El estado civil y la muerte de un ser querido influyen en la efectividad de la vacuna contra la gripe en los mayores

Estudio halla que el estado mental afecta la respuesta de los anticuerpos
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LUNES 20 de marzo (HealthDay News/HispaniCare) -- Un nuevo estudio británico sugiere que la efectividad de la vacuna contra la gripe en los mayores depende de ciertos eventos de la vida que experimenta el paciente.

Al parecer, la vacuna es menos efectiva entre los pacientes de la tercera edad que enfrentan la muerte reciente de un pariente o amigo cercano. Por el contrario, la vacuna parece más efectiva en los pacientes casados o que cohabitan con alguien, que en los solteros. Y es particularmente efectiva entre los que afirman estar felizmente casados.

"Nos sorprendió que en una muestra de individuos de la tercera edad, ni la carga del estrés ni el apoyo social estaban entre los factores que afectaban la respuesta de los anticuerpos a la vacuna, sino, más bien, factores muy específicos en estas categorías: la muerte de un ser querido, el estado civil y su satisfacción personal", explicó la autora principal del estudio Anna C. Phillips, investigadora asociada de la Facultad de Ciencias del Deporte y del Ejercicio de la Universidad de Birmingham.

De acuerdo con los National Institutes of Health, aunque la vacuna anual contra la gripe podría no evitar contraerla, sí reduce enormemente el riesgo de gravedad o muerte entre las personas mayores.

Las estadísticas de los NIH muestran que la vacuna contra la gripe reduce la necesidad de hospitalización en 70 por ciento entre las personas mayores que no viven en residencia para ancianos y los índices de mortalidad en 85 por ciento. Y para los mayores que viven en residencia para ancianos, la vacuna contra la gripe reduce el riesgo de hospitalización en 50 por ciento, el riesgo de neumonía en 60 por ciento y el riesgo de muerte del 75 al 80 por ciento, de acuerdo con los NIH.

En 2003, Phillips y su equipo se centraron en 184 personas, 80 hombres y 104 mujeres, mayores de 65 años, que fueron seleccionados de cincos áreas de práctica médica de la Birmingham. Casi todos los pacientes eran blancos no fumadores, y casi todos habían recibido previamente una vacuna antigripal diseñada para ofrecerles protección contra tres cepas de influenza.

Para evaluar las respuestas de los anticuerpos, se tomaron muestras de sangre tres veces durante el curso de un año, al momento de la vacunación, un mes después y 12 meses después.

Los participantes del estudio también completaron cuestionarios en los mismos intervalos con relación a aspectos demográficos, exposición a eventos importantes de la vida (como el estado civil, la muerte de familiares y amigos, la vivienda y las finanzas); las percepciones de apoyo social; y comportamientos de salud (como el uso de alcohol, cigarrillo, ejercicio y hábitos alimenticios, y patrones del sueño).

En el informe que aparece en la nueva edición de la publicación Brain, Behavior, and Immunity, los investigadores señalaron que, en la mayoría de los casos, no pareció existir una asociación entre la frecuencia y gravedad de los eventos más trascendentales de la vida y la habilidad de la vacuna para provocar la respuesta del anticuerpo deseada.

Pero hubo dos grandes excepciones a esta regla, el estado civil y la muerte de un ser querido.

Entre un tercio de los pacientes que sufrieron la pérdida de un miembro de la familia o amigo cercano en el año anterior, incluidas siete personas que habían perdido a su cónyuge, la respuesta de los anticuerpos fue significativamente menor que en los pacientes que no habían experimentado tal pérdida.

Un mes después de la vacunación, los pacientes que habían sufrido una pérdida mostraron un 69 por ciento menos de respuesta en anticuerpos, en promedio, a una cepa de la gripe y un 83 por ciento menos de respuesta a una segunda cepa, hallaron los investigadores.

Por otra parte, para los dos tercios de hombres y mujeres que indicaron que estaban casados o que vivían con alguien, la respuesta de los anticuerpos fue significativamente mayor que entre los que estaban divorciados, solteros, separados o que habían enviudados.

Además, la satisfacción marital estuvo también asociada con una mejor respuesta de los anticuerpos. Se encontró que los pacientes que no estaban casados tenían un 74 por ciento menos de respuesta de los anticuerpos para una cepa de la gripe, en comparación con los que estaban felizmente casados.

Phillips dijo que los hallazgos podrían ayudar a los proveedores de atención médica a hacer que las personas mayores más vulnerables mejoren sus posibilidades de recibir el mayor beneficio de una vacuna antigripal.

Phillips reconoció que es difícil cambiar el estado civil y la situación de duelo de una persona. Pero tomar medidas que puedan ayudar a las personas a enfrentar de forma más efectiva el duelo (como consejería), intervenciones maritales para incrementar la satisfacción y felicidad (como fomentar la comunicación) podrían mejorar el bienestar emocional y físico de un individuo.

Pero el Dr. Marc Siegel, profesor clínico asociado de medicina en la Facultad de Medicina de Nueva York, y autor de False Alarm: The Truth About the Epidemic of Fear (Falsa alarma: la verdad sobre la epidemia del miedo), sugirió que la premisa del estudio podría no ser definitiva.

"Diría que existe una interacción definitiva entre el estrés y la respuesta inmunológica", dijo Siegel. "Pero es una propuesta diferente verificar qué tipo de estrés tiene cuál efecto".

"Por ejemplo, mi investigación demuestra que la preocupación crónica prolongada podría disminuir una respuesta inmune mientras que la excitación temporal podría acrecentarla", agregó Siegel. "Así que es complicado, debido a que no se trata necesariamente de una conexión lineal. Y desearía ver más investigación al respecto".

Más información

Para más información sobre la vacuna de la gripe, visite el National Institute on Aging.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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