JUEVES, 7 de enero (HealthDay News/Dr. Tango) -- Un estudio reciente señala que los centros de vivienda asistida para personas de edad avanzada se encuentran con mayor frecuencia en áreas de mayor nivel de ingresos, educación y valor de la propiedad.
Estos hallazgos no sorprenden porque el dinero privado ha suscitado el crecimiento de estos centros, según los investigadores. Sin embargo, los hallazgos no implican que la gente que tenga ingresos más bajos, las minorías y los que viven en áreas rurales tengan menos opciones para vivir a medida que envejecen.
"Cuando contemplamos la distribución de los centros de vivienda asistida en todo el país, vemos que se distribuyen, en algunos aspectos, como se esperaría que fuera", señaló David Stevenson, autor del estudio y profesor asistente de políticas de salud de la Facultad de medicina de la Harvard en Boston.
"Estos centros tienden a estar ubicados en sectores socioeconómicos más altos, con más ingresos, más educación y menos minorías", explicó.
Los resultados aparecen en la edición de enero de Health Affairs.
Los centros de vivienda asistida están dirigidos generalmente para las personas que todavía no necesitan atención de tiempo completo en un hogar para ancianos, pero sí ayuda para las tareas cotidianas. La manera como se ofrece esta ayuda varía sustancialmente entre un centro y otro.
"Los centros de vivienda asistida varían ampliamente", explicó la Dra. Laurie Jacobs, directora del Centro Gerontológico Resnick del Centro Médico Montefiore de la ciudad de Nueva York. "Los hogares para ancianos ofrecen atención total y no varían sustancialmente, pero los centros de vivienda asistida pueden ser apartamentos en los que hay una enfermera disponible y un comedor comunal, o un centro más similar a un hogar para ancianos".
A medida que la generación de la posguerra continúa envejeciendo, Jacobs señala que espera que los centros de vivienda asistida continúen evolucionando y que probablemente surjan opciones más creativas.
En 2007, hubo 11,276 centros de vivienda asistida con un total de 839,746 unidades residenciales en los EE. UU., según el estudio. Según el estudio, Connecticut, Hawái y Virginia Occidental tuvieron menos de 10 centros de este tipo por 1,000 residentes de la tercera edad, mientras que Minnesota, Oregón y Virginia tuvieron más de 40 por 1,000.
Otros hallazgos:
Estos hallazgos resultan más útiles desde el punto de vista de las políticas públicas, señaló Stevenson. "Necesitamos tener en cuenta que los servicios de vivienda asistida no es algo que se distribuya uniformemente y que no todos tendrán acceso a ellos aún si se contara con dineros públicos para apoyarlos", dijo.
También es importante tener en cuenta que la vivienda asistida no siempre es la opción adecuada, señaló Jacobs. Por ejemplo, los adultos mayores que tienen demencia con frecuencia no pueden soportar el cambio al centro de vivienda asistida porque han perdido su capacidad para aprender cosas nuevas, como la ubicación de la despensa o cuál es el cajón de los calzoncillos, dijo. Estas personas podrían estar mejor en casa, en donde han vivido por años, y con un ayudante de atención médica que esté pendiente de ellas.
"Éste es un asunto muy complicado", apuntó Jacobs. Si le preocupa que sus padres estén envejeciendo, señaló, sus médicos pueden informarle cuáles son sus necesidades actuales y anticipar cuáles serán sus necesidades futuras.
Un trabajador social, si hay uno disponible para usted, debe conocer muchas de las opciones que haya en su área, aseguró Jacobs. Sin embargo, dijo, no importa el tipo de centro, hogar para ancianos, vivienda asistida u otra cosa, en el que esté pensando, lo más importante es ir al centro usted mismo y llevar a su padre para establecer si estará bien allí.
Más información
Para más información sobre la vivienda asistida, visite los Institutos Nacionales de Salud.