Un inhalador alivió los problemas pulmonares de los trabajadores del 11-S

Estudio halla que los bomberos que usaron el medicamento desde el principio lograron algo de alivio en los síntomas

MIÉRCOLES 24 de octubre (HealthDay News/Dr. Tango) -- Según los hallazgos recientes anunciados el miércoles, el uso oportuno de una cantidad adecuada para un mes de un medicamento inhalado podría haber reducido los síntomas respiratorios de los socorristas después de los ataques del once de septiembre de 2001 en el World Trade Center.

Los corticoesteroides inhalados (CEI) son medicamentos antiinflamatorios utilizados comúnmente para el tratamiento del asma. Ningún estudio había examinado hasta ahora si administrar CEI antes de la aparición de los síntomas los aliviaría o prevendría la aparición de problemas respiratorios luego de la exposición a las partículas inhaladas.

Los ataques del 11-S arrojaron toneladas incontables de material particulado al aire que cubre la ciudad de Nueva York. Muchos de los que se esforzaron por rescatar a los supervivientes, recoger los restos y limpiar los desechos han sufrido durante los últimos seis años de diversos problemas agudos y progresivos, como sinusitis, síntomas de asma y la llamada "tos del World Trade Center", entre otros problemas.

A partir de la primera semana que siguió al 11-S, un equipo dirigido por el Dr. David Prezant, director médico de la oficina de asuntos médicos y codirector de los programas de monitorización médica y tratamiento del WTC del Departamento de bomberos de la ciudad de Nueva York, ofreció budesonida, un medicamento CEI, a cerca de once mil bomberos de Nueva York que tuvieron que ver con los esfuerzos de limpieza y rescate en el sitio del WTC.

Cerca de tres mil bomberos acordaron participar en el ensayo, durante el cual el medicamento fue inhalado dos veces al día durante cuatro semanas. Apenas 220 continuaron durante todo el periodo del estudio, no por los efectos secundarios, anotaron los autores, sino principalmente por falta de un efecto inmediato.

Dos años después, los investigadores evaluaron la efectividad del tratamiento para aliviar los síntomas respiratorios y mejorar la función pulmonar en aquellos individuos que completaron el tratamiento, en comparación con los sujetos de control que no recibieron tratamiento.

Los resultados del estudio indicaron que aquellos trabajadores que recibieron budesonida sí vieron mayores mejorías en sus síntomas respiratorios, comparados con sus contrapartes que no recibieron tratamiento, a pesar del hecho de que el grupo tratado también tendía a tener mayor exposición sin protección al sol. Sin embargo, las pruebas clínicas no detectaron diferencias en la función pulmonar o en la reactividad de las vías aéreas, según el estudio.

Este hallazgo sugiere que el medicamento se dirige a los sistemas respiratorios de los trabajadores, pero no a la causa subyacente, según el Dr. Len Horovitz, médico tratante del departamento de medicina pulmonar del Hospital Lenox Hill de Nueva York, quien atendió a "algunos" pacientes del WTC (principalmente voluntarios y residentes).

"Uno quiere creer que cuando alivia los síntomas, está mejorando el proceso de la enfermedad, aunque no siempre es así", aseguró Horovitz. "Eso no está claro y, para la mayoría de estos pacientes, la función pulmonar continuó decayendo, así que parecería que no detuvo el proceso mismo".

Prezant no estuvo disponible para hacer comentarios. Aún así, el Dr. Alvin Thomas Jr., presidente del American College of Chest Physicians, aseguró que el reanálisis subsiguiente de la información sobre Prezant produjo lo que los autores llamaron "una mejora reducida pero significativa de la función pulmonar" de los trabajadores que recibieron tratamiento.

Así, "los corticoesteroides inhalados podrían prevenir los problemas respiratorios... [y] ayudar a mejorar los síntomas [leves] que se desarrollan", aseguró Thomas. Recalcó, sin embargo, que serán necesarios estudios adicionales para verificar la conclusión.

Los hallazgos debían ser presentados el miércoles en la asamblea científica internacional anual del American College of Chest Physicians, en Chicago.

Entonces, ¿qué deberían hacer los socorristas la próxima vez que se les llame en medio del polvo de edificios que se derrumban? Primero, recomendó Horovitz, deben proteger sus pulmones. Hasta un pañuelo o una camiseta sobre la nariz y la boca pueden bloquear la entrada de partículas de gran tamaño en la vía aérea.

Si es posible, recomendó Thomas, los socorristas deben usar un respirador. A diferencia de un pañuelo, o incluso de las máscaras de cirugía que se consiguen en la mayoría de las farmacias, los respiradores atrapan las partículas microscópicas que pueden penetrar en lo profundo de los pulmones y causar problemas a largo plazo.

Además, si hay alguna oportunidad de resultar expuesto a vapores tóxicos, se debe comenzar a usar CEI lo más pronto posible.

"El estudio de Prezant sugiere que si uno no lleva una máscara en la que confíe completamente, debe usar un inhalador porque las partículas de todos modos pueden penetrar y causar síntomas", dijo.

Más información

Para mayor información sobre los efectos para la salud de los ataques del 11-S, visite el Departamento de salud e higiene mental de la ciudad de Nueva York.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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