Los genes podrían ayudar a fomentar el consumo excesivo de alimentos

Un estudio sugiere que cambios cerebrales químicos basados en el ADN podrían significar que se necesita más comida

MIÉRCOLES 17 de octubre (HealthDay News/Dr. Tango) -- Las personas que comen en exceso de manera crónica tal vez tengan que culpar a su ADN, según sugiere una investigación.

Científicos de la Universidad de Búfalo afirman que quienes tienen niveles genéticamente más bajos de dopamina, una sustancia química cerebral que ayuda a hacer que comer y otras conductas resulten más satisfactorias, podrían estar impulsadas a comer más.

"No estábamos estudiando la obesidad en sí, sino la motivación para comer. Deseábamos comprender cómo regula el cerebro la motivación para comer", explicó Jennifer Temple. coautora del estudio y profesora asistente de investigación en pediatría.

En un informe que aparece en la edición de octubre de la revista Behavioral Neuroscience, el equipo de Temple evaluó genes relacionados con diferencias en la actividad cerebral, en particular la influencia de una variación genética relacionada con una menor cantidad de receptores de la dopamina D2 en las células. Cerca de la mitad de la población porta esa variación, llamada alelo Taq1A1.

Según los investigadores, las personas que tienen menos receptores de dopamina necesitan consumir más de una sustancia de recompensa (ya sea alimentos o drogas) para alcanzar el efecto que otras personas alcanzan con menos.

Al investigar más a fondo, el equipo de Búfalo estudió a 29 hombres y mujeres obesos y a 45 no obesos, entre los 18 y 40 años de edad. Los investigadores tomaron muestras de ADN del interior de la mejilla de cada persona para determinar si portaban la variación Taq1A1.

"Vinieron al laboratorio dos veces", señaló Temple. "En la primera visita, les dimos una gran porción de seis alimentos para merendar y les dijimos que era una prueba de sabor. Evaluaron los alimentos por sus características de sabor. Dejamos los alimentos en la habitación mientras completaban la evaluación". A los participantes se les dijo que podían comer todo lo que quisieran y los investigadores anotaron lo que ingirieron.

En la segunda visita, los investigadores evaluaron la motivación para comer de cada participante. Para ganar una recompensa de alimento, cada persona tenía que hacer clic con el ratón de una computadora veinte veces. "Para obtener más comida, tenían que hacer clic cuarenta veces", señaló Temple. "Deseábamos determinar qué tanto estaban dispuestos a trabajar por comida". Como recompensa, los participantes podían elegir alimentos o la oportunidad de leer un periódico.

"La combinación de estar muy motivado para obtener los alimentos y tener el genotipo hizo que la gente comiera más", dijo Temple. "Teníamos gente con una motivación muy alta para obtener los alimentos que no portaba el genotipo", añadió, pero esa gente aún así "comió menos que las personas que estaban motivadas y tenían el genotipo [Taq1A1]".

El mensaje final es que "una combinación de este genotipo y tener mucha motivación para comer o ser obeso parece hacer que la gente sea más propensa a comer en exceso", señaló Temple.

Sin embargo, los resultados del estudio no implican que los genes condenen a una persona a ser obesa. "Las personas que tenían el genotipo eran más pesadas, pero ciertamente había gente que portaba el genotipo y no era obesa", enfatizó Temple.

Aunque otras investigaciones han obtenido hallazgos similares, Temple señaló que su equipo evaluó conductas relacionadas con el genotipo. "Otros han encontrado que las diferencias en la densidad de la dopamina se relacionan con la obesidad", anotó.

En su trabajo futuro, el equipo usará escanografías cerebrales para revelar más sobre la relación entre el genotipo y el impulso a comer.

COn el tiempo, aseguró Temple, el sistema de dopamina podría convertirse en un objetivo para terapias de pérdida de peso. Por ejemplo, los medicamentos que afectan este sistema como los que se usan actualmente para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), podrían ayudar en los esfuerzos para perder peso, teorizó.

Otro experto, el Dr. Samuel Klein, director del Centro de nutrición humana de la Facultad de medicina de la Universidad de Washington, en San Luis, dijo que el estudio "aborda un área de la obesidad importante y relativamente descuidada, la contribución de la adicción a la recompensa en la regulación de ingesta alimentaria".

El Dr. Julio Licinio, profesor y presidente de psiquiatría y ciencias conductuales de la Facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami, se mostró de acuerdo. "Esta es otra pieza del rompecabezas, que muestra que hay un componente genético y que los que portan este genotipo son propensos a tener distintos pesos debido al refuerzo con la comida".

Licinio publicó una investigación similar el año pasado, en la que encontró que las personas que tenían un genotipo particular para un receptor de serotonina, una sustancia química cerebral, eran más propensas a comer carne roja que aquellos que no lo portaban.

Más información

Para más información sobre la nutrición, visite la American Dietetic Associaton.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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