Los buenos padres también deben tener buen espíritu deportivo

Los papás y mamás entrometidos pueden quitarle la alegría a las actividades de las ligas juveniles

LUNES 8 de julio (HealthDay News/Dr. Tango) -- Los deportes pueden ser esenciales para el desarrollo de un niño y muchos padres animan con toda razón a sus hijos a participar en béisbol, básquetbol, fútbol y otras actividades de ligas juveniles.

Pero caminar en la delgada línea entre un dulce apoyo y un amargo entrometimiento puede ser difícil, sobre todo cuando el corazón de un padre se rompe porque su hija no le atinó a la pelota o su hijo perdió el juego por una mala decisión del árbitro.

Aún así, los padres deben superar sus emociones (y sus expectativas indirectas) si desean que sus hijos obtengan el mayor beneficio de los deportes, advierten los expertos.

Las actitudes malsanas de los padres pueden tener un efecto devastador sobre lo que debería ser una experiencia agradable y educativa, añaden.

"Los padres pueden sentirse más tensos que los niños porque no pueden controlar nada en el campo y sus niños están ahí, expuestos", explicó el psicólogo deportivo Daniel Gould, director del Instituto para el estudio de deportes juveniles de la Universidad estatal de Michigan. "Lo más importante es recordar por qué deseaba que sus hijos participaran".

Un estudio reciente de Gould y sus colegas encontró que los entrenadores creen que los padres pueden tener una función importante en el desarrollo atlético de sus hijos ofreciendo apoyo logístico, financiero y emocional.

Pero los entrenadores consideraban que hasta el 36 por ciento de los padres con quienes tratan tienen una influencia negativa sobre el desarrollo de sus hijos. Pueden dar un énfasis excesivo a ganar, criticar con demasiada frecuencia y dureza, y fallar en controlar sus emociones durante un juego.

Dadas las crecientes tasas de obesidad, tratar de desarrollar el interés de un niño en la actividad física es vital, apuntó Gould, quien es también profesor de kinesiología.

"En esta época, los niños podrían no estar interesados en los deportes de manera automática", dijo Gould y anotó que los videojuegos, la televisión y los PC ejercen una atracción inmensa.

Para ayudar a despertar ese interés en los deportes, Gould recomienda que los padres comiencen jugando con los niños pequeños de manera física, bailando, luchando o caminando con ellos. Cosas tan sencillas como instalar un aro de básquetbol o darle batazos a una pelota en el patio pueden ayudar a un niño a aprender el placer de la actividad física.

"Es más probable que los padres que son activos tengan hijos activos", apuntó Gould.

Cuando el niño llega a la edad en que puede participar en deportes organizados, anímelo a probar distintos tipos de actividades, aconsejó. Permítales averiguar qué les gusta hacer más.

Cuando el niño esté participando en un deporte, sus padres deben resistir los deseos de convertirse en entrenadores asistentes personales, señaló John Heil, psicólogo deportivo de Psychological Health Roanoke de esa ciudad de Virginia, y jefe de medicina y ciencias deportivas de U.S. Fencing.

"Puede volverse muy confuso, y puede crear algo de tensión cuando los consejos de uno de los padres difieren de los del entrenador", dijo Heil.

Los padres, incluso los que tienen experiencia en el deporte, deben tener en cuenta que la mayoría de entrenadores tiene capacitación especializada y conoce mejor al equipo como un todo. "A veces, los padres podrían no saber tanto como creen", afirmó.

Los padres pueden ejercer una influencia positiva al animar al buen espíritu deportivo, dijo Gould, por ejemplo, expresando su negativa a aprobar si el niño tira una raqueta durante un partido de tenis o hace un comentario poco educado.

También pueden elogiar el esfuerzo de los niños y fomentar el respeto por los demás jugadores.

Promover el espíritu competitivo también es importante, pero difícil. Si hay un exceso de énfasis en ganar, el niño tal vez termine sacando las lecciones incorrectas del deporte que elija o perdiendo el interés del todo, señaló Heil.

"Me parece que lo importante es desear ganar y jugar duro, y que esa sea la meta", dijo. "Ganar es más divertido que perder, así que querer ganar es deseable. Pero también es bueno tener algunos otros criterios de rendimiento".

Por ejemplo, los padres deben ayudar al niño a enfocarse en lo que hicieron bien en el juego, si tomó buenas decisiones y uso la capacitación de manera efectiva.

"Si es un jugador de béisbol, ¿se tiró a alcanzar una bola rastrera?", planteó Heil. "Si es jugador de fútbol, ¿mantuvo su posición en el campo? Yo intento tratar el ganar y el perder de la misma manera planteando preguntas sobre la experiencia".

Y después del juego, resista el deseo de criticar, dijo Gould.

"He oído a muchos niños decir que el juego no fue tan malo, pero que la charla de una hora camino a la casa fue brutal", afirmó.

La mejor manera de evitar esa trampa, dijo Heil, es escuchar en vez de dar una charla.

"Lo que yo hago es concentrarme en preguntas abiertas. '¿Cómo crees que te fue hoy?' '¿Lo disfrutaste?'. Y dejar que el niño hable", recomendó Heil. "Cuando conduzco un vehículo lleno de niños a sus casas después de un juego, me gusta quedarme callado y simplemente escucharlos. Se puede aprender mucho de eso".

Finalmente, dado que evitar sumergirse en el deporte que un hijo practica puede ser difícil, un padre debería considerar pedirle a su cónyuge que lo vigile, aconsejó Gould.

"Antes de cada temporada, le pido a mi esposa que me vigile", afirmó. "Me advierte si percibe que me estoy inmiscuyendo demasiado".

Más información

Para más información, visite Citizenship Through Sports Alliance.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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