Vinculan el dormir menos en los años de adolescencia con tener más peso a los 21 años

Las personas de 16 años deberían dormir más de 8 horas por la noche para ayudar a evitar la obesidad, afirma una investigación

JUEVES, 28 de agosto de 2014 (HealthDay News) -- La falta de sueño no solamente pone a los adolescentes en riesgo de obtener malas notas, sino que también les pone en un riesgo mayor de obesidad, advierten los investigadores.

Los autores del estudio analizaron los datos recogidos de más de 10,000 estadounidenses cuando tenían entre 16 y 21 años de edad. Casi una quinta parte de ellos dormían menos de 6 horas por la noche cuando tenían 16, y los de este grupo tenía un 20 por ciento más de probabilidades de ser obesos a los 21 años que los que dormían más de 8 horas por la noche a los 16, descubrieron los investigadores.

Aunque la falta de ejercicio y pasar demasiado tiempo viendo la televisión también eran factores de riesgo de obesidad, estas conductas no explicaron el vínculo entre la falta de sueño y la obesidad, según el estudio publicado en línea recientemente en la revista Journal of Pediatrics.

"La falta de sueño en la adolescencia puede inclinar la balanza a favor de la obesidad en un momento posterior de la vida. Una vez que se es un adulto obeso es mucho más difícil perder peso y no ganarlo de nuevo. Y cuanto más tiempo sea una persona obesa, mayor es el riesgo de sufrir problemas de salud como las enfermedades cardiacas, la diabetes y el cáncer", afirmó la autora del estudio, Shakira Suglia, profesora asistente de epidemiología de la Facultad de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York, en un comunicado de prensa de la universidad.

"El mensaje para los padres es que se aseguren de que sus hijos adolescentes duerman más de 8 horas por la noche. Dormir bien por la noche hace algo más que ayudarles a estar alerta en la escuela. Les ayuda a crecer hasta ser adultos sanos", añadió Suglia.

Los adolescentes deberían dormir entre 9 y 10 horas por la noche, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EE. UU.

Se sabe que la somnolencia y la fatiga durante el día afectan a lo que las personas comen y a cómo comen porque hacen que aparezcan las ansias y se altere el apetito. Por ejemplo, es más fácil para las personas con carencia de sueño comprar comida rápida rica en calorías que preparar una comida sana.

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen más información sobre el sueño.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2014, HealthDay

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