Fumar agrava el daño cerebral inducido por el alcohol

Investigadores utilizaron IRM para estudiar el efecto del cigarrillo

MIÉRCOLES 15 de diciembre (HealthDayNews/HispaniCare) -- Las personas que beben alcohol en exceso tienden a convertirse en fumadores crónicos y un nuevo informe sugiere que la combinación de ambos podría resultar más tóxica que cada uno de ellos individualmente.

Una investigación anterior sobre los efectos de la dependencia del alcohol resalta aún más la pregunta. Sin embargo, un pequeño estudio publicado en la edición de diciembre de Alcoholism: Clinical and Experimental Research (Alcoholismo: Investigación Experimental y Clínica) sugiere que existe una razón para tal preocupación.

"El tabaquismo crónico aumenta la gravedad del daño cerebral asociado con la dependencia alcohólica", afirmó Timothy C. Durazzo, autor del estudio y neuropsicólogo e investigador neurocientífico del Veterans Administration (VA) Medical Center de San Francisco.

Las regiones del cerebro con el mayor daño combinado fueron los lóbulos frontales, el sitio de almacenamiento a corto plazo de la mente. Sobre el por qué se produce, Durazzo no pudo especular. No obstante, dada la importancia de esa región del cerebro para las actividades diarias, cualquier exacerbación del tejido dañado podría comprometer la recuperación de la habilidad de los alcohólicos para manejar actividades cotidianas o medir las consecuencias de sus actos, apuntó.

Se estima que el 80 por ciento de los alcohólicos dependientes fuman con cierta regularidad, reportaron los autores del estudio. Aunque se sabe que el consumo alto y crónico de alcohol causa daño cerebral, investigaciones anteriores fracasaron en determinar los efectos independientes al tabaquismo, o sus efectos compuestos potenciales en el cerebro de los alcohólicos.

"Fumar ha sido tratado como una variable fastidiosa o ha sido completamente ignorado", resaltó Durazzo.

Para el estudio, Durazzo y sus colegas compararon 24 alcohólicos en recuperación que habían dejado la bebida durante una semana con 26 "bebedores moderados" como sujetos de control. Cada grupo incluyó una mezcla de fumadores y no fumadores, 14 fumadores y 10 no fumadores entre los alcohólicos en recuperación y siete fumadores y nueve no fumadores en el grupo de control.

Utilizando una espectroscopia por resonancia magnética (RM), un tipo de técnica de diagnóstico por imágenes poderosa que capta las señales del tejido dañado a través de todas las áreas del cerebro, el equipo de investigación comparó y contrastó los grupos. A su vez, realizaron una breve encuesta neurocognitiva.

Los resultados muestran que el tabaquismo crónico incrementa la gravedad del daño cerebral asociado con la dependencia alcohólica. En comparación con otros grupos, por ejemplo, los alcohólicos en recuperación que eran fumadores obtuvieron los menores niveles de N-acetilaspartato (NAA), un aminoácido cuya concentración se considera como un indicador de la viabilidad celular nerviosa, señalaron los investigadores.

Fumar cigarrillos, independientemente del consumo de alcohol, también tuvo efectos adversos en el tejido involucrado con la función motora y el equilibrio, un hallazgo inesperado pero importante, anotó Durazzo. Mientras que los efectos sobre el corazón, pulmones y sistema cardiovascular que se derivan de fumar están bien documentados, se conoce muy poco sobre su daño al cerebro, explicó.

En general, los hallazgos sugieren que los investigadores necesitan tener en cuenta efectos independientes e interactivos del tabaquismo y la dependencia alcohólica en la función cerebral y el daño tisular. Los autores también creen que el estudio tiene importantes implicaciones en la salud pública.

"Si se pudiera dar suficiente información al respecto a los niños o a las personas que actualmente fuman, y esto al menos incrementara su conocimiento sobre el riesgo, esto podría afectar las cosas para hacer que más personas opten por no fumar o dejen de hacerlo", afirmó Durazzo.

En un estudio separado publicado en la misma publicación, investigadores de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey y la Universidad Rockefeller de Nueva York utilizaron ratas para demostrar que el alcohol y la ingesta excesiva de alimentos podrían compartir el mismo trayecto químico en el cerebro.

"Tal vez debiera existir un enfoque renovado en la investigación del alcohol para entender la interrelación y coincidencia entre el mecanismo que controla el consumo de alimentos y la nutrición con aquellos involucrado con una excesiva ingestión de alcohol y la dependencia", dijo en una declaración preparada Michael J. Lewis, becario en el Departamento de Psicología de Princeton.

Más información

Para saber más sobre los efectos del alcohol en el cerebro, visite el National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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