Los puntos de vista de la made sobre las comidas familiares influyen sobre el peso de sus hijos

Las familias que comen juntas permanecen delgadas juntas, según un estudio

LUNES 19 de septiembre (HealthDay News/HispaniCare) -- Las madres preocupadas por mantener a sus hijos en forma y delgados tal vez quieran recurrir a una tradición cada vez más amenazada: la saludable comida familiar.

Eso es verdad incluso si la meta de la familia de comer juntos todos los días no llega a cumplirse ocasionalmente, según un estudio publicado en una edición reciente del boletín Obesity Research.

Los expertos en nutrición han recomendado por mucho tiempo que las familias coman juntas.

"Ciertamente recomiendo que las personas coman juntas por lo menos unas veces por semana", afirmó Lola O'Rourke, una nutricionista de Seattle y vocera de la American Dietetic Association. Hacer esto ayuda a los padres a enseñar a sus hijos hábitos alimenticios sanos, apuntó, y también les da algo de control sobre lo que sus hijos comen.

La comida familiar podría ser más importante que nunca, según los expertos, especialmente luego de que un estudio gubernamental publicado este mes encontrara que en nueve de cada 10 escuelas de los EE.UU. hay alimentos chatarra ricos en calorías y nutricionalmente pobres que se pueden conseguir fácilmente.

En su estudio sobre las cenas familiares, el Dr. Abdullah A. Mamun, de la Universidad de Queensland en Brisbane, Australia, y sus colegas, evaluaron datos sobre casi 3,800 niños, divididos equitativamente entre hembras y varones, a quienes se les hizo seguimiento desde el nacimiento hasta los 14 años de edad.

Encontraron que la prevalencia del sobrepeso a los 14 era del 24.1 por ciento para los chicos y de 27.1 por ciento para las chicas.

También revisaron si las familias comían juntas regularmente o no y preguntaron a las madres sobre sus actitudes hacia las comidas familiares.

Si bien el 79 por ciento de las madres afirmaron que sus familias comían juntas por lo menos una vez al día, sólo el 43 por ciento afirmaron sentir que comer juntos era importante, según encontró el equipo australiano.

Entonces, los investigadores del estudio se enfocaron en los niños de las madres que dijeron que comer juntos no era importante. Según el estudio, tales niños tenían 30 por ciento más de probabilidades de tener sobrepeso para los 14 años, en comparación con los niños cuyas madres valoraban la comida familiar.

Sin embargo, los investigadores no encontraron una asociación entre el informe de las madres sobre la frecuencia en que la familia comía junta y las probabilidades de que los adolescentes tuvieran sobrepeso para cuando cumplían los 14 años de edad.

Entonces, ¿por qué podría ser importante la actitud de la madre hacia las comidas familiares, aún si su familia no siempre se reúna para el almuerzo o la cena? Los investigadores especulan que las actitudes maternas hacia la importancia de las comidas familiares podrían reflejar un respeto más amplio por la buena nutrición. Podrían extender tal respeto a prácticas como mantener alimentos saludables en la casa o limitar el número de ocasiones en que sus hijos puedan comer "comida chatarra".

Esa interpretación tiene sentido para O'Rourke. "Es lógico pensar que las personas más preocupadas por las comidas en familia tal vez también estén más preocupadas por la nutrición", especuló.

Las madres que animan a las comidas familiares podrían también estar ofreciendo más apoyo emocional a sus adolescentes, apuntó, o creándoles más confianza en sí mismos de manera que sean menos propensos a usar la comida para el alivio del estrés.

"En el pasado, hemos visto [en las investigaciones] cómo una mayor incidencia de comidas familiares se asocia con una mejor ingesta de nutrientes y comidas más saludables", afirmó.

Comer juntos como familia, por lo menos unas cuantas veces a la semana, da a todo el mundo una oportunidad de conectarse, afirmó, y "da a los padres más influencia sobre qué se pone en la mesa".

Los padres también pueden tomar la oportunidad para discutir hábitos alimenticios saludables y dar directrices para comer en la escuela, donde la comida chatarra es tan común. Un estudio publicado a principios de septiembre por la Government Accountability Office (Oficina gubernamental de rendición de cuentas), una rama investigativa del Congreso, encontró que en nueve de cada 10 escuelas hay dulces, soda, pizza y otros bocadillos disponibles fácilmente y que las escuelas son una de las mayores fuentes de alimentos poco saludables para los niños de hoy.

En la muestra, la GAO encuestó a 656 escuelas y un 51 por ciento de los directores respondió. En casi todas las escuelas secundarias e intermedias había máquinas expendedoras disponibles, pero en menos de la mitad de las escuelas primarias. La comida chatarra se ha vuelto más común en las escuelas intermedias durante los últimos cinco años, encontró la encuesta. Y los investigadores encontraron que las máquinas expendedoras y la "comida chatarra" ofrecida a la carta en las cafeterías escolares están sustituyendo las opciones más saludables.

¿El resultado? La obesidad entre los niños y los adolescentes se ha más que duplicado en las últimas tres décadas, de acuerdo con expertos del Institute of Medicine.

Sin embargo, los padres pueden dar directrices para tomar buenas decisiones en la escuela.

"No les prohíba la pizza o lo que sea [que desean comer]", aconsejó O'Rourke. "Prohibirlo resultará contraproducente". En cambio, sugirió, pídales que limiten alimentos como la pizza a una vez por semana o algo así en la escuela.

Otra buena idea, apuntó O'Rourke, es "crear estos alimentos en la casa en versiones más saludables, tales como pizza con menos queso, usando masa de trigo integral y con más vegetales".

Más información

Para saber más sobre la alimentación sana para los niños, visite el U.S. Department of Agriculture.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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