¿El gobierno estadounidense está subvencionando alimentos que engordan?

Un estudio descubre que los estadounidenses que comían más granos, productos lácteos y de ganadería tenían más problemas de salud
cows on a farm
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MARTES, 5 de julio de 2016 (HealthDay News) -- Los estadounidenses consumen más de la mitad de sus calorías diarias a partir de siete alimentos de granja que están subvencionados por el gobierno de EE. UU., pero un nuevo estudio sugiere que esas subvenciones podrían estar contribuyendo a la epidemia de obesidad.

El problema, de acuerdo con los investigadores es que los que más consumen tales productos alimentarios también son mucho más propensos a ser obesos, y a tener dificultades con el colesterol alto, unos niveles elevados de inflamación o de azúcar en sangre. Estos alimentos incluyen granos, productos lácteos y de ganadería.

"Sabemos que comer en exceso estos alimentos puede llevar a la obesidad, a la enfermedad cardiovascular y a la diabetes tipo 2. Pero, aun así, no esperábamos ver unos resultados tan potentes al mirar directamente la asociación entre el consumo de los alimentos subvencionados y la salud", dijo Edward Gregg, jefe de la rama de epidemiología y estadísticas en la división de traducción de la diabetes del Centro Nacional para la Prevención de las Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud de los CDC.

Gregg no participó en el estudio. Pero, un equipo dirigido por su colega, Karen Siegel, reportó los hallazgos en la edición en línea del 5 de julio de la revista JAMA Internal Medicine.

Los investigadores se centraron en 7 productos principales cubiertos en la Ley Agrícola (Farm Bill) de EE. UU. de 1973. Según esa ley, los productores reciben ayuda financiera directamente del gobierno federal para cultivar o criar productos de granjas, como el maíz, la soya, el trigo, el arroz, el sorgo, los productos lácteos y ganado.

El objetivo es asegurar un "suministro abundante de comida a precios razonables", ya que la producción doméstica de alimentos conforma el 80 por ciento de la comida que consumen los estadounidenses, explicó Gregg.

Los investigadores indicaron que dichas subvenciones fueron de 170 mil millones de dólares entre 1995 y 2010.

Desafortunadamente, gran parte de estos alimentos acaban siendo procesados en productos cuestionables desde el punto de vista nutritivo, como los refrescos y jugos azucarados ricos en calorías (edulcorados con jarabe de maíz), alimentos envasados ricos en calorías, y carnes y productos lácteos con un alto contenido de grasa, señalaron los autores del estudio.

Por el contrario, las frutas y verduras han quedado excluidas históricamente de tales subvenciones, debido a su "naturaleza perecedera y a una durabilidad menor", dijo Gregg.

Para ver cómo podría afectar esto a la dieta estadounidense, el equipo de investigación analizó la información recogida entre 2001 y 2006 por la Encuesta nacional de examen de la salud y la nutrición.

Más de 10,000 hombres y mujeres estadounidenses adultos ofrecieron a los investigadores un desglose de su consumo alimentario durante las últimas 24 horas antes de la encuesta.

No se evaluaron si fumaban o no, los hábitos de ejercicio o la procedencia socioeconómica, pero sí el riesgo de obesidad, junto con el riesgo de un nivel alto de grasa abdominal, niveles altos de inflamación general, hipertensión, colesterol alto y niveles altos de azúcar en sangre.

La mayoría de los alimentos (el 56 por ciento) que los encuestados consumían procedían de algunos de los siete productos alimentarios subvencionados. Y los que consumieron más productos subvencionados fueron a los que peor les fue, mostraron los hallazgos del estudio.

Por ejemplo, los investigadores hallaron que las personas que consumieron la mayor cantidad de estos productos tenían un 37 por ciento más de probabilidades de ser obesos, un 41 por ciento más de probabilidades de tener grasa abdominal, un 34 por ciento más de probabilidades de tener problemas de inflamación, un 14 por ciento más de probabilidades de tener un nivel alto del colesterol "malo" y un 21 por ciento más de probabilidades de tener un nivel alto de azúcar en sangre.

Aun así, Gregg indicó que la obesidad "es un problema de salud pública complejo" y que simplemente el hecho de consumir más alimentos subvencionados no hace que la obesidad (o cualquier otro problema de salud) sea inevitable. Se necesita más investigación para evaluar el modo en que unos cambios en el programa de subvenciones actual podrían afectar a dichos riesgos para la salud, sugirió.

Lona Sandon, directora del programa de nutrición clínica del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, en Dallas, se mostró poco sorprendida con los hallazgos.

"Sabemos que las personas que comen un porcentaje más alto de frutas y verduras, y menos alimentos ricos en grasa, ricos en almidón y con un nivel alto de azúcar, tienden a tener un peso más bajo", dijo.

"Pero nuestra cultura alimentaria es una dieta basada en los animales. Carne y productos lácteos", dijo Sandon.

"Así que aunque la situación de las subvenciones es complicada, y no hay respuestas fáciles, es probable que influya sobre el hecho de que las personas simplemente no comen la suficiente fruta y verdura", añadió Sandon. "No es muy difícil de ver".

Más información

Hay más información sobre una alimentación saludable en el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2016, HealthDay

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