La generación de la postguerra y los milénicos son los más afectados por la crisis de los opiáceos

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MARTES, 21 de noviembre de 2017 (HealthDay News) -- Las mayores consecuencias de la epidemia de opiáceos de EE. UU. parecen estar afectando a la generación de la postguerra y a los milénicos, sugiere un nuevo estudio.

Los investigadores encontraron que desde 2010, los miembros de la generación de la postguerra (nacidos entre 1946 y 1964) han tenido unas mayores tasas de mortalidad por los opiáceos recetados y la heroína. Por otro lado, los milénicos (la gente de 20 a 39 años) también se han visto muy afectados por sobredosis de heroína.

"La epidemia de opiáceos ha afectado a todo el mundo", advirtió el investigador principal, el Dr. Guohua Li. "Pero lo que estamos viendo es que esas dos generaciones tienen el mayor riesgo", dijo Li, profesor de epidemiología en la Universidad de Columbia.

Li dijo que solo podía especular sobre los motivos.

Pero los hallazgos sobre la generación de la postguerra no resultan sorprendentes, anotó. Se sabe que esa generación tiene una tasa relativamente alta de abuso de drogas y medicamentos en comparación con otras generaciones. Además, dijo Li, estaban en la mediana edad cuando las recetas de opiáceos comenzaron a incrementar en los 90, lo que significa que eran un "objetivo primario" de los fármacos.

Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU., más de dos millones de estadounidenses abusaban de los opiáceos en 2015. Esto incluía a la heroína y a los opiáceos recetados, como Vicodin (hidrocodona), OxyContin (oxicodona) y codeína.

Investigaciones recientes han encontrado que el abuso de opiáceos recetados de los estadounidenses se ha estabilizado. Pero las muertes por sobredosis siguen en aumento.

A principios de año, un estudio del gobierno de EE. UU. resaltó los estragos que tan solo la heroína está provocando. Entre 2002 y 2016, las muertes por esta droga aumentaron un 533 por ciento en todo el país, de poco menos de 2,100 muertes a más de 13,200.

Aunque los esfuerzos por controlar las recetas de opiáceos han funcionado bien, las muertes por opiáceos en general todavía no se han reducido, señaló Robert Heimer, profesor de epidemiología en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale.

Lamentablemente, algunas personas adictas a los opiáceos recetados cambian a la heroína, o más recientemente, a opiáceos "sintéticos" producidos de forma ilegal como el fentanilo.

"Con frecuencia, la gente que consume heroína comienza con opiáceos recetados", advirtió Heimer. Pero añadió que por lo general se trata de medicamentos recetados vendidos de forma ilegal.

Heimer, que no participó en el nuevo estudio, dijo que los hallazgos son "útiles".

"De verdad sugiere que los más afectados por esta epidemia son las generaciones más viejas y las más jóvenes", apuntó.

El estudio analizó las estadísticas vitales nacionales de 1999 a 2014.

El equipo de Li encontró que en comparación con las personas nacidas a finales de los 70, los miembros de la generación de la postguerra tenían un 27 por ciento más de probabilidades de fallecer debido a una sobredosis de un opiáceo recetado. Y tenían hasta un tercio más de probabilidades de morir de una sobredosis de heroína.

Por otra parte, la tasa de muertes por sobredosis de heroína se aceleró más entre los milénicos, la gente que nació entre los 80 y principios de los 90. Por ejemplo, los nacidos en 1989 y 1990 tenían un 23 por ciento más de probabilidades de fallecer de una sobredosis de heroína, en comparación con los estadounidenses nacidos a finales de los 70.

Según Li, no está claro por qué los milénicos se enfrentan a un riesgo más alto que sus predecesores de la "Generación X". Pero especuló que han tenido relativamente menos seguridad económica que esa generación.

Respecto a la prevención, varios grupos médicos han cambiado las directrices para controlar las recetas de opiáceos.

Además, los estados de EE. UU. han iniciado programas de monitorización de medicamentos, que dan un seguimiento electrónico a las recetas de sustancias controladas. Los médicos pueden consultarlos antes de recetar opiáceos, para ayudar a detectar a las personas que van a muchos médicos y le piden a cada médico una nueva receta de opiáceos.

Pero el alcance de esos esfuerzos es limitado, apuntó Heimer.

El acceso al tratamiento de la adicción es esencial para reducir las tasas de sobredosis, concurrieron Heimer y Li.

El "tratamiento asistido con medicamentos", con fármacos como la metadona, la buprenorfina o la naltrexona, se considera la terapia más efectiva para la dependencia a los opiáceos. Esos medicamentos actúan sobre los mismos lugares del cerebro que los opiáceos, y ayudan a suprimir los síntomas de abstinencia y las ansias.

Pero hay grandes barreras para recibir ese tipo de tratamiento. Solo un pequeño número de médicos de EE. UU. los recetan, siendo una falta de entrenamiento uno de los motivos, según Heimer.

El "estigma" es un problema subyacente más amplio, afirmó. Los medicamentos usados para tratar la adicción a los opiáceos a veces se considera que son nada más que un sustituto, y sigue existiendo la creencia de que la meta debe ser una abstinencia total.

"El mayor problema es que la terapia basada en medicamentos está estigmatizada", comentó Heimer. "No hacemos eso con ninguna otra enfermedad crónica, y la adicción es una enfermedad crónica".

Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 21 de noviembre de la revista American Journal of Public Health.

Más información

El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de EE. UU. ofrece más información sobre el tratamiento de la adicción a los opiáceos.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2017, HealthDay

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