La prohibición de la investigación sobre las armas de fuego continúa en EE. UU. a pesar de los tiroteos mortales

Unos expertos señalan que preguntas cruciales sobre la seguridad, el entrenamiento y las lesiones con las armas de fuego continúan sin respuesta
police officer pointing with the gun
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LUNES, 18 de enero de 2016 (HealthDay News) -- Los tiroteos masivos han provocado agonía, ira y angustia en Estados Unidos, haciendo que los ciudadanos se pregunten por qué esos eventos continúan sucediendo, y qué se puede hacer para detenerlos.

Hay muy pocas respuestas a esas preguntas, y hay al menos un motivo firme de ese hecho: durante casi dos décadas, el gobierno de EE. UU. se ha negado a financiar la investigación sobre la violencia con las armas de fuego.

Sin esa financiación, apuntan los expertos, preguntas esenciales sobre la seguridad y la violencia con las armas de fuego han seguido sin respuesta.

"La gente le dirá que tenemos muchas leyes sobre las armas de fuego, y que simplemente no se están haciendo cumplir", señaló el Dr. Georges Benjamin, director ejecutivo de la Asociación Americana de Salud Pública (American Public Health Association). "Para mí, esa afirmación se queda corta, porque no estamos investigando para evaluar cómo funcionan esas leyes, para ver la mejor forma de hacerlas cumplir o cómo deberían modificarse si tienen lagunas".

Otros temas importantes que no se han estudiado incluyen el diseño de cambios que harían que las armas de fuego fueran más seguras, la cantidad de lesiones no letales con armas de fuego que ocurren cada año, y la efectividad del entrenamiento sobre la seguridad de las armas de fuego, lamentaron los expertos.

"Hay muchas cosas de las que simplemente no sabemos nada", dijo David Hemenway, director del Centro de Investigación sobre el Control de las Lesiones de la Universidad de Harvard, en Boston. "En cualquier tema relacionado con las armas de fuego que se pueda mencionar tenemos inmensas lagunas en nuestro conocimiento".

Las órdenes ejecutivas recientes del Presidente Barack Obama sobre las armas de fuego harán poco por resolver este problema, añadió Hemenway. Las órdenes de Obama se enfocaron en unas mejores revisiones de antecedentes y en un mejor cumplimiento de las leyes existentes sobre las armas de fuego, pero solo contenían una sola mención sobre la investigación para mejorar la tecnología de seguridad de las armas de fuego.

"El Congreso controla la financiación, y hace poco eliminaron fondos del presupuesto del presidente para los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) destinados a la investigación sobre las armas de fuego", señaló Hemenway.

Lo que quizá muchos estadounidenses ignoren, dijo Benjamin, es que el proyecto de ley de billones de dólares aprobado por el Congreso y firmado por Obama en diciembre conservó una prohibición a la investigación sobre las armas de fuego que data de los años 90.

Las autoridades elegidas renovaron la prohibición a pesar de los entonces recientes tiroteos masivos en San Bernardino, California, y Colorado Springs, Colorado, y el clamor de las autoridades de salud pública.

Un editorial que apareció el 16 de diciembre en la revista New England Journal of Medicine anotó que más de 33,000 personas murieron por lesiones con armas de fuego y más de 84,000 resultaron lesionadas en 2013, según estadísticas de los CDC.

"Si cualquier otra amenaza de salud pública matara o lesionara a tantos estadounidenses de forma constante, sin que los CDC investiguen, realicen recomendaciones o tomen medidas, el público estaría indignado", según el editorial.

La prohibición sobre la investigación también continuó a pesar de las objeciones del político cuyo nombre ostenta, el ex representante Jay Dickey, un republicano de Arkansas. En 1998, lo que se llegó a conocer como la Enmienda Dickey en efecto bloqueó las investigaciones futuras de los CDC sobre la violencia con armas de fuego.

Pero ahora Dickey cree que el país no debería tener que elegir entre reducir las lesiones por la violencia con las armas de fuego y la protección de la propiedad de dichas armas. Y lo dijo de forma muy pública el 1 de diciembre en una carta enviada al grupo de trabajo sobre la prevención de la violencia con las armas de fuego de los Demócratas de la Cámara.

"Participé en el cese del dinero para la investigación sobre la violencia con las armas de fuego a nivel federal por lo que se consideró como un mal uso de ese dinero por parte de los CDC", escribió Dickey. "Hace poco expresé mi arrepentimiento de que no continuáramos esa investigación con la condición de que no se debía hacer nada en ese proyecto que violara los derechos de propiedad de armas de fuego que garantiza la Segunda Enmienda de la Constitución de EE. UU.".

Dickey cree que la investigación sobre las causas de la violencia con las armas de fuego puede salvar vidas, justo como ha hecho la investigación de las autoridades sobre los accidentes en las carreteras. Su investigación no resultó en la eliminación de los automóviles, sino que condujo al reemplazo de las barreras de concreto que evitaban que los conductores entraran en el tráfico en dirección contraria.

"De la misma forma, la investigación científica debería ayudar a responder cuál es la mejor forma en que podemos reducir la violencia con las armas de fuego", escribió Dickey. "Simplemente no hacer nada ya no es una solución aceptable".

La Enmienda Dickey y el retiro de la financiación para la investigación sobre las armas de fuego han afectado profundamente al conocimiento del país sobre la violencia con dichas armas, haciendo que muchos científicos talentosos no aborden el tema, dijo Daniel Webster, director del Centro de Políticas e Investigación sobre las Armas de Fuego de la Universidad de Johns Hopkins.

"Los científicos se comprometen con la forma en que emplearán sus carreras profesionales, y necesitan financiación para respaldar esas carreras", planteó Webster. "Si el gobierno federal señalara que sí, que la violencia con las armas de fuego es un gran problema, y que hará una inversión a largo plazo para comprender mejor ese problema y lo que se puede hacer por prevenirlo, habría muchos más científicos involucrados y sabríamos mucho más que ahora", explicó.

"Ahora mismo hay apenas algunos investigadores que hayan dedicado una parte significativa de sus carreras a este problema, lo cual es simplemente increíble si se piensa sobre su estatus como problema de salud pública, por no mencionar el problema social más amplio", añadió Webster.

Ciertas investigaciones han seguido, gracias a los fondos privados, dijo Webster. Citó un estudio reciente que mostró que las revisiones de antecedentes obligatorias para las compras de armas de fuego pueden salvar muchas vidas al reducir la cantidad de homicidios y suicidios, y también al mantener esas armas fuera de las manos de los criminales.

Pero Webster, Benjamin y Hemenway mencionaron una larga lista de temas de investigación que no se han estudiado, incluyendo:

  • Si se puede hacer que las armas de fuego sean un producto de consumidor más seguro. "¿Cómo debería ser el gatillo de un arma para que un niño no pueda halarlo?", planteó Benjamin. "¿Hay una forma de crear un arma de fuego para que no se pueda alterar para un propósito distinto?".
  • El alcance de las heridas no letales con armas de fuego. "Nuestros sistemas en realidad no se han creado para hacer un seguimiento de esos eventos", dijo Webster, y añadió que se estima que ocurren tres o cuatro lesiones no fatales por cada muerte relacionada con un arma de fuego.
  • La efectividad de los programas de entrenamiento en armas de fuego. "No sabemos casi nada sobre el entrenamiento en armas de fuego", lamentó Hemenway. "¿Qué se enseña? ¿Podemos mejorarlo? ¿Debería haber un entrenamiento obligatorio en armas de fuego?".
  • El rol del mercado negro de armas de fuego. "Debemos saber más sobre dónde están esas armas y cómo los individuos más propensos a usarlas de forma inadecuada podrían acceder a ellas", comentó Webster.
  • Las mejores formas de prevenir los suicidios relacionados con las armas de fuego. "Casi dos tercios de todas las muertes con armas de fuego en Estados Unidos son suicidios", dijo Webster. "Ha habido muy poca investigación que examine cuál es la forma más efectiva de separar a un individuo de un arma de fuego durante una crisis".

Esas preguntas, y más, podrían responderse con el respaldo del gobierno federal, dijo Webster.

Comparó la investigación sobre las armas de fuego con la que se condujo sobre la seguridad vehicular y el VIH. "El gobierno federal realizó una inversión grande y duradera", señaló Webster. "Los reconocieron como grandes problemas que acababan con las vidas de muchos estadounidenses".

La orden ejecutiva de Obama respecto a la investigación sobre la tecnología de seguridad para las armas de fuego podría ser un primer paso en esa dirección, anotó Hemenway. El Presidente ordenó a los departamentos de Defensa, Justicia y Seguridad que llevaran a cabo o patrocinaran investigaciones sobre la tecnología que haría que las armas de fuego tuvieran menos posibilidades de dispararse por accidente o ser robadas.

"Hace unos años escribí un libro titulado 'While We Were Sleeping: Success Stories in Injury and Violence Prevention'. Presentó 64 historias de éxito documentadas en que las lesiones o la violencia se habían reducido con éxito", escribió Hemenway en un editorial sobre el anuncio de Obama. "La gran mayoría de historias de éxito tuvieron que ver con cambiar una tecnología, en lugar de cambiar la conducta humana. Eso primero es mucho más fácil de lograr y más rentable".

Por esa inversión, las personas con VIH, por ejemplo, viven ahora más y cuidarles cuesta menos. Y las licencias graduadas de conducción han salvado las vidas de incontables conductores jóvenes al evitar que conduzcan de noche y con otros adolescentes en el coche, señaló.

"Si se restablece la financiación, las cosas no cambiarían de la noche a la mañana", apuntó Webster. "Esto es una cuestión a largo plazo. Cuanto más esperemos, más muertes se producirán".

Más información

Para más información sobre la violencia con las armas de fuego, visite el Instituto Nacional de Justicia de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2016, HealthDay

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