El ultrasonido podría ayudar a limitar los daños causados por la apoplejía

Una observación de una enfermera de emergencias condujo al estudio de la posibilidad

MIÉRCOLES 17 de noviembre (HealthDayNews/HispaniCare) -- Una observación certera realizada por una enfermera de la sala de emergencias ha conducido a la posibilidad de una nueva manera de limitar los daños sufridos por las personas que sufren apoplejías, informan los investigadores.

Sucedió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas en Houston cinco años atrás, cuando El Dr. Andrei V. Alexandrov, recién llegado de la Universidad de Toronto, estaba utilizando la tecnología de ultrasonido para monitorear el progreso de los pacientes con apoplejías tratados con un inhibidor de plasminógeno tisular (tPA, por sus siglas en inglés), un medicamento anticoagulante que acababa de ser aprobado por la U. S. Food and Drug Administration para su uso en cuadros de apoplejías (había sido aprobado para su uso en caso de ataques cardiacos hacía más de una década).

La enfermera, Patti Bratina, notó que muchos de los pacientes que estaban siendo evaluados por Alexandrov estaban teniendo recuperaciones sorprendentes, recobrando el uso de sus miembros y otras facultades mucho más rápido de lo esperado. Tal vez, sugirió la enfermera, la tecnología con ultrasonido tenga algo que ver con ello.

Alexandrov, que es ahora profesor asociado de neurología en la Facultad de Medicina de Houston, aceptó la sugerencia. Él y sus colegas empezaron sus estudios, el último de los cuales aparece en la edición del 18 de noviembre del New England Journal of Medicine, demostrando que Bratina estaba en lo cierto. Ese estudio encontró un efecto beneficioso "fuerte y significativo" del ultrasonido en pacientes que habían sufrido apoplejías, afirmó Alexandrov.

El estudio abarcó a 126 pacientes que habían sufrido apoplejías isquémicas, en las que un coágulo de sangre bloquea una arteria cerebral principal. Todos fueron tratados con tPA. La mitad recibió una exposición de ultrasonido continua, mientras que la otra parte no.

"Una mejora clínica significativa", específicamente una reapertura completa de la arteria bloqueada a las dos horas de la administración de tPA, ocurrió en el 49 por ciento de los pacientes expuestos al ultrasonido, en comparación con el 30 por ciento de aquellos que no lo hicieron, informaron los investigadores. Tres meses más tarde, el 42 por ciento de los pacientes que recibió ultrasonidos tuvo resultados favorables, en comparación con el 29 por ciento de aquellos que no lo recibieron.

Los resultados del estudio se definen mejor como "esperanzadores", indicó el Dr. Andrew M. Demchuk, profesor asociado de neurología de la Universidad de Calgary, que se capacitó con Alexandrov en Houston y formó parte del estudio.

"Estos datos deberán discutirse minuciosamente", señaló Demchuk. "Aún no es definitivo, aunque se ha demostrado una relación entre el ultrasonido y el fomento de la dispersión de coágulos".

Se está planeando un estudio más amplio, que incluya varios cientos de pacientes, con la esperanza de obtener pruebas definitivas del valor del ultrasonido en pacientes apopléjicos, manifestaron Demchuk y Alexandrov. Mientras tanto, existen múltiples consideraciones prácticas en el camino para su uso diario.

La mayoría de los grandes hospitales tienen un equipo de ultrasonido, aunque, por lo general, no en la sala de emergencias. A lo mejor, es más conocido como la técnica que permite a los padres ver imágenes de un feto. Y "no existen suficientes operadores experimentados para realizar este de tipo de terapia combinada en pacientes apopléjicos", explicó Alexandrov.

Alexandrov y sus colegas están trabajando en el desarrollo de una máquina de ultrasonidos cuya manipulación no requiere de un operador experimentado. Además, han elaborado tutorías para ayudar al personal médico a utilizar la tecnología disponible actualmente en el tratamiento de la apoplejía. "La capacitación tardará de uno a seis meses de uso diario", apuntó Alexandrov.

Para explicar cómo el ultrasonido puede disolver un coágulo sanguíneo, el utiliza la analogía de una cucharadita de azúcar en una taza de agua. "El azúcar va al fondo y se disuelve muy lentamente", apuntó. "Si se toma una cuchara y se revuelve, se disuelve mucho más rápido. El ultrasonido es esa cuchara inofensiva".

Patti Bratina, que empezó todo, ya no trabaja en la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas en Houston actualmente. Está en casa, cuidando a sus hijos gemelos.

Más información

Para más información sobre la tecnología de ultrasonidos y su uso médico, visite la Radiological Society of North America.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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