50 años más tarde, el asesinato de Kennedy sigue atormentando a una generación

Los miembros de la generación de la postguerra absorbieron en la niñez la violencia, el shock y el sentimiento de vulnerabilidad... y no pueden olvidarlos

VIERNES, 22 de noviembre de 2013 (HealthDay News) -- Alan Hilfer recuerda precisamente dónde estaba cuando oyó la noticia hace hoy 50 años.

Hilfer tenía 15 años, y su maestra de alemán de secundaria estaba llorando en el pasillo. Él y sus amigos le preguntaron a la maestra qué había sucedido, y les contestó "dispararon al Presidente, y creo que está muerto".

Alarmado y confuso, el chico no tenía ni idea de qué significaba esto para el país ni para su futuro, recuerda Hilfer, que ahora es director de psicología del Centro Médico Maimonides en la ciudad de Nueva York.

La mayoría de nacidos en la postguerra recuerdan una historia similar, con la misma claridad, medio siglo más tarde, una memoria colectiva que los psicólogos consideran como el sello de una generación que se transformó para siempre en un minuto increíble.

En todo el país el 22 de noviembre de 1963, los niños estadounidenses estaban en la escuela cuando se anunció la noticia del asesinato del Presidente John F. Kennedy en Dallas. Para muchos de ellos, la primera señal de que había pasado algo malo fue ver a sus maestros llorar. Y cuando les enviaron a casa temprano, el respetado presentador de la CBS, Walter Cronkite, intentaba mantener la compostura ante las cámaras de televisión.

"Cuando las autoridades están en shock, eso aterroriza bastante a los niños", comentó Ronald Eyerman, profesor de sociología de la Universidad de Yale y autor de un libro sobre la sociología cultural de los asesinatos políticos.

"Nos asustó", concurrió Hilfer. "Nos hizo sentir que todas nuestras metas y sueños, que Kennedy había amplificado, podían ser destruidos en un instante. Nos hizo a todos conscientes de la vulnerabilidad de la vida".

Las imágenes, desde los disparos del francotirador hasta la muerte tan pública del asesino Lee Harvey Oswald, el cortejo fúnebre de JFK y el saludo final de su pequeño hijo, crearon una impresión indeleble en toda una generación que permaneció pegada a la televisión a medida que sucedían los eventos.

La mayoría de miembros de la generación de la postguerra que eran niños cuando mataron al Presidente, que tenía 43 años, afirman que el asesinato afectó a sus vidas al menos de alguna manera. Otros afirman que tuvo un efecto profundo.

Para algunos, el asesinato de Kennedy creó una sensación de miedo y vulnerabilidad en sus vidas, muy parecido a la forma en que el 11/9 afectó a otra generación de niños cuatro décadas más tarde, señaló Hilfer. Otros afirman que el asesinato les inspiró a unirse al Cuerpo de Paz. O a entrar al servicio público, a la medicina, a la enfermería, al trabajo social, al derecho o a la enseñanza.

Pero todos compartieron una reacción común: su sentido de inocencia respecto al mundo quedó destruido, añadió Hilfer.

A diferencia de los actos aleatorios de violencia, las personas saben instintivamente que un asesinato es un acto contra toda una comunidad o país, apuntó Eyerman. "Es un crimen contra todos", añadió.

Los historiadores apuntan fácilmente que el periodo antes del asesinato de Kennedy no era ni tan pacífico ni tan idílico como algunos recuerdan con nostalgia. La generación de la postguerra por lo general recuerda algo de la crisis de misiles de Cuba en 1962 y la Guerra Fría. Y no han olvidado las prácticas de emergencias y las pruebas de las sirenas de ataques aéreos que se realizaron para preparar al país en caso de un ataque nuclear de lo que entonces era la Unión Soviética.

Pero de alguna forma esos eventos no parecían tan personales, comentó Hilfer.

Ver a un presidente joven en la flor de la vida ser asesinado en la parte trasera de un convertible abierto realmente lo personalizó, dijo Hilfer.

Irónicamente, un asesinato puede crear un "sentimiento de comunidad", un sentimiento de unidad que proviene del horror compartido y la tristeza que le sigue, señaló Eyerman.

Pero después de ese momento único en Dallas, siguió una cascada de eventos que llevó a los EE. UU. a la ebullición: más asesinatos, divisiones sobre la guerra de Vietnam, revueltas urbanas y luchas sociales, eventos que confrontaron a jóvenes contra viejos, a la derecha contra la izquierda.

"Es muy parecido a lo que sucedió el 11/9", aseguró Sarah Feuerbacher, directora clínica del Centro de Consejería Familiar de la Universidad Metodista del Sur, en Plano, Texas. "En los días siguientes, todos se unieron".

"Pero luego ocurre el desavenimiento", añadió, disolviendo la sensación de comunidad y experiencias compartidas.

Feuerbacher apuntó que la mayoría de miembros de la generación de la postguerra no se dan cuenta de que probablemente sufrieron cierto nivel de trastorno por estrés postraumático (TEPT) tras haber sido testigos de cómo JFK se caía en el coche y de cómo Jackie Kennedy luchaba por pasar por encima del maletero.

Ver incluso un solo evento traumático como el asesinato puede producir todos los síntomas de TEPT, apuntó Feuerbacher.

"El hecho de que no solo lo mataron, sino de que las cámaras capturaron todo en vivo, individualizó el trauma de forma que fue como ver a un familiar morir, algo completamente distinto para todo el mundo", anotó. "Todos los de la generación de la postguerra tuvieron un poco de TEPT. Si alguien no hubiera experimentado el asesinato, su vida hubiera sido distinta. No hubiera sentido esa vulnerabilidad siendo tan joven".

Feuerbacher advirtió que tan solo ver un especial o un informe noticioso por el 50 aniversario sobre el asesinato puede resultar nocivo para los niños de escuela primaria de hoy día. El metraje de hace 50 años puede parecer violento, y los niños pequeños quizás no se den cuenta de que lo que ven sucedió hace medio siglo.

"Verlo en televisión es distinto de ir a un museo. Verlo realmente ocurrir en la televisión es una experiencia muy real para un niño pequeño", afirmó.

Feuerbacher sugirió a los de la generación de la postguerra que tengan hijos adolescentes o nietos que les digan "recuerdo exactamente dónde estaba cuando nos enteramos de que habían asesinado a Kennedy".

Comparta la experiencia de primera mano, añadió. "Se trata de un momento con una lección para ayudarles a traer a la realidad algo sobre lo que solo han leído en un libro de texto".

Más información

Para más información sobre cómo afrontar los eventos traumáticos, visite los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2013, HealthDay

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