Dormir muy poco conduce al exceso de peso en los niños

Los investigadores señalan que algunos padres podrían contribuir sin saberlo a los problemas de sueño de sus hijos

LUNES 7 de abril (HealthDay News/Dr. Tango) -- Los bebés que duermen menos de 12 horas al día enfrentan un doble riesgo de tener sobrepeso cuando lleguen a la edad preescolar.

Además, algunos padres podrían contribuir sin saberlo a los problemas de sueño de sus hijos cuando toman medidas con la intención de tranquilizar al niño, pero que en realidad conducen a la perturbación del sueño.

Esa es la conclusión de dos informes que aparecen en la edición especial de abril de Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, que está dedicada a los niños y el sueño.

"La combinación de sueño insuficiente y demasiada televisión se relaciona de manera notable con riesgo elevado de obesidad", explicó la Dra. Elsie M. Taveras, profesora adjunta de atención ambulatoria y preventiva de la Facultad de medicina de Harvard y autora principal del primer estudio.

Para el estudio, Taveras y sus colegas recopilaron datos de 915 niños cuyas madres habían informado sobre los hábitos de sueño de sus hijos durante los dos primeros años de vida. Al usar esta información, los investigadores fueron capaces de determinar cuántas horas dormían los niños cada día entre los 6 meses y los 2 años.

En promedio, los niños durmieron 12.3 horas al día. Cuando los niños cumplieron 3 años de edad, 83 tenían sobrepeso. Los investigadores hallaron que los niños de tres años que dormían menos de 12 horas al día cuando eran bebés pesaban más para su edad y sexo, en comparación con los niños que dormían 12 horas o más como bebés.

Además, los bebés que veían dos horas o más de televisión al día tenían un riesgo 16 por ciento mayor de sobrepeso, en comparación con el uno por ciento de los bebés que no veían televisión, apuntó Taveras.

"La combinación de poco sueño y mucha televisión podría actuar independientemente como un riesgo mayor de obesidad", destacó Taveras. La explicación podría encontrarse en las hormonas que controlan el apetito, agregó.

En el otro estudio, Valerie Simard, del Hospital Sacre-Coeur de Montreal y la Universidad de Montreal, y sus colegas hallaron que el comportamiento de los padres a la hora de dormir estaba relacionado con problemas de sueño en los niños.

Los investigadores pidieron a los padres de 987 niños que llenaran cada año un cuestionario sobre los hábitos de sueño de sus hijos desde que los niños tenían 5 meses hasta los seis años. Hallaron que las perturbaciones del sueño entre los niños muy pequeños (entre 5 y 17 meses) se debían principalmente a "métodos de crianza inadaptativos", por ejemplo, que la madre estaba presente cuando el niño se iba a dormir o alimentar al niño después de que se despertaba. También se encontró que dormir con el niño hacía que fuera más difícil que volviera a conciliar el sueño cuando se despertaba.

"Nuestros hallazgos dejan clara la relación largamente debatida entre los comportamientos de los padres y los problemas de sueño de los niños", concluyeron los autores. "Sugieren que dormir con el niño y otros comportamientos atípicos de los padres tienen consecuencias negativas para el sueño futuro y por lo tanto crean malos hábitos".

En otro estudio que aparece en la publicación, investigadores australianos hallaron que los niños que tenían el trastorno por déficit de atención e hiperactividad eran más propensos a tener problemas de sueño que los niños que no tenían el trastorno.

"Los problemas de sueño en los escolares que tenían TADH son extremadamente comunes y están relacionados en gran medida con una menor calidad de vida, menos funcionamiento diario y asistencia escolar, así como una peor salud mental y menor asistencia al trabajo del cuidador", escribieron los investigadores, liderados por Valerie Sung, del Centro de salud infantil comunitaria de Parkville.

"La puesta en marcha de una intervención del sueño en los niños que tienen TADH podría mejorar de forma factible los resultados más allá del tratamiento del TADH. Es posible que una intervención de este tipo pueda reducir la necesidad de medicamentos en algunos niños", agregó.

Un estudio más, el cuarto, dirigido por Alice M. Gregory, de la Universidad de Londres, halló que los niños que dormían menos eran más propensos a tener de síntomas de ansiedad, depresión y agresión posteriormente en la vida. Entre los 2,076 niños estudiados, los investigadores hallaron que los que tenían problemas de sueño entre los 4 y los 16 años obtenían mayores puntuaciones en las medidas de ansiedad, depresión y comportamientos agresivos entre los 18 y 32 años.

"Los resultados sugieren que los niños que duermen cortos periodos de tiempo podrían estar en riesgo de experimentar dificultades posteriormente en la vida", concluyeron los autores.

Una experta considera que es muy importante fomentar buenos hábitos de sueño en los niños y que para ello se necesita empezar a una edad temprana.

"Debemos prestar atención a los efectos iniciales del sueño, así como a la salud y los hábitos alimenticios de los niños. Esto probablemente prepare el terreno para un estilo de vida, incluso en la primera infancia, que será difícil de cambiar", dijo la Dra. Ann Halbower, directora médica del programa de trastorno del sueño pediátrico del Centro infantil de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore.

Halbower considera que se necesita educar a los padres antes de que nazca el niño sobre cómo fomentar un buen patrón de sueño en los pequeños.

"Si me reúno con las madres durante el embarazo y empiezo a hablar sobre los patrones del sueño, las rutinas, hábitos de sueño adecuados y un sueño seguro para los niños, hay más probabilidades de que empiecen a fomentarlo en lugar de tratar de cambiar un comportamiento después de que se ha convertido en una rutina", dijo.

Más información

Para saber más sobre el sueño y los niños, visite la National Sleep Foundation.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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