Las dietas de las preadolescentes pueden indicar problemas posteriores

Expertos aseguran que surgen señales precoces de trastornos alimentarios en chicas cada vez más jóvenes

DOMINGO 26 de junio (HealthDay News/HispaniCare) -- Tres chichas examinan sus almuerzos escolares y comentan sobre cuáles alimentos engordan y cuáles no. Una dice que empezó una dieta y sus amigas están de acuerdo en que sería bueno comenzar también a reducir el consumo de calorías.

¿Está sucediendo esto en una cafetería de la secundaria? Lamentablemente no. Los expertos aseguran que este tipo de conversación se está haciendo también cada vez más común en las escuelas primarias del país.

"Es una tendencia desafortunada, pero estamos hallando que las chicas se están comenzando a preocupar por su aspecto y por las dietas incluso desde los 7 u 8 años", aseguró el Dr. Terry Bravender, profesor asistente de pediatría del Centro Médico de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, y director médico del Programa de Trastornos Alimentarios de la Duke.

Según Bravender, una reciente encuesta halló que el cuarenta por ciento de las chicas de 9 y 10 años de edad decía estar en algún tipo de dieta para perder peso.

El experto de la Duke recalcó que la dieta y otros comportamientos que demuestran reconocimiento del cuerpo no significan necesariamente que las chicas jóvenes vayan camino a la bulimia o la anorexia. Sin embargo, sí piensa que esos comportamientos tan poco saludables y preocupantes merecen la atención de los padres.

"Al igual que los adultos, los chicos tienen modas que van y vienen respecto a la alimentación y muchas veces pueden estar 'a dieta' sólo por imitar lo que ven en la televisión o en casa", explicó. "Puede ser pasajero".

Pero, añadió, las dietas reiteradas, la conversación frecuente sobre los alimentos "que engordan" y pasar mucho tiempo frente al espejo debería poner a los padres en alerta, sobre todo si sucede con preadolescentes.

Lamentablemente, los padres suelen ser una fuente inicial de dichos comportamientos, aseguró la psicóloga de la Phoenix Lorna Gale Cheifetz, quien se especializa en los trastornos de la alimentación.

"Considero que la obsesión por el peso comienza en casa", aseguró. "Los padres se sientan a ver televisión y hacen comentarios como 'mire a fulana, cómo se ha engordado, hay que verle la cola'. Los chicos oyen esas cosas".

"Como todos sabemos, los chicos también son grandes imitadores", agregó Bravender. "Entonces, si mamá está a dieta constantemente, es bastante probable que su hija le siga los pasos".

Tampoco ayuda que la cultura entera empuje a las chicas y a las mujeres a una obsesión por su cuerpo.

"Ahí están Britney Spears y otras bailarinas pseudoadolescentes vestidas de cierta manera: las niñas las convierten en sus ídolos", aseguró Cheifetz. "Nuestros diseñadores de modas también son culpables, si se ve la ropa que le tratan de vender a las chicas entre los 7 y los 14 años, pues, francamente, no hay otra forma de describirla sino como erótica.

Bravender estuvo de acuerdo. "Hay que dejar que los niños sean niños, no empujarlos a unas expectativas irreales", recomendó.

Los verdaderos trastornos alimentarios surgen generalmente en dos momentos claves, los cuales son momentos de mucho estrés para las chicas que andan buscando una identidad.

"La primera [fase] se presenta cerca del final de la pubertad, a los 14 años ó algo así", describió Bravender. "Y la segunda, generalmente, cuando las chicas dejan la secundaria y entran en la universidad".

Enseñarles a las chicas un respecto sano por la comida, es decir, comer con moderación y sin estar obsesionadas por las calorías, es un paso que los padres pueden dar para reducir el riesgo de sus hijas de que adquieran comportamientos problemáticos, recomiendan los expertos. Los padres también deben ser modelos de comportamiento y permitir que los niños entiendan que está bien, que incluso es fantástico, ser quien uno es.

La gran mayoría de las jovencitas escapará a los problemas alimentarios graves, según los expertos. Pero eso no significa que no le queden inseguridades que afectan negativamente sus vidas durante las siguientes décadas.

"Se trata de patrones que pueden permanecer con nosotros toda la vida. Los chicos, sin lugar a dudas, adquieren sus valores de nosotros", señaló Cheifetz. "Entonces, si su hija ya está obsesionada con su aspecto, usted necesita pensar cuidadosamente en lo que está diciendo y haciendo en casa. Si se la pasa obsesionada por lo que piensen los demás de usted, señalando cada detalle de su apariencia, es muy posible que su hija sea igual".

Más información

Para más información sobre los trastornos alimenticios, visite la American Psychological Association.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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