Los cierres empeoran la situación de los estadounidenses obesos, según un estudio

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LUNES, 15 de junio de 2020 (HealthDay News) -- A medida que la COVID-19 cerró gimnasios y obligó a las personas a aislarse en casa, los chistes sobre cómo la gente iba a engordar durante la cuarentena inundaron a internet, haciendo referencia al aumento de peso que muchos previeron.

Pero en las personas que ya son obesas, interrumpir unos hábitos saludables plantea unos riesgos particulares, según Sarah Messiah, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Texas, en Dallas. Messiah trabaja con muchas personas que se han sometido o que planifican someterse a una cirugía para perder peso.

Tras la operación, que limita la cantidad que una persona puede comer, los pacientes deben seguir unas dietas estrictas, y los médicos los monitorizan con regularidad para ayudarlos a cumplirlas y a seguir perdiendo peso.

Después de que Texas ordenara a las personas que se confinaran en casa a finales de marzo, Messiah y sus colaboradores temían que sus pacientes obesos, atrapados en casa sin acceso a la atención médica en persona, volvieran a hábitos malsanos. Además de otras consecuencias de salud, su peso las pone en un riesgo más alto de morir de la COVID-19.

Para averiguar cómo estaban adaptándose y si se habían infectado, Messiah y su equipo encuestaron a 123 pacientes entre el 15 de abril y el 31 de mayo. Publicaron sus hallazgos en la edición del 9 de junio de la revista Clinical Obesity.

Los resultados no fueron alentadores. Mientras dos pacientes tuvieron resultados positivos de la COVID-19 y un 15 por ciento reportaron síntomas, los cambios que reportaron en su alimentación y ejercicio fueron alarmantes.

"La situación en realidad fue peor de lo que previmos", lamentó Messiah.

Casi un 70 por ciento reportaron más dificultades para lograr sus metas de pérdida de peso, y 6 de cada 10 reportaron que comían por estrés con una mayor frecuencia.

"Se trata de una población que ya está enferma por hacer esto. Así que hacerlo con una mayor frecuencia sin duda no es algo bueno", dijo Messiah.

La mitad dijo que acumulaban comida con frecuencia, por el miedo a un posible racionamiento y para limitar la exposición potencial al coronavirus mientras hacían la compra.

Un excedente de comida en casa puede provocar que se coma en exceso, sobre todo en los pacientes con obesidad mórbida, quienes a veces tienen problemas de control de los impulsos, según Messiah.

Aunque algunos expertos esperaban que el cierre de los restaurantes obligara a la adopción de unos hábitos de alimentación más saludables, las respuestas del estudio encontraron lo contrario.

"Aunque más pacientes cocinan en casa, es probable que el tipo de alimentos que acumulan sean alimentos procesados, debidos a su mayor duración", escribieron los autores. "Es posible que los estadounidenses estén cambiando un patrón de consumo de baja calidad por otro, al elegir unos alimentos procesados más baratos en lugar de comer fuera".

Casi la mitad de los pacientes dijeron que estaban haciendo menos ejercicio, y casi un 56 por ciento dijeron que la intensidad de sus entrenamientos se había reducido desde el inicio de la cuarentena. El estudio anotó que la soledad y el aislamiento social son predictores de la inactividad física.

La encuesta también reveló que muchos pacientes estaban enfrentando síntomas de salud mental. Más de un 72 por ciento reportaron un aumento en la ansiedad, y más de un 83 por ciento dijeron que estaban más deprimidos de lo usual.

Dado que la obesidad es en parte impulsada por las conductas, los problemas de salud mental pueden empeorar la situación, al desencadenar hábitos nocivos como comer por estrés, anotaron los autores.

Connie Diekman, una asesora de alimentación y nutrición con sede en St. Louis que revisó los hallazgos, dijo que los proveedores de atención de la salud en el campo de la pérdida de peso deben tener en cuenta los impactos psicológicos de la pandemia.

"Una de las cosas que los dietistas hemos visto en todo esto es mucha culpabilidad de parte de los pacientes, porque no están haciendo ejercicio, porque están comiendo en exceso, o porque están dándose atracones de comida", apuntó Diekman. "La culpa, por supuesto, solo empeora esas conductas".

Por eso es necesario darles un respiro a las personas.

"No pasa nada si reincidió, pero ahora la clave es volver al buen camino", señaló Diekman.

Dijo que las personas que tienen dificultades para perder peso deben comenzar identificando un cambio sencillo que puedan hacer en su dieta y ejercicio. Por ejemplo, esto podría significar hacer un horario para las comidas, reducir el número de refrigerios que consumen al día, o proponerse dar un paseo diario alrededor de la manzana.

"Se debe identificar el primer paso más fácil para retomar el control", planteó Diekman. "Dé un paso a la vez, porque los pequeños pasos conducen a grandes cambios, y también son sostenibles".

Los autores del estudio esperan que sus hallazgos subrayen la importancia de incluir servicios de salud mental como parte rutinaria del tratamiento para perder peso.

Messiah dijo que las altas tasas de obesidad en Estados Unidos y todo el mundo significan que muchísimas personas están siendo negativamente afectadas por las órdenes de confinamiento en casa.

"Es como una epidemia en la sombra que podría estar ocurriendo como resultado de las órdenes de confinamiento en casa por la COVID-19, en que las personas con enfermedades crónicas no reciben tratamiento ahora, y quizá como resultado estén poniéndose más enfermas", añadió.

Más información

Averigüe más sobre la vida tras la cirugía para perder peso en la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2020, HealthDay

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