciencias ambientales de la salud de la Facultad de salud pública de la Universidad de California, en Berkeley, expresó poca sorpresa ante los hallazgos, y sugirió que una asociación entre la exposición in-útero a los HAP y una reducción en el CI es "ciertamente creíble".

"Los niños expuestos a contaminación atmosférica prenatal o in-útero debido al tráfico con frecuencia tienen un menor peso al nacer, circunferencias algo menores en la cabeza, y una variedad de resultados adversos", señaló. "Eso es ciertamente suficiente para sugerir un efecto. Y creo que cualquiera de esos resultados, si suceden suficientemente pronto en la vida, pueden afectar el desarrollo durante toda la niñez, y tener un impacto sobre la inteligencia", aseguró Jerrett.

"Por supuesto, no se pueden descartar otros factores, como los ambientes de la escuela, el hogar e incluso el barrio, que podrían afectar al CI", advirtió Jerrett. "Pero ciertamente es importante que lo investiguemos y veamos qué más revelan otros estudios".

Más información

Para más información sobre la exposición a HAP, visite la Agencia de Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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