Los estudiantes universitarios necesitarán pruebas de la COVID cada 2 o 3 días para que el campus sea seguro, según un estudio

Workers returning to office wearing masks
Workers returning to office wearing masks

VIERNES, 31 de julio de 2020 (HealthDay News) -- Los estudiantes universitarios tendrían que recibir pruebas de la infección con la COVID-19 cada dos o tres días para que los campus reabran de forma segura este otoño, concluye un análisis reciente.

De otra forma, es muy probable que las universidades sufran unos brotes que pongan en riesgo de enfermedad grave y muerte a las personas vulnerables del campus y de la comunidad circundante, señaló el investigador principal, David Paltiel, profesor de políticas de salud de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut.

"Sé que muchos centros educativos están siguiendo las directrices [de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.] y que sopesan la opción de monitorizar los síntomas de los estudiantes con cuidado, y usar las señales de la enfermedad para activar el aislamiento, las pruebas, el rastreo de contacto y la cuarentena", comentó Paltiel. "Exploramos cientos de situaciones hipotéticas, y no encontramos una sola circunstancia plausible bajo la cual ese tipo de estrategia sería suficiente para controlar un brote".

En el estudio, Paltiel y sus colaboradores usaron un modelamiento de la epidemia para evaluar los distintos programas de monitorización que minimizarían los casos de COVID-19 y que también mantendrían la capacidad de una universidad de aislar y poner en cuarentena a los estudiantes infectados.

El equipo de la investigación encontró que todas las estrategias de prevención de las infecciones planteadas serán esenciales para prevenir los brotes en los campus, incluyendo el lavado de las manos, el uso de las máscaras, el distanciamiento social en las aulas y los dormitorios, la eliminación de la comida tipo buffet y limitar el uso compartido de los baños.

Pero, sin pruebas regulares de la infección con la COVID-19 en los estudiantes, todas esas medidas serán del todo inútiles, según los resultados, que se publicaron en la edición del 31 de julio de la revista JAMA Network Open.

"El motivo está claro: este virus puede ser transmitido por unos propagadores asintomáticos silenciosos altamente infecciosos", advirtió Paltiel.

"Simplemente no es posible moverse con la suficiente rapidez como para contener un brote usando solo la monitorización basada en los síntomas. No es posible alcanzar al virus, y cualquier institución educativa que crea que puede hacer pruebas y responder solo cuando se hayan observado síntomas será como un departamento de bomberos que solo responde cuando la casa ya ha sido destruida por un incendio", observó.

Tampoco será barato. Cada semestre, las universidades pagarán:

  • 120 dólares por cada estudiante en el mejor de los casos, que supone pruebas semanales.
  • 470 dólares por estudiante si las condiciones requieren la realización de pruebas cada dos días.
  • 910 dólares por cada estudiante en el peor de los casos, que supone pruebas diarias.

Sin embargo, Paltiel prevé que el costo se reducirá con rapidez, a medida que unas pruebas más baratas de la COVID-19 lleguen al mercado.

"No quiero restarle importancia al costo ni a la logística. Es mucho. Pero no está fuera del alcance", aseguró Paltiel.

Los investigadores se sorprendieron al enterarse de que la frecuencia de la realización de las pruebas es mucho más importante que la precisión de la prueba que use una universidad.

Hacer la prueba a los estudiantes cada dos días con una prueba de baja calidad que detecte de forma correcta la infección un 70 por ciento de las veces y que tenga un 98 por ciento de probabilidades de evitar un falso positivo en realidad evitó más infecciones que realizar la prueba una vez por semana con una alternativa de más alta calidad que detecte de forma correcta la infección un 90 por ciento de las veces, mostró su modelo.

Más allá de las pruebas regulares, las universidades también deberán crear directrices y estándares de prevención de la infección que sean razonables, pero efectivos, que los estudiantes sean capaces de seguir, añadió Paltiel.

"No es solo una pesadilla financiera. Es un problema logístico, es un problema psicológico y conductual", dijo Paltiel. "No podemos simplemente repartir máscaras y botellas de desinfectante de manos y decirles a los estudiantes que vayan a hacerse las pruebas cada dos días y que se comporten de forma segura. Eso es preparar el terreno para el fracaso, y para que se les culpe luego de ese fracaso, que se conviertan en los chivos expiatorios por las cosas que vayan mal".

No todos los administradores universitarios están de acuerdo con los hallazgos de Paltiel.

"Sus conclusiones apuntan a una estrategia específica que utiliza muchos recursos y cuya realización plantea muchas dificultades logísticas, y descuidan otras estrategias que podrían usarse y ser igual de seguras", aseguró Elizabeth Bradley, presidenta del Vassar College en Poughkeepsie, Nueva York. "Aunque muestran una estrategia que podría funcionar, hay muchas más".

Las universidades que están más aisladas de la comunidad que las rodea, como Vassar, podrían mantener la salud de los estudiantes sin pruebas regulares si "se mantiene a los estudiantes en el campus, casi como una isla", y se les administra la prueba antes de que lleguen para el semestre, dijo Bradley, coautora de un editorial que se publicó junto con el estudio.

"Contaremos con que usen máscaras y practiquen el distanciamiento social, pero si de vez en cuando eso fracasa, todos están en el campus, y todos son negativos", añadió Bradley. "Es poco probable que propaguen el virus".

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen más información sobre las universidades y la pandemia de COVID-19.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2020, HealthDay

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