VIERNES, 17 de julio de 2020 (HealthDay News) -- Las máscaras faciales ayudan a prevenir la propagación de la COVID-19, pero plantean una inmensa desventaja para las personas con problemas auditivos: amortiguan el sonido y previenen la lectura de labios.
Pero esa es solo una de las varias formas en que las precauciones de seguridad relacionadas con la pandemia están dificultando más la comunicación para las personas sordas o con problemas auditivos, señalan los investigadores.
Los limites en los visitantes en los ambientes médicos prohíben a los intérpretes, que ayudan a fomentar el diálogo entre los médicos y los pacientes, y el aumento de la telemedicina ha añadido otro obstáculo, con sus retrasos en la transmisión del video y la mala calidad de la imagen.
"A veces, simplemente nos olvidamos de la forma en que algunas de esas directrices de seguridad adicionales pueden crear problemas", comentó el Dr. Michael McKee, profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor. "Debemos recordar a las personas que se tomen un momento para pensar en soluciones que nos ayuden no solo a mantenernos seguros, sino que también permitan que siga habiendo un acceso a la comunicación".
Si bien las medidas de protección son necesarias para proteger la salud de los trabajadores de la atención de la salud y de los pacientes, también interfieren con el derecho a una comunicación accesible y efectiva de los pacientes que son sordos o tienen problemas de la audición. Se trata de un derecho que está garantizada por la Ley de estadounidenses con discapacidades (Americans With Disabilities Act), anotaron los autores del estudio.
La mala comunicación en los ambientes de la atención de la salud puede ser riesgosa, y es más probable que los adultos con problemas auditivos se sientan menos satisfechas con su atención, que experimenten unas estadías más largas y que sean readmitidas al hospital tras el alta, según un informe publicado en la edición en línea del 16 de julio de la revista JAMA Otolaryngology -- Head & Neck Surgery.
En el informe, el equipo de McKee detalló algunas soluciones, tanto de alta como de baja tecnología, que pueden ayudar a eliminar algunas de las barreras de comunicación.
Las nuevas directrices enfatizan seis formas de ayudar a las personas con problemas de la audición a comunicarse con claridad en los ambientes de atención de la salud.
McKee anotó que muchas de esas estrategias podrían mejorar la comunicación general entre el médico y el paciente, no solo de los que tienen dificultades auditivas. Él y sus colaboradores ya han adoptado muchas de ellas.
Por ejemplo, montaron tabletas computarizadas en las clínicas y hospitales para proveer subtítulos en vivo o facilitar las videoconferencias con los intérpretes remotos. También han ampliado las consultas de telemedicina para que incluyan a un intérprete, si es necesario.
Tricia Ashby-Scabis, directora de prácticas de audiología de la Asociación Americana del Habla, el Lenguaje y la Audición (American Speech-Language-Hearing Association), afirmó que la "flexibilidad" es la clave para garantizar que los pacientes con problemas de la audición sean tratados de forma adecuada en los ambientes médicos.
"Las personas deben comprender que la comunicación es un derecho universal de todo el mundo", enfatizó. "Hay que pensar en soluciones originales".
Un diálogo claro y abierto entre los médicos y los pacientes es esencial, y la mala comunicación puede tener consecuencias graves, apuntó Ashby-Scabis.
"En la atención de la salud, observamos problemas como la falta de cumplimiento y las readmisiones al hospital, pero nos sentimos bastante confiados de que una gran parte de esto se debe a que los pacientes no pueden escuchar de forma efectiva o comprender las indicaciones que reciben", añadió.
Más información
Para más información sobre el coronavirus y la pérdida auditiva, visite el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación de EE. UU.
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