Un estudio vincula el riesgo de autismo con la exposición prenatal a unos medicamentos para el asma

Pero tomar agonistas beta durante el embarazo también podría ser beneficioso para el feto, afirman unos investigadores
using asthma inhaler
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MIÉRCOLES, 6 de enero de 2016 (HealthDay News) -- Los niños cuyas madres hayan tomado ciertos medicamentos para el asma durante el embarazo podrían tener un riesgo ligeramente más alto de autismo, según un estudio reciente.

El estudio, publicado en línea el 6 de enero en la revista Pediatrics, halló una conexión entre el riesgo de autismo y la exposición prenatal a los medicamentos agonistas beta. Lo más habitual es que se usen para el control del asma, e incluyen medicamentos que se inhalan, como el albuterol, el salmeterol (Serevent) y el formoterol (Foradil).

Los investigadores dijeron que los hallazgos no demuestran que haya una relación de causalidad, y enfatizaron que las mujeres con asma no deben simplemente dejar de tomar la medicación durante el embarazo.

"El hecho de que el asma no esté controlado durante el embarazo se ha asociado con unos malos resultados en el nacimiento, como un nacimiento prematuro, un peso bajo al nacer y la entrada en la unidad de cuidados intensivos neonatales", dijo la investigadora principal, Nicole Gidaya, de la Universidad de Drexel, en Filadelfia.

Además, el parto prematuro y el peso bajo al nacer se han vinculado con un aumento del riesgo de autismo.

Geraldine Dawson, directora del Centro para el Autismo y el Desarrollo Cerebral de Duke de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, se mostró de acuerdo.

Tomar agonistas beta durante el embarazo tiene posibles beneficios y posibles riesgos para el desarrollo del feto, dijo Dawson, autora de un editorial publicado con el estudio.

"Es importante que una mujer que esté tomando estos medicamentos hable con su médico y tome una decisión individual en función de sus circunstancias únicas", dijo Dawson.

Los investigadores todavía están intentando comprender las causas precisas del trastorno del espectro autista, que se estima que afecta a uno de cada 68 niños de Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Los agonistas beta están disponibles en la forma de acción rápida (que se usan para tratar los ataques de asma) y en la forma de acción prolongada, que se toman regularmente para prevenir los ataques. Gidaya dijo que su estudio no diferenció entre los dos.

Pero, en general, los científicos se muestran de acuerdo en que el autismo procede de una combinación de la vulnerabilidad genética y ciertas exposiciones ambientales. Se han vinculado muchos genes con el riesgo de autismo y la lista de sospechosos ambientales está creciendo.

Las complicaciones en el nacimiento (especialmente las que provocan la privación de oxígeno) son una de ellas, según el grupo de defensoría Autism Speaks. También las exposiciones prenatales a ciertas infecciones, a la contaminación atmosférica y a algunos medicamentos, como el ácido valproico, un medicamento antiepiléptico, según el grupo.

De acuerdo con Gidaya, es plausible que los agonistas beta podrían afectar al desarrollo cerebral del feto de tal modo que aumente el riesgo de autismo. Cuando se les da a las ratas embarazadas en el laboratorio, los medicamentos pueden afectar al desarrollo de las células cerebrales del feto.

Para realizar el nuevo estudio, el equipo de Gidaya examinó el sistema nacional de bases de datos de Dinamarca para encontrar información de 5,200 niños a los que se había diagnosticado un trastorno del espectro autista. Los investigadores los compararon con 52,000 niños de la misma edad sin autismo.

En general, un poco menos del 4 por ciento de los niños con autismo habían sido expuestos a los agonistas beta, frente al 3 por ciento de los otros niños.

Cuando los investigadores controlaron otros factores (incluyendo el asma de las madres, la edad de los padres y las complicaciones al nacer), los niños expuestos a los agonistas beta en el útero seguían teniendo un 30 por ciento más de probabilidades de contraer autismo.

Pero aunque esa cifra pueda parecer muy alta, en realidad es un aumento "modesto" en el riesgo de autismo, dijo Dawson.

Además, hay otros factores que los investigadores no pudieron tener en cuenta, como la exposición a los contaminantes, señaló Gidaya.

Según Dawson, se necesitan más investigaciones para confirmar el vínculo entre los agonistas betas y el autismo.

Si los medicamentos son un factor de riesgo, dijo Gidaya, estudiar la biología que hay detrás podría ayudar a los investigadores a comprender mejor cómo aparece el autismo.

Más información

Autism Speaks tiene más información sobre los factores de riesgo ambientales del autismo.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2016, HealthDay

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