Casi la mitad de los estadounidenses mayores le tienen miedo a la demencia, y prueban formas no comprobadas de combatirla

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VIERNES, 15 de noviembre de 2019 (HealthDay News) -- Muchos estadounidenses creen que tienen probabilidades a desarrollar demencia, y con frecuencia recurren a formas no comprobadas para intentar mejorar esas probabilidades, sugiere un estudio reciente.

En una encuesta, los investigadores encontraron que casi la mitad de los estadounidenses que estaban en la cincuentena y la sesentena creían que era al menos "algo probable" que desarrollaran demencia. Pero pocos (un 5 por ciento) dijeron que habían hablado con el médico sobre formas de reducir su riesgo.

En vez de ello, un tercio o más tomaban complementos de aceite de pescado, de vitamina E o de otro tipo para ayudar a evitar el deterioro de la memoria, aunque no se haya probado que ninguno ofrezca esos beneficios.

"Sin duda, parece que las personas creen que los complementos o el aceite de pescado ayudan a conservar la memoria", comentó el investigador principal, el Dr. Donovan Maust, psiquiatra geriátrico en la Universidad de Michigan, en Ann Arbor.

Maust señaló que esto podría reflejar la "emoción" de la investigación inicial que sugirió que ciertos complementos podrían prevenir el deterioro de la memoria, una emoción que no se calmó cuando estudios posteriores no lograron mostrar beneficios.

Los hallazgos, publicados en la edición en línea del 15 de noviembre de la revista JAMA Neurology, se basan en 1,019 adultos de 50 a 64 años a quienes encuestaron en 2018. Se les preguntó si pensaban que era "algo probable", "muy probable" o "poco probable" que desarrollaran demencia a lo largo de sus vidas.

En general, un 44 por ciento creían que era algo probable, mientras que un 4 por ciento eligieron la opción de "muy probable".

¿Qué tan precisos fueron? Es difícil saberlo, dado que los términos son imprecisos, según Keith Fargo, director de programas y alcance científicos de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association).

Pero, añadió, sería razonable que cualquiera considerara que tiene algunas probabilidades de desarrollar demencia: alrededor de un 10 por ciento de los estadounidenses de a partir de 65 años tienen demencia; la tasa se dispara a alrededor de un tercio entre las personas de a partir de 85 años.

Fargo, que no participó en el estudio, dijo que se puede averiguar más al observar las respuestas de distintos grupos de participantes.

Por ejemplo, los afroamericanos fueron mucho más propensos que los blancos a considerar que era poco probable que desarrollaran demencia: un 63 por ciento respaldaban esa creencia, frente a un 49 por ciento de los encuestados blancos.

En realidad, los afroamericanos tienen una tasa más alta de demencia.

Maust indicó lo mismo. "Es llamativo", comentó, "que los encuestados afroamericanos pensaran que sus probabilidades de desarrollar demencia eran de la mitad que las de los encuestados blancos no hispanos, cuando de hecho su riesgo es más del doble de alto".

Fargo calificó ese hallazgo de "sorpresa desafortunada", y dijo que apunta a una laguna en los esfuerzos de educación pública.

También se preguntó a los participantes si tomaban alguna de varias medidas para "mantener o mejorar" su memoria. Alrededor de un tercio dijeron que usaban aceite de pescado, mientras que un 40 por ciento indicaron que tomaban vitaminas u otros complementos. Poco más de la mitad dijeron que hacían crucigramas.

Ninguna de esas estrategias se ha comprobado. Pero Fargo anotó que los amantes de los crucigramas podrían ser el tipo de personas que mantienen una vida en general "cognitivamente estimulante", y que hay evidencias que respaldan el beneficio de hacerlo.

Se cree que las personas con un mayor nivel educativo, o que se implican en el aprendizaje de por vida, podrían tener una mayor "reserva cognitiva", explicó Fargo. La teoría es que esas personas pueden aguantar un mayor grado del daño cerebral que caracteriza a la demencia antes del desarrollo de los síntomas.

Hay estudios en curso para averiguar las mejores estrategias para ralentizar o prevenir la demencia. Fargo dijo que la Asociación del Alzheimer está patrocinando un ensayo, llamado U.S. Pointer, que evalúa una combinación de tácticas que incluyen a la dieta, el ejercicio y la estimulación mental y social.

Por ahora, Maust planteó que la mejor opción es cuidar la salud general y controlar cualquier afección crónica, en particular las que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, como la hipertensión y la diabetes. Hace mucho que los estudios han notado una conexión entre la salud cardiaca y la demencia, y un ensayo clínico reciente mostró que un control estricto de la hipertensión redujo el riesgo de deterioro cognitivo leve de los adultos mayores.

"Creo que las personas quizá no se den cuenta del grado en que se puede reducir el riesgo de demencia al abordar las afecciones médicas crónicas", dijo Maust.

Si cree que su memoria o sus habilidades de pensamiento se están deteriorando, Fargo aconsejó ir al médico.

"En algunos casos, podría haber una afección subyacente tratable, como la apnea del sueño, una deficiencia de vitamina B12, o depresión", añadió.

Más información

La Asociación del Alzheimer ofrece más información sobre cómo conservar la salud del cerebro.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2019, HealthDay

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