Las lesiones en el autobús escolar son mucho más comunes de lo que se pensaba

Un estudio halla que las nuevas estadísticas son entre dos y tres veces más altas que los estimados anteriores
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LUNES 6 de noviembre (HealthDay News/HispaniCare) -- El número de niños estadounidenses que se lesiona por accidentes no fatales del autobús escolar cada año es el doble o el triple de las estimaciones previas, según un estudio reciente.

De los 23.5 millones de niños y adolescentes menores de 19 años que van a la escuela en autobús en los Estados Unidos, alrededor de 17,000 terminan en las salas de emergencias cada año por lesiones sufridas mientras viajan en el autobús escolar, o cuando se montan o desmontan del mismo, informan los investigadores.

"Es una cifra inmensa", señaló la autora del estudio Jennifer McGeehan, investigadora del Centro para la innovación en la práctica pediátrica del Instituto de investigación infantil Columbus en el Hospital Infantil Columbus de Ohio. "Y eso significa que estas lesiones ocurren con mucha mayor frecuencia de la que se creía, y los padres necesitan estar al tanto de ello".

El recuento del estudio excede en mucho la cifra de 6,000 lesiones por accidente de autobús escolar estimada por un grupo de asesoramiento federal preeminente e independiente sin fines de lucro, la Transportation Research Board (TRB). También es casi el doble de las 8,500 lesiones citadas por la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) federal.

En el estudio, McGeehan y su equipo revisaron las estadísticas de niños menores de 19 años que habían sufrido lesiones por accidentes relacionadas con el autobús escolar entre 2001 y 2003. Todos los niños fueron atendidos en las salas de emergencia de uno de entre 99 hospitales por todo EE.UU.

Esta información fue recopilada por la U.S. Consumer Product Safety Commission como parte de su sistema de vigilancia de rutina, vigente desde 1978.

Sólo se incluyeron aquellas lesiones no fatales relacionadas con accidentes de autobuses tratadas en las salas de emergencias que se producían mientras el paciente viajaba, se subía o se bajaba del bus, o si estaba cerca de él al momento del accidente.

Los autores señalan que, a diferencia de los esfuerzos previos de la TRB para estudiar las lesiones durante el periodo académico de septiembre a junio, este nuevo estudio evaluó las lesiones que se produjeron en un periodo de 12 meses.

El equipo de investigación halló que aproximadamente 51,000 niños habían sido tratados durante el periodo de estudio, lo que equivale a un promedio de 17,000 al año.

Los accidentes se produjeron casi en la misma proporción entre niños y niñas, y casi todos los pacientes fueron tratados y dados de alta de los hospitales donde fueron atendidos. Un poco más que el 46 por ciento de los pacientes eran blancos y alrededor del 28 por ciento eran negros.

Una gran proporción de lesiones, más del 42 por ciento, se debió a accidentes automovilísticos. Alrededor del 24 por ciento de las lesiones ocurrieron mientras los niños o los adolescentes se subían o bajaban del autobús.

El mayor número de lesiones se observó entre el grupo de edad de 11 a 14 años, equivaliendo al 43 por ciento de todas las lesiones. Las lesiones de las extremidades inferiores eran las más comunes entre este grupo de edad y los adolescentes mayores.

El siguiente grupo con mayor lesiones eran los niños de 5 a 9 años. En este grupo, las lesiones de cabeza representaban más de la mitad de todas las lesiones. Los adolescentes de 15 a 19 años tenían una probabilidad ligeramente menor de experimentar un accidente que el grupo de menor edad.

Entre todos los pacientes, las lesiones más comunes fueron las distensiones y esguinces. Seguidas en frecuencia por contusiones y abrasiones en más del 28 por ciento de los casos, y laceraciones (la mayoría en la cabeza) en el 15 por ciento de los casos.

Los autores enfatizaron que, en vista de que se centraron sólo en los pacientes que fueron atendidos en las salas de emergencias después del accidente, la alta tasa de lesiones podría omitir aún muchos otros incidentes. Los niños que no recibieron atención o que fueron curados por sus padres, enfermerías escolares o pediatras no no fueron incorporados a los totales finales.

Tomando como base estas elevadas cifras, los investigadores creen que los niños podrían beneficiarse de la presencia de otro adulto en el autobús, además del conductor, que estaría dedicado exclusivamente a supervisarlos.

Además, los autobuses escolares por lo general no obligan a los pasajeros a ponerse el cinturón. Los investigadores señalaron que no pudieron sacar conclusiones sólidas sobre el beneficio potencial usando los datos actuales.

Sin embargo, abogan para que se hagan otras investigaciones y análisis estadísticos sobre la materia, y afirman que apoyan la idea de incluir cinturones de seguridad en los autobuses.

"Sabemos que los autobuses escolares son uno de los medios más seguros para viajar", agregó McGeehan. "Así que no estamos diciendo que los autobuses escolares son peligrosos. Pero creemos que pueden estar ofreciendo una protección incompleta que no protege a los niños en caso de choques laterales o accidentes por vuelcos".

Terry Williams, vocero de la National Transportation Safety Board con sede en Washington D.C., dijo que el grupo al que representa rechazó hacer comentarios sobre el nuevo estudio.

Sin embargo, Alan Ross, presidente de la organización sin fines de lucro National Coalition for School Bus Safety en Torrington, Connecticut, estuvo completamente de acuerdo en que la instalación de cinturones de seguridad en los autobuses escolares es algo que debió tenerse en cuenta hace tiempo.

"En la era en que vivimos, el hecho de que estos vehículos carezcan de esa protección adicional es ridículo", señaló Ross. "Es cuestión de sentido común. Y los niños que nos llegan a preprimaria ya han recibido entrenamiento en el vehículo de sus padres, así que pueden ponerse y quitarse el cinturón más rápido que yo".

Estos nuevos datos subrayan la necesidad de una renovación de gran envergadura de los autobuses escolares y la seguridad de los mismos, aseguró.

"El bus escolar es un vehículo que básicamente no ha sido rediseñado, con la excepción de algún acolchado añadido a los asientos, en más de 40 años, así que estamos lidiando con un vehículo viejo, que es propenso a los vuelcos y que carece de control de tracción", explicó Ross. "También permiten el uso de uretano en los asientos, un material inflamable que ahora está prohibido en automóviles, barcos y aviones; tienen salidas inadecuadas de emergencia; y un sistema de comunicación deficiente de dos vías entre el conductor y el mundo exterior. Todas estas cosas necesitan abordarse".

Más información

Para más información sobre las lesiones en autobuses escolares, visite la National Coalition for School Bus Safety.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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