Cada vez más niños estadounidenses consumen comidas rápidas fritas

Un estudio halla que las cantidades se duplicaron en apenas tres años

LUNES 3 de octubre (HealthDay News/HispaniCare) -- El número y frecuencia de niños estadounidenses que consumen alimentos fritos servidos en restaurantes aumenta de manera alarmante, según un estudio reciente de más de 14,000 adolescentes.

Investigadores de Harvard hallaron que la cantidad de niños que consumía alimentos regularmente fuera de su hogar aumentó más del doble durante los tres años de duración del estudio, realizado entre 1996 y 1999. Este cambio en los hábitos alimenticios se relacionó con un aumento de peso en los varones, además de restricciones en el acceso que tenían los niños a alimentos más saludables.

Los investigadores advirtieron que este tipo de tendencias no es un buen presagio para la vida adulta de estos jóvenes.

"La adolescencia es una época muy arriesgada para desarrollar malos hábitos alimenticios. Si usted adquiere sobrepeso [a esta edad], será muy difícil perder peso y será mucho más probable que tenga sobrepeso en la vida adulta", aseguró la Dra. Elsie Taveras, autora del estudio y directora de un programa de prevención de la obesidad pediátrica llamado One Step Ahead (un paso adelante) del Hospital Infantil de Boston.

En su informe de la edición de octubre de Pediatrics, Taveras y sus colegas encuestaron a 14,355 niños entre los 9 y los 14 años, registraron su estatura, peso, actividad física y la frecuencia con la que consumían alimentos fritos fuera de su hogar.

Al principio del estudio, el 3,5 por ciento de las niñas y el 6 por ciento de los niños informó que comía entre cuatro y siete porciones de alimentos fritos fuera de su hogar. Fueron los mayorcitos los que lo hicieron con más frecuencia que los más pequeñitos. Al final de los tres años, la proporción de niñas y niños que salían a comer más de cuatro veces a la semana había aumentado más del doble, del 7.5 por ciento al 12.7 por ciento, respectivamente.

"Los niños aumentaron su consumo en más del doble. Estos patrones dietéticos se están haciendo cada vez más prevalentes", advirtió.

Los chicos tienden a salir a comer más que las chicas, quizá porque los primeros participan más en deportes competitivos, lo que podría conducir a más salidas a restaurantes por estar fuera de casa, especuló Taveras. Sin embargo, se observó en ambos sexos un aumento general en la alimentación fuera del hogar, anotó.

Es más, el índice de masa corporal (IMC) general de los niños que informó consumir la menor cantidad de comidas fuera del hogar fue del 19.1, mientras que IMC de los que lo hicieron con mayor frecuencia fue ligeramente superior, de 19.3 (como referencia, el sobrepeso estadístico comienza con un IMC de 25, mientras que la obesidad comienza con 30). La diferencia no es muy grande, según Taveras, pero es preocupante porque el peso se puede acumular con el tiempo. Las tendencias hacia el aumento de peso en las niñas no alcanzaron significación estadística.

La experta de Harvard aseguró que no le sorprendió hallar que el consumo de alimentos fritos fuera del hogar se relacionara con el aumento de peso, pues "todos lo sabemos en algún rincón de la mente", pero lo que valía la pena anotar era el efecto adverso de esos hábitos alimenticios sobre la calidad de las dietas de los niños.

"Nos sorprendió el efecto del consumo de alimentos fritos fuera del hogar sobre la calidad de la dieta en general. El tipo de alimentos disponible en estos ambientes implica una menor exposición a alimentos más saludables y si se consume este tipo de alimentos frecuentemente, es menos probable que se tenga una dieta de valor nutricional", aseguró.

Esto significa que los niños están consumiendo mucha más grasa, bebiendo más productos endulzados con azúcar y tienen menos probabilidades de estar comiendo frutas y verduras o de estar bebiendo leche baja en grasa, sostuvo.

"Este estudio subraya la importancia de volver a reunir a la familia para comer", aseguró la nutricionista Sue Moores, vocera de la American Dietetic Association.

"La gente no está comiendo muchos alimentos fritos en casa, yo ni siquiera conozco a alguien que tenga una freidora", aseguró. Esto significa que quienes se reúnen en la mesa del comedor cada noche "tienden a comer alimentos más saludables", dijo.

Taveras agregó que recomienda a las familias comer juntos en casa, aunque reconoce que los padres se enfrentan frecuentemente a presiones de tiempo al final del día. Entonces, dice estar trabajando en su clínica para ayudar a las madres y a los padres a mejorar las elecciones de alimentación que hacen si salen a comer. Aseguró que la mayoría de los padres han respondido muy bien a este consejo práctico.

"Hay que sobrepasar dos barreras, el costo y la preferencia de alimentos. Si se les pide que alteren cosas que se puedan comparar en precio y no sean muy distintas en sabor, es más probable que hagan cambios", sostuvo.

La mayoría de los restaurantes de comidas cuentan con opciones más saludables, dijo, y los padres pueden guiar a sus hijos, por ejemplo, a pedir la ensalada de pollo y a especificar que quieren que el pollo esté asado en lugar de frito y crujiente.

Taveras aseguró que su estudio resalta la importancia de la intervención oportuna en este grupo de edad para ayudar a los adolescentes y a sus padres a mejorar sus hábitos alimenticios para que los niños eviten la obesidad y todos los problemas de salud que conlleva el exceso de peso.

Más información

Calcule el IMC de su hijo con la Centers for Disease Control and Prevention.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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