Se observan cambios en los cerebros de los niños tras una temporada de fútbol americano

Todavía no está claro si esos cambios son duraderos o significativos
boys football
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LUNES, 24 de octubre de 2016 (HealthDay News) -- Apenas una temporada de fútbol americano competitivo podría provocar cambios en los cerebros en desarrollo de algunos jugadores jóvenes, aunque no sufran conmociones durante el juego, encontró un pequeño estudio.

Usando escáneres de imagen, los investigadores detectaron cambios "microestructurales" en la materia blanca de 25 chicos deportistas de 8 a 13 años de edad tras una temporada de fútbol americano.

También encontraron que los jugadores experimentaron cambios cerebrales más significativos si sufrieron una mayor cantidad de golpes y golpes más fuertes en la cabeza, apuntó el investigador líder, el Dr. Christopher Whitlow, jefe de neurorradiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest en Winston Salem, Carolina del Norte.

"Estamos viendo algunas asociaciones entre la cantidad de daño en el cerebro y la cantidad de exposición a los impactos en la cabeza", señaló Whitlow. "Mientras más exposición hayan tenido, más cambios se ven".

Pero Whitlow añadió de inmediato que esos cambios son imperceptibles a simple vista, y que investigaciones futuras podrían probar que dichos cambios son inocuos.

"El fútbol americano es un deporte muy físico, así que tras una temporada hay muchos cambios en el cuerpo", dijo. "Los jugadores tienen cortadas y moretones, y tras la temporada desaparecen. Quizá el cambio que observamos sea solo otra de esas manifestaciones físicas de jugar una temporada de fútbol americano que desaparecerá".

Casi 3 millones de jugadores jóvenes participan en los programas de tacleadas de fútbol americano en Estados Unidos. Y hay unos 2,000 jugadores activos de la Liga Nacional de Fútbol Americano (National Football League, NFL).

Whitlow dijo que a él y a sus colaboradores les preocupaban particularmente los impactos en la cabeza que no conducen a una conmoción. Los cerebros de los jugadores de fútbol americano jóvenes y de secundaria todavía están pasando por un desarrollo rápido, y los golpes repetidos que no resultan en una lesión cerebral podrían de cualquier forma tener un efecto que se acumule con el tiempo, plantearon los investigadores.

Para estudiarlo, el equipo de investigación reclutó a 25 participantes de un equipo local de fútbol americano juvenil en las temporadas de 2012 y 2013.

Al inicio de la temporada, los jugadores recibieron una IRM avanzada del cerebro. También se les proveyeron cascos con sensores para medir la gravedad de cada golpe en la cabeza que ocurre durante el juego.

"Evaluamos la biomecánica de cada uno de esos impactos en la cabeza, para cada entrenamiento y para cada juego", dijo Whitlow. Añadió que los investigadores revisaron grabaciones de video para verificar que los sensores habían registrado cada golpe de forma precisa.

Ninguno de los jugadores del estudio sufrió una conmoción durante la temporada de juego. Al final de la temporada, los jugadores se sometieron a una segunda IRM, y los investigadores compararon los dos escáneres para observar los cambios en el cerebro. Los investigadores también evaluaron los datos sobre los impactos en la cabeza de cada jugador, para ver si había alguna conexión entre los golpes que recibieron y los cambios observados en sus cerebros.

Los investigadores concluyeron que los jugadores con más exposición a los impactos en la cabeza mostraban más cambios en la materia blanca. La materia blanca está compuesta por millones de fibras nerviosas que funcionan como cables de comunicación que conectan varias partes del cerebro.

"Estamos viendo cambios en el cerebro relacionados con la exposición, pero si se habla con esos jugadores, si se ven sus imágenes clínicas, en realidad no presentan nada que se pueda identificar como anómalo", comentó Whitlow. "Entonces, la pregunta se convierte en: ¿qué significan estos cambios? Y todavía no la tenemos una respuesta".

El Dr. Christopher Giza es director del Programa Steve Tisch BrainSPORT y profesor de neurología y neurocirugía pediátricas de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Dijo que los resultados del estudio son consistentes con estudios anteriores, y que las herramientas utilizadas por los investigadores añaden nuevos y valiosos datos al campo del estudio.

"Un importante punto fuerte de este estudio es que [los investigadores] tienen una medida muy cuantitativa que puede en esencia contar la magnitud, el tamaño y la cantidad de los impactos", dijo Giza. "Sin duda esto es más objetivo que depender de que un deportista o entrenador le diga que alguien tiene síntomas".

"Hay ciertas evidencias de que los impactos acumulativos, independientemente de si se sufrió una conmoción o no, podrían ser un problema", siguió. "Poder medir esos impactos de forma más objetiva puede ser útil".

Pero Giza anotó que este estudio contenía demasiados pocos jugadores como para ofrecer datos concluyentes. Además, un par de jugadores parecieron sufrir más golpes y tuvieron más cambios cerebrales que los demás, y eso podría haber sesgado los resultados, comentó.

"No querría sacar una conclusión sobre todos los niños que juegan fútbol americano basándome en los 25 niños de este estudio, sobre todo si los resultados están motivados por uno o dos de los individuos de esta investigación", dijo Giza.

Whitlow señaló que los nuevos resultados provienen del segundo año de un estudio de cinco años, y que los investigadores continuarán siguiendo a algunos de estos jugadores. Los investigadores también administraron pruebas cognitivas a los jugadores, y están analizando los datos para su publicación en un futuro.

"Tenemos que hacer algunas preguntas adicionales", dijo. "¿Qué sucede con esos cambios? ¿Perduran? ¿Desaparecen? ¿Tienen alguna consecuencia a largo plazo?".

El nuevo estudio aparece en la edición del 24 de octubre de la revista Radiology.

Más información

Para más información sobre las lesiones cerebrales, visite los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2016, HealthDay

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