MARTES 19 de julio (HealthDay News/HispaniCare) -- Los infantes que pesan menos de 2.2 libras (0.99 kilos) al nacer son actualmente mucho más propensos a sobrevivir gracias a los avances médicos, pero su tasa de supervivencia a menudo tiene un precio, según plantea un nuevo estudio.
Estos infantes, llamados técnicamente de peso extremadamente bajo al nacer, están en alto riesgo de sufrir dolencias de salud crónicas, así como limitaciones funcionales y educativas, en comparación con los bebés nacidos con peso normal.
Los investigadores reportan que estos problemas de salud pueden persistir al menos hasta la edad de escolarización primaria.
"Creo que a ninguno de nosotros nos sorprendió el hallazgo", dijo la Dra. Deanne Wilson-Costello, coautora del estudio y codirectora de seguimiento del alto riesgo neonatal de la Universidad de Case Western Reserve y el Rainbow Babies and Children's Hospital, en Cleveland. Pero agregó que es preocupante que los problemas aún estaban presentes en la edad escolar. "Nuestra esperanza era que tuvieran estos problemas [sólo] mientras fueran pequeños".
El estudio aparece en la edición del 20 de julio del Journal of the American Medical Association.
En el estudio, Wilson-Costello y un equipo dirigido por la Dra. Maureen Hack evaluaron a 219 niños con un peso extremadamente bajo al nacer y a 176 niños con peso normal, nacidos de 1992 a 1995. Realizaron un seguimiento de su desarrollo durante ocho años, para tratar de determinar si los niños con bajo peso al nacer tenían necesidades especiales sanitarias, educativas o de otra índole.
Al tomar en cuenta factores del estatus sociodemográfico así como otros factores, los investigadores hallaron que los niños con bajo peso al nacer tenían muchas más dolencias crónicas que los niños con peso normal. Por ejemplo, el 64 por ciento de los bebés con bajo peso al nacer experimentó limitaciones funcionales, dificultades con la alimentación, retrasos mentales o emocionales o dificultades para vestirse. Por el contrario, sólo el 20 por ciento de los niños con peso normal enfrentaron estos tipos de problemas.
Mientras que ninguno de los niños con peso normal tuvo parálisis cerebral, el 14 por ciento de los niños con bajo peso al nacer si la padeció. El asma, la visión menor de 20/200, un coeficiente intelectual inferior a 85, habilidades motoras deficientes y habilidades académicas limitadas fueron también más comunes entre los niños con bajo peso al nacer que en los niños de peso normal.
Casi la mitad de los niños con bajo peso al nacer, pero sólo el 23 por ciento de los niños con peso normal, tuvo lo que los expertos denominan "necesidades de dependencia compensatoria" relacionadas con una dolencia crónica que perduró 12 meses o más. Esto significa que necesitaron la indicación de una medicación con regularidad o equipos especiales para caminar o alimentarse solos.
Mientras que el 65 por ciento de los niños con bajo peso al nacer requirió servicios por encima de aquéllos necesitados rutinariamente para su edad, sólo el 27 por ciento de los niños con peso normal los necesitaron.
Los autores creen que su informe es el primero en describir los resultados a una edad escolar de los niños con peso extremadamente bajo al nacer nacidos en los Estados Unidos en la década de los 90.
A pesar de estas noticias desalentadoras, Wilson-Costello dijo que existe razón para esperar que el cuadro mejore cada año, a medida que los avances médicos hagan posible no sólo que estos pequeños bebés sobrevivan sino que también mejoren su calidad de vida posterior.
Por ejemplo, apuntó, el uso "excesivo" de medicamentos corticoesteriodes postnatales, utilizados para ayudar a detestar los bebés de los ventiladores, ha "dejado de ser aconsejable", puntualizó.
De acuerdo con Wilson-Costello, uno de los efectos secundarios del uso postnatal de esteroides consiste en la reducción de la función cognitiva y la inhibición del crecimiento cerebral. Por tanto su uso es considerado con mucho más cuidado actualmente, manifestó.
A pesar de los avances médicos, Wilson-Costello señaló que "aún es más fácil mantener con vida a los bebés con bajo peso al nacer que prevenir su bajo peso".
Para reducir el riesgo de dar a luz a un infante con bajo peso al nacer, agregó, " es esencial recibir un buen cuidado prenatal". Pero como Wilson-Costello sabe muy bien, un monitoreo temprano no está a prueba de fallos. Ella tuvo a su primer hijo, una niña de 1.5 libras (0.68 kilos), en octubre pasado.
El ultrasonido antes del nacimiento podría ayudar a detectar problemas más prematuramente, destacó. Y administrar esteroides a la madre antes del parto, agregó, en vez de a los infantes luego del nacimiento, puede ser beneficioso en cuanto a mejorar la madurez pulmonar.
En un editorial acompañante del estudio, el Dr. Jon Tyson de la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas en Houston y el Dr. Saroj Saigal de la Universidad de McMaster en Hamilton, Ontario, Canadá, calificaron los hallazgos como "una noticia decepcionante". Ellos, como Wilson-Costello, culparon al uso de corticoesteroides para prevenir o tratar enfermedades pulmonares crónicas durante la década de los 90 como una de las razones para el número tan alto de resultados adversos en la niñez.
Los autores abogaron por estudios que evaluaran tanto el peso al nacer como la edad gestacional de los bebés para analizar los problemas, así como por investigaciones que buscaran una mejor comprensión de las consecuencias de las decisiones de tratamientos para los bebés marginalmente viables.
La realización de estudios con seguimiento a largo plazo es especialmente necesaria, anotaron. Tyson y Saigal citaron que en Canadá, los niños con bajo peso al nacer y aquéllos con peso normal tienen diferencias mínimas en la calidad de vida autorreportada para el momento en que alcanzan la adolescencia y la adultez temprana. Ese tipo de seguimiento necesita realizarse en los Estados Unidos, escribieron.
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