La obesidad infantil pesa mucho a los niños

Los niños obesos y con sobrepeso tienen una calidad de vida más baja, según un estudio

MIÉRCOLES 5 de enero (HealthDayNews/HispaniCare) -- Puede que nadie que haya escuchado que a un niño con sobrepeso lo molestan sus compañeros de escuela se sorprenda, pero un nuevo estudio informa que los niños con sobrepeso u obesos tienen una menor calidad de vida que sus compañeros de peso normal.

"El impacto del sobrepeso infantil no está restringido a los niños severamente obesos", afirmó la autora del estudio, Joanne Williams, becaria principal de investigación del Royal Children's Hospital y del Murdoch Children's Research Institute en Parkville, Australia.

Según el estudio, los niños y sus padres reportaron que el bienestar físico, emocional y social disminuyó tan pronto como el peso del niño comenzó a aumentar por encima del promedio.

"Los niños de escuela primaria que tienen sobrepeso o son obesos experimentan significativos efectos psicosociales que probablemente afectarán su autoimagen y su autoestima. El impacto psicológico de esto podría permanecer con ellos durante el resto de sus vidas, independientemente de que más adelante tengan sobrepeso o no", añadió.

La Dra. Rebecca Unger, pediatra de la Clínica de Evaluación de la Nutrición en el Children's Memorial Hospital en Chicago, afirmó que este estudio subraya la importancia de evitar que los jóvenes aumenten de peso excesivamente.

"No sólo evitaríamos problemas médicos como la hipertensión arterial y el colesterol alto, sino también problemas de calidad de vida", afirmó.

Estos problemas de calidad de vida afectan a una parte de la población que crece cada vez más. El estudio reporta que en muchos países, cerca de una de cada cuatro personas tienen sobrepeso o son obesas. En los Estados Unidos, la American Obesity Association informa que hasta uno de cada seis niños puede ser clasificado como obeso.

Los resultados del estudio aparecen en la edición del 5 de enero del Journal of the American Medical Association.

Para el estudio, Williams y sus colegas reclutaron a 1,456 niños de 24 escuelas australianas. Tenían entre 9 y 12 años de edad, con una edad promedio de 10. Los investigadores midieron la estatura y el peso de cada niño.

Cada niño y uno de sus padres también completaron un cuestionario en el que se evaluaba la calidad de vida del niño. La encuesta, llamada Inventario Pediátrico de Calidad de Vida, incluyó preguntas sobre los asuntos físicos, emocionales, sociales y escolares del niño.

La encuesta incluía declaraciones como "me resulta difícil correr" o "los demás niños me molestan", y fueron contestadas usando una escala de cero a cuatro, en la que cero significaba nunca y cuatro casi siempre.

El veinte por ciento de los niños encuestados tenía exceso peso, y poco más del 4 por ciento era obeso.

A medida que el peso del niño aumentaba, su puntuación en la encuesta disminuía, lo que indicaba una menor calidad de vida. La puntuación promedio en las encuestas de los padres fue 83.1 para los niños que no tenían sobrepeso, 80 para los niños con sobrepeso y 75 para los niños obesos. La puntuación promedio en las encuestas de los niños fue de 80.5 para los niños sin sobrepeso, 79.3 para los que tenían exceso de peso y 74 para los niños obesos.

"Además de las consecuencias para la salud física de la obesidad infantil, hay consecuencias psicosociales importantes que no están restringidas a los niños severamente obesos", apuntó Williams.

El Dr. Jeffrey Zitsman, codirector del Programa de Obesidad Adolescente en el The Children's Hospital en el Centro Médico de New York-Presbyterian/Columbia University, afirmó que el nuevo estudio demuestra que "aún tener exceso de peso tiene su propio efecto en disminuir la calidad de vida de un niño".

"Controlar el peso del niño es vital, tanto desde el punto de vista de la salud como debido a los problemas psicológicos que surgen de tener sobrepeso", señaló Zitsman.

Tanto Zitsman como Unger recomendaron intervenir tan rápidamente como sea posible si un niño está engordando demasiado. Sugirieron limitar los alimentos altos en calorías y las bebidas azucaradas y enfatizaron la importancia de que los niños hagan ejercicio.

Unger dijo que los niños deben estar activos todos los días e involucrarse en ejercicios vigorosos por lo menos tres veces a la semana. Afirmó que los padres deben buscar oportunidades para aumentar el nivel de actividad de sus niños, tales como caminar hacia la escuela o para hacer un mandado. También sugirió que obtenga un podómetro para su niño, para ver cuántos pasos da al día y para tratar de que sean 10,000 por día.

Apuntó que los cambios de estilo de vida deben involucrar a toda la familia y que los padres necesitan mostrar una conducta saludable.

"Muestre a sus niños que le da prioridad a ser activo y alimentarse sanamente", sugirió Unger.

Más información

Para aprender más sobre la obesidad infantil, visite la U.S. National Institutes of Health.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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