Alma y corazón por fin juntos en ciudad de gordos

¿Qué tal está el menú de Nueva Orleáns para los cardiólogos?

VIERNES 12 de noviembre (HealthDayNews/HispaniCare) -- Nueva Orleáns. Hogar del sándwich Po'Boy, la sopa de quingombó con mariscos y los daiquiris para llevar a casa.

También, durante la mayor parte de esta semana, el hogar temporal de 26,000 cardiólogos y profesionales de la salud del corazón de todo el mundo que asistieron a la reunión anual de reuniones científicas de la American Heart Association. Esta es la clase de gente que le sugerirá que sea moderado con la salsa holandesa y evite la masa frita.

Entonces, ¿cómo sobreviven estos campeones de la alimentación sana en ciudad de gordos?

Luego de cinco días, una encuesta para nada científica mostró resultados decididamente mezclados.

Ciertamente, había más que suficientes hamburguesas, hamburguesas de queso, pollo a la criolla y papas fritas a la cajún en el centro de convenciones, mientras que la oferta de desayunos recorría toda la gama de ingredientes básicos. El domingo por la mañana, al menos uno de los asistentes se estaba regodeando con huevos y bollos de suero. Claro que era joven y delgado (por ahora). También hubo uno que otro rezagado que salía a fumar a la calle.

Por otro lado, uno de los puestos más populares en la sala de exhibición era el de Vita-Mix, en donde una muchedumbre de médicos boquiabiertos miraba cómo un representante de la empresa preparaba sopa de tortilla.

En el Starbuks más cercano, a unos saludables diez minutos de distancia, uno de los participantes fue descubierto agregando leche descremada y azúcar a su café. Esas calorías, de todos modos, se podían quemar muy fácilmente sólo caminando por todo lo largo del centro de convenciones (de tres cuartos de milla ó 1.2 Km.) o recorriendo los 1.1 millones de pies (unos 336 kilómetros) cuadrados de área de exhibiciones.

Pero los médicos mismos reconocieron que había tentaciones.

"Es muy difícil cuando uno asiste a una convención", aseguró la Dra. Nieca Goldberg, jefa del Programa del Corazón Femenino del Hospital Lenox Hill de Nueva York y autora de Women Are Not Small Men (las mujeres no son hombres pequeños). "Es todo un reto".

Goldberg, que está a punto de convertirse en el primer médico en aparecer en una caja de cereal (Wheat Chex y Multi-Bran Chex), aseguró que pidió yogur con granola y fruta para desayunar. Pero, agregó, era demasiado dulce para podérselo comer.

El Dr. Richard Milani, vicepresidente de la junta del departamento de cardiología y director del centro de salud cardiovascular de la Fundación Clínica Ochsner de Nueva Orleáns, considera que los médicos no cuentan necesariamente con las herramientas para tomar las decisiones correctas sobre su nutrición o la de sus pacientes. "Los médicos no tienen, lamentablemente, suficiente entrenamiento sobre nutrición", declaró sin rodeos.

El Dr. Keith Ferdinand, director médico del Heartbeats Life Center de Nueva Orleáns, aseguró que sólo tomó un cóctel de frutas para desayunar.

A la hora de cenar en el Commander's Palace en el Big Easy's Garden District, cinco cardiólogos de la Ochsner pidieron atún de aleta amarilla dorado en un sartén. Lo sirvieron con cebolla caramelizada, crema de ajo, mantequilla de tomate ahumado y patata dulce (también conocida como batata, camote o boniato) cocinada con mantequilla, cebolla y jamón a la cajún. No todos se comieron las patatas dulces.

Su comida pareció bastante saludable. Pero al compararla con lo que realmente podrían haber estado comiendo en alguna parte de la ciudad, fue estupenda.

Por ejemplo, la Tucker's Tavern en la Calle South Roman sirve "hamburguesas rellenas fritas en abundante aceite". Y de qué las rellenarán, se preguntará. De lo que quiera, respondió una revista local, como queso pepper jack, mozzarella, queso suizo o americano, hongos, jalapeños, tocino, pollo y jamón, todo rebozado y frito en abundante aceite.

Y eso que todavía falta el postre.

Lakeithia, camarera del Commander's, aseguró que su favorito es el praliné parfait, un helado de grano de vainilla casero, crema batida, salsa de praliné y pacana dulce envuelto en cobertura de repostería. "Es un placer de dioses", aseguró.

El gerente del Commander's, Stan Reynolds, se inclinó por un postre de crema de almendra macarrón con almendra molida, mantequilla, azúcar de confitería, Frangelico y salsa de crema.

A medida que la propuesta del Commander's se hace más saludable para el corazón, este plato en particular desapareció de la carta. Reynolds, que es envidiablemente delgado, también dijo que le gustaba mojar sus papas a la francesa en salsa de trucha con almendras, "que es básicamente mantequilla negra", aclaró. Y le encanta la torta de queso frita en tempura, un plato de verduras japonesas frito en abundante aceite, que encontró en un restaurante de sushi local.

Pero en el Commander's "el rey de los postres criollos" es suflé de pudín de pan empapado en salsa de crema de Jack Daniels.

Uno de esos fue a parar frente a Milani, que no tuvo reparo en preguntar "¿quién pidió eso?"

Ni lo tocó.

Pero Thomas Hudson, un taxista nacido en Nawlins, dio una extensa y provocativa descripción de cómo prepara su pudín de pan. No escatimó en usar extensamente palabras como "mantequilla", "azúcar", "huevos", "pasas" y "ron".

"Hay tantos restaurantes buenos en Nueva Orleáns", opinó Hudson. "Uno se pasa toda la semana comiendo y, cuando acaba, ya no le queda la ropa".

El Dr. Barry Goldman, especialista en medicina interna de la Ochsner que no asistió a la cena en el Commander's, tiene un término más adecuado y científico para este fenómeno: "Perfil de lípidos de Nueva Orleáns".

Más información

Visite los U.S. Centers for Disease Control and Prevention para más información acerca del exceso de peso y la obesidad.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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