El gusto por los dulces en un niño podría estar en los huesos

Un estudio sugiere que los niños que crecen rápido tienen mayor debilidad por las cosas dulces

MIÉRCOLES, 25 de marzo (HealthDay News/Dr. Tango) -- ¿Se ha preguntado alguna vez por qué los niños comen sólo un poco de la cena, pero no tienen problema para terminar un tazón de helado?

Échele la culpa a sus huesos en crecimiento.

Una nueva investigación sugiere que los niños que crecen rápido sienten mayor preferencia por los dulces que los niños de crecimiento lento.

Los investigadores proporcionaron a 143 niños de 11 a 15 años agua endulzada y Kool-Aid de naranja con niveles crecientes de dulzor. Luego clasificaron los niños en dos grupos: alta o baja preferencia por lo dulce.

Hallaron que los niños que tenían los niveles más altos de un biomarcador de crecimiento óseo (telopéptido N del colágeno tipo I) en la orina eran más propensos a estar en el grupo de los que le gustaban las bebidas endulzadas.

"Es bien sabido desde hace tiempo que los niños tienen un gusto increíble por lo dulce: adoran los cereales azucarados y les encanta añadir más azúcar a todo", dijo Susan Coldwell, profesora asociada de ciencias de la salud pública dental en la Universidad de Washington y autora principal del nuevo estudio. "Gastan muchas calorías durante el crecimiento, y el cuerpo responde a esto incrementando la preferencia por lo dulce".

Los niños de todas las culturas muestran preferencia por niveles más altos de azúcar en sus alimentos que los adultos. Y los investigadores se han preguntado si la preferencia se podría explicar por factores biológicos o sociales, como que los niños no son expuestos a tantos alimentos como los adultos o que aún no sienten la presión de evitar la comida basura para mantenerse delgados.

Aunque podría haber múltiples razones que expliquen por qué los niños eligen una magdalena en lugar de espinaca, es posible que se sientan atraídos a consumir azúcar porque sus cuerpos jóvenes pueden convertirla de manera eficiente en energía para impulsar el crecimiento, dijo Coldwell.

Aún así algunos investigadores señalaron que el estudio no demuestra que el crecimiento rápido sea la causa de la preferencia por lo dulce.

"Es una teoría provocadora, la idea de que el cuerpo de alguna forma fomenta el deseo por lo dulce con el fin de obtener las calorías adecuadas para el crecimiento", aseguró Lona Sandon, dietista registrada y vocera de la American Dietetic Association. "Pero el estudio no demuestra una relación de causa y efecto, y se desconoce el mecanismo de esta teoría".

En el estudio, los investigadores también evaluaron los factores biológicos asociados con la pubertad, incluidas las hormonas sexuales, y encontraron que no estaban asociadas con la preferencia por lo dulce. Los hallazgos aparecen en la edición de marzo de Physiology & Behavior.

¿Qué significa todo esto para los padres que tratan de combatir al monstruo devorador de galletas que habita en el interior de un niño?

La obesidad infantil es un problema creciente en los Estados Unidos, y la gran disponibilidad de refrigerios ricos en calorías y procesados no ayuda en nada. En el estudio, el 40 por ciento de los niños que participaron tenían sobrepeso o estaban en riesgo de sobrepeso.

Cerca del 33 por ciento de los niños estadounidenses de 6 a 11 años tiene sobrepeso, así como el 34 por ciento de los adolescentes, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. La agencia define al sobrepeso como tener un índice de masa corporal (IMC, una proporción del peso en función de la estatura) en el percentil 85 o mayor para la altura y edad de un niño.

Los padres pueden tratar de ofrecer frutas, que contienen azúcar pero que también son nutritivas y bajas en calorías. Con las verduras, sugirió Coldwell, ofrecer la salsa dulce teriyaki o aderezo de frambuesa.

Y si los niños todavía rechazan comer una verdura en particular, continúe ofreciéndosela, dijo Jennifer Williams, directora asociada del Centro para la Investigación de la Obesidad de la Universidad Estatal de Pensilvania.

Las investigaciones demuestran que los niños necesitan exponerse a un alimento al menos quince veces antes de que estar dispuestos a aceptarlo, dijo.

Los padres también deben recordar de que llegará probablemente un día en el que los niños pasarán por el pasillo de los dulces y no les agobiarán.

"A la gente les preocupa que sus hijos tenga tanta predilección por los dulces", dijo Coldwell. "Lo que sí le podemos decir a los padres es que los niños tienen una inclinación natural a preferir los dulces durante su desarrollo. Los gustos cambian en la pubertad".

Más Información:

La Nemours Foundation tiene más información sobre cómo fomentar la alimentación saludable en niños y adolescentes.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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