Qué hacer con los implantes de seno viejos

Los expertos aclaran las cosas para las mujeres que con frecuencia se enfrentan a consejos contradictorios

DOMINGO 26 de marzo (HealthDay News/HispaniCare) -- Se estima que tres millones de mujeres estadounidenses tienen implantes de seno y, con seguridad, todas tendrán que reemplazar o remover en algún momento los implantes.

Los implantes de seno no son eternos, ya sea que estén rellenos de gel de silicona o solución salina, o que hayan sido realizados para reconstruir una mama luego de una mastectomía o para aumentar el tamaño o forma del seno.

Sin embargo, saber si el momento ha llegado, y qué hacer si sospecha que es así, no siempre es sencillo.

Sonia Fuentes, de 77 años de edad, de Potomac, Maryland, abogada jubilada y cofundadora de la National Organization for Women, se topó con esa duda el año pasado cuando sospechó que había problemas con el implante de gel de silicona que se había hecho 15 años antes luego de una mastectomía. Pensaba que se había endurecido y vuelto más pequeño, y temía que estuviera goteando.

Consultó a su oncólogo, al médico que había realizado la mastectomía y al cirujano plástico que le había hecho el implante, además de buscar información en Internet. Pero las opiniones y consejos eran contradictorios.

  • Un médico le sugirió que se hiciera una mamografía para ver si el implante se había roto.
  • Un sitio Web para mujeres advertía que no se hiciera una mamografía, ya que la compresión podía hacer que el implante se rompiera.
  • La FDA aconsejaba en su sitio Web que se hiciera una IRM y afirmaba que ésta era la mejor manera de detectar una ruptura.
  • Otro médico le dijo que una IRM no era necesaria.

"La calidad de los consejos que las personas reciben es muy mezclada", afirmó el Dr. Scott Spear, jefe de cirugía plástica del Hospital de la Universidad de Georgetown en Washington, D.C., y presidente inmediatamente anterior de la American Society of Plastic Surgeons.

Entonces, ¿qué debe hacer una mujer?

Cualquiera que esté preocupado por un implante debe "comenzar por ver a un médico, un cirujano plástico" preferiblemente, afirmó Spear. Si no puede localizarse al cirujano original, o la mujer no se siente cómoda con la opinión del cirujano, recomendó ir a una clínica que se especialice en implantes o encontrar a un cirujano plástico asociado a una universidad.

Ese fue el inicio de la saga de Fuentes. Primero, consultó a los médicos que la habían tratado inicialmente. "Todos eran médicos muy destacados", afirmó. "Sentía mucho respeto por ellos". Pero recuenta que dos de ellos "me dijeron que mi seno no había cambiado'", lo que ella consideró "un poco presuntuoso".

Tampoco se sentía cómoda con que la presionaran para que se hiciera una mamografía, teniendo en cuenta lo que había leído en Internet y oído de sus amigas.

"Hay que aprender a confiar en la intuición", aseguró Fuentes. "Pero tantas mujeres hacen exactamente lo que un médico les diga".

Fuentes insistió en hacerse una IRM, su médico cedió, y la IRM reveló un implante que se había roto.

Le pidió a un cirujano plástico de Cleveland que extirpara el implante, reemplazarlo con una versión salina y reconfigurar sus senos para asegurar la simetría. Pero recuerda que el cirujano insistió en un ultrasonido del implante antes, una opción que nadie más había propuesto. Éste también mostró una ruptura y el cirujano prosiguió según lo planeado.

La Dra. Michele Shermak, jefa de cirugía plástica del Centro Médico Johns Hopkins Bayview de Baltimore, afirmó que también usa ultrasonido para evaluar los implantes.

"Al igual que cualquier simple radiografía, una mamografía no sirve para ver problemas en el tejido blando", explicó Shermak.

Para detectar el cáncer de mama, la American Cancer Society recomienda mamografías regulares y Shermak indica que ese consejo debe aplicar a mujeres con y sin implantes. "La compresión no sería un problema" para las mujeres con implantes, afirmó.

Pero para detectar posibles rupturas en un implante, "en realidad las mamografías no son la mejor opción", aseguró.

"La primera prueba que normalmente haría sería un ultrasonido", dijo Shermak. Lo describió como una "tecnología fácil", una prueba que la mayoría de consultorios médicos puede realizar.

"Una IRM sería el próximo paso", dijo. "La IRM es muy buena, específica y sensible". La describió como "casi demasiado precisa en algunos casos", ya que tiende a detectar "cualquier cosita que parezca un poco anormal".

Sin embargo, en el caso de Fuentes, la IRM y el ultrasonido detectaron con precisión. Su cirugía duró 4 horas y media, parcialmente porque "el implante había colapsado y tenía silicona por todos lados, de manera que removerlo fue difícil", dice Fuentes que su cirujano le informó.

La salina que se sale de un implante parece no provocar peligro, pero las opiniones difieren sobre el efecto de la silicona que se escapa.

Si la silicona se sale, "el cuerpo la aísla", explicó Shermak. "El cuerpo normalmente desarrolla tejido de cicatriz alrededor de cosas que no reconoce como partes propias. El tejido de efectivamente se convierte en una concha alrededor del implante".

Sin embargo, Spear afirmó que "el riesgo de que haga daño incluso localmente es bastante bajo".

Ambos cirujanos dijeron que para cualquier mujer a la que tales pensamientos le molesten, o que tengan otros temores sobre el implante, extirpar el implante es usualmente la opción apropiada.

"Sólo hay que tratar o eliminar el implante si la paciente es sintomática", dijo Shermak. "Pero si es lo que la mujer desea, jamás diría 'no lo haga'".

Más información

Para aprender más sobre los implantes de seno, lea el Manual de implantes de seno y el consumidor de la U.S. Food and Drug Administration.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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