Aumentan las inquietudes junto a la publicidad sobre fármacos en la televisión

Expertos cuestionan el valor de los anuncios para pacientes y el sistema de atención de salud en general

DOMINGO, 4 de octubre (HealthDay News/DrTango) -- Hoy en día, no se puede cambiar de canal sin toparse con anuncios sobre medicamentos en que se presentan a gente feliz, días soleados, descripciones vagas, y una lista poco inteligible sobre los efectos secundarios.

Si cree que está viendo más anuncios de estos que nunca antes, tiene razón.

La cantidad de dinero gastado por las compañías farmacéuticas en anuncios directos para el consumidor se triplicó y más entre 1997 y 2005, al pasar de $1.3 mil millones a $4.2 mil millones desde que se la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU. relajó las restricciones que rigen la publicidad sobre medicamentos, según el California Public Interest Research Group, un grupo de defensoría pública apodado CalPIRG.

Sólo EE. UU. y Nueva Zelanda permiten a las compañías farmacéuticas anunciar sus medicamentos de forma directa a los consumidores, según la FDA.

Los médicos y los defensores de pacientes afirman que las compañías obtienen buenas ganancias por su inversión. El gasto en medicamentos recetados ha crecido más rápido que cualquier otro tipo de gasto en atención de salud en EE. UU. "Si solo se observa el número de recetas emitidas desde que se eliminaron las restricciones, definitivamente han aumentado", afirmó Michael Russo, defensor de salud pública de CalPIRG.

Sin embargo, en la comunidad médica hay la inquietud de que los anuncios de fármacos podrían resultar dañinos tanto para el paciente como para el sistema de atención de salud.

"Creo que los anuncios pueden servir un propósito útil al concienciar a la gente sobre los productos disponibles", afirmó Dominick L. Frosch, profesor asistente de medicina de la Universidad de California, en Los Ángeles. "Queremos que la gente tome decisiones informadas y que comprendan los riesgos y beneficios específicos de seguir un tratamiento en particular.

Pero la información de beneficios de estos anuncios con frecuencia se describe en términos vagos, generales y emotivos, y la información sobre los riesgos tampoco se presenta de manera muy útil", lamentó Frosch. "El formato actual de estos anuncios no funciona muy bien para asegurarse que los pacientes estén bien informados".

Las preocupaciones sobre los anuncios de medicamentos se enfocan en varios asuntos:

  • ¿Fomentan que el paciente pida el tratamiento erróneo? Russo señaló que "los efectos secundarios se mencionan muy rápido". "Los anuncios también pueden dar una idea bastante errónea sobre cuál es el beneficio del fármaco". La gente tal vez esté pidiéndole fármacos al médico sin tener una comprensión sólida de lo que podrían ganar o perder al tomarlos.
  • ¿Llevan los anuncios a recetas en exceso? Los pacientes llegan pidiendo medicamentos que vieron en la tele, y muchos médicos probablemente los complazcan en lugar de discutir con ellos, apuntó Frosch. "Médicos y pacientes no tiene mucho tiempo. Hoy en día apenas tienen unos quince minutos", apuntó. "Si un paciente pide un producto y el médico piensa que no es adecuado, convencer al paciente podría tomarse su tiempo".
  • ¿Aumentan los anuncios los costos médicos y riesgos para los pacientes? Los expertos señalan que esto podría sucede porque por lo general los anuncios promueven los fármacos más nuevos, costosos y menos evaluados y no los medicamentos que se sabe han dado resultado. Las compañías farmacéuticas gastan sus presupuestos publicitarios mercadeando fármacos que apenas se comienzan a comercializar, y la gente es más propensa a preguntar por estos nuevos medicamentos que permitir que sus médicos les provea fármacos más antiguos y establecidos que quizás sean igual de eficaces, argumentó Russo. Esto aumenta los costos médicos porque los fármacos más recientes son más costosos, y los pacientes están en mayor riesgo porque éstos no se han probado bajo "condiciones reales", advirtió.

Como ejemplo, Russo citó a Vioxx, un analgésico que fue muy mercadeado por su fabricante pero que luego se retiró con rapidez del mercado cuando se volvió obvio que aumentaba el riesgo de ataque cardiaco en algunas personas.

"El hecho de que se mercadeara tanto magnificó el daño al final", lamentó Russo.

Frosch proveyó una receta básica para mejorar los anuncios y hacerlos más útiles para los consumidores: describir con claridad a quién ayudará el fármaco, y proveer información precisa y no emotiva sobre sus beneficios y riesgos.

"Ahora, al ver estos anuncios y escuchar la información sobre riesgos, con frecuencia se ven imágenes de gente feliz que hace cosas agradables, mientras que la información señala que algunas cosas no tan agradables podrían suceder", apuntó Frosch.

El gobierno federal actualmente plantea una reforma en la atención de salud, y Russo apuntó que hay muchas probabilidades de que pronto se haga algo para controlar la publicidad farmacéutica.

"Creo que veremos que este asunto se vuelva más prominente en los próximos meses y años", aseguró.

Más información

La Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU. tiene más información sobre la publicidad de medicamentos.


Artículo por HealthDay, traducido por DrTango

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