Hacer agujeros en las orejas desde temprana edad reduce el riesgo de queloides

Estudio halla que es mejor hacerlo antes de los 11

LUNES 2 de mayo (HealthDay News/HispaniCare) -- Hacerse agujeros en la orejas es algo que muchas niñas pequeñas, y algunos niños, ven como un rito iniciático, como una señal externa de que han comenzado a crecer.

Por eso, le ruegan a sus padres que les den permiso, pero muchas veces se les pide esperar hasta la adolescencia.

Ahora, un pequeño estudio publicado en la edición de mayo de Pediatrics podría ayudarles a convencer a sus padres que es mejor antes que después.

Hacerse agujeros en las orejas antes de los 11 podría ser mejor en realidad por razones cosméticas y de salud, aseguró el autor del estudio, el Dr. Joshua E. Lane, profesor asistente de la Facultad de Medicina de la Universidad Mercer de Macon, Georgia. La investigación la realizó mientras trabajaba en el Colegio de Medicina de Georgia en Augusta.

En una encuesta, quienes se habían hecho agujeros en los oídos a los 11 o después tenían más probabilidades de desarrollar queloides, unos bultos antiestéticos parecidos a las cicatrices que aparecen en lugares en los que ha habido una lesión, que aquéllos que se habían hecho los agujeros antes.

Junto con sus coinvestigadoras, Jennifer Waller y la Dr. Loretta S. Davis, ambas del colegio de Georgia, Lane encuestó a 32 pacientes, incluyendo a 27 mujeres y 5 hombres que tenían 24 años de edad en promedio cuando fueron observados. Cerca del 85 por ciento de los participantes eran de raza negra, entre quienes los queloides son más comunes, anotó Lane. Además, el 56 por ciento tenía historia familiar de queloides. Se sabe que éstos son hereditarios.

Lane halló que el 80 por ciento de quienes se habían hecho agujeros en las orejas a los 11 o después habían desarrollado queloides, pero que apenas el 23.5 por ciento de los que se lo habían hecho antes de esa edad los tenían.

Al dividir aún más las categorías de edad, Lane y sus coinvestigadoras hallaron que el 83.3 por ciento de quienes se habían hechos sus primeros agujeros entre los 11 y los 18 desarrollaron queloides, en comparación con el 66.7 por ciento de los que tenían al menos 19, el 25 por ciento de los que se los habían hecho cuando eran bebés y el 22.2 por ciento de los que se los habían hecho entre los 1 y 10 años de edad.

En total, el 50 por ciento de los participantes desarrolló un queloide luego de sus primeros agujeros. Veinte desarrollaron un queloide luego de la segunda perforación.

Lane advirtió que no se sabe por qué los que se hicieron los agujeros cuando eran pequeños tienen menos posibilidades de desarrollar queloides. Sin embargo, sospecha que de alguna manera, los niños son más susceptibles luego de la pubertad.

"Eso no se ha estudiado aún", agregó. "Nuestro estudio no se enfocó de ninguna manera en eso".

Los queloides son generalmente firmes, del color de la piel y a veces dolorosos. Según la American Academy of Dermatology, generalmente se encuentran en los lóbulos de las orejas, la espalda, los brazos y el pecho, usualmente luego de una lesión o trauma.

Un queloide es distinto de una cicatriz común, explicó Lane. "En una cicatriz hay una hiperproliferación de tejido, pero permanece dentro de los límites de la cortada. Digamos que el queloide se vuelve loco. Crece más allá de la herida".

Según Lane y la academia, entre las opciones de tratamiento se encuentran medicamentos de uso tópico como los corticoesteroides, medicamentos conocidos como moduladores inmunes, inyecciones de cortisona, tratamientos con láser, tratamientos con congelación, terapia de radiación o combinaciones.

Los queloides son difíciles de tratar y tienen tendencia a reaparecer, a veces de mayor tamaño que el original, agregó Lane.

Un pediatra que con frecuencia trata problemas relacionados con los agujeros de las orejas entre sus pacientes consideró este estudio muy interesante.

"Es una pequeña cantidad", aseguró el Dr. Dennis Woo, presidente del departamento de pediatría del Centro Médico Santa Mónica de la UCLA. Aún así, agregó, los resultados podrían hacer que volviera a pensar acerca de sus recomendaciones estándares sobre los agujeros de las orejas.

En general, Woo aseguró que recomienda a los padres esperar a que el niño sea mayor, lo que le permite al niño participar en la decisión, quizá como adolescente o preadolescente.

"De acuerdo con este estudio, quizá mencionaré que hay evidencias de que es mejor hacerlo durante la niñez", dijo.

"Generalmente, no recomiendo hacerse los agujeros cuando son [muy] pequeños, especialmente durante los primeros seis meses", dijo, a menos que haya fuertes inclinaciones culturales para hacerlo.

Cuando se hacen agujeros en las orejas de los bebés, dijo, le preocupa que podría haber una infección o que los bebés tiren de los pendientes que tienen forma de anillo y causen rasgaduras.

Según este estudio, Lane aseguró que quienes tienen una historia familiar de queloides deberían pensar en no hacerse los agujeros en lo absoluto.

"Pero si hay una historia y de todos modos quiere perforar, hágalo en los primeros años", recomendó. "La clave es la prevención".

Más información

Para obtener más información sobre los queloides, visite la National Library of Medicine.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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