Un medicamento para el cáncer podría ayudar a frenar a la COVID-19 grave

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MARTES, 23 de junio de 2020 (HealthDay News) -- ¿Podría un medicamento para el cáncer librar a los pacientes hospitalizados de los estragos de la COVID-19 grave?

Unos médicos de la Universidad de Yale creen que sí, tras administrar el medicamento, llamado tocilizumab, a pacientes enfermos de gravedad en marzo.

¿Cómo funciona el tocilizumab? Tiene un largo historial de reducir las reacciones potencialmente letales del sistema inmunitario que los pacientes con cáncer con frecuencia experimentan mientras se someten al tratamiento. Dado que el mismo tipo de respuesta peligrosa se desarrolla en los pacientes con COVID-19, los investigadores pensaban que el fármaco podría hacer una diferencia en los pacientes más enfermos.

El resultado, aunque es preliminar, parece ser una tasa de mortalidad dramáticamente más baja entre los pacientes en ventiladores mecánicos.

¿Qué tan grande es la reducción? Entre los primeros 239 pacientes con COVID-19 tratados en el Hospital de New Haven de la Universidad de Yale, en Connecticut, durante las primeras semanas de la pandemia, 153 fueron tratados con tocilizumab, entre ellos los 48 pacientes que habían sido colocados en ventiladores. "En lugar de las tasas de supervivencia de un 10 a un 15 por ciento reportadas en otros lugares, fue de un 75 por ciento en los pacientes [en ventiladores] tratados con tocilizumab", señaló la autora del estudio, la Dra. Christina Price, jefa de alergias e inmunología clínica de la Yale.

Además, entre los pacientes enfermos de gravedad que al final sobrevivieron a la COVID-19, el tocilizumab parece resultar en una reducción significativa en el tiempo en el ventilador. Mientras que los hospitales de todo el país tenían que mantener a los pacientes conectados entre 12 y 14 días, en general la ventilación en la Yale duró apenas unos cinco días.

Cómo funciona el tocilizumab contra la COVID-19

¿Qué explica su éxito aparente contra la COVID-19?

Todo se origina en la amenaza que plantea un letal fenómeno del sistema inmunitario conocido como "síndrome de liberación de citoquinas" (SLC), una respuesta inflamatoria fuera de control que el virus desencadena en algunos pacientes.

El SLC es "cuando la respuesta del cuerpo al combatir al virus se descontrola tanto que al final acaba siendo nociva, y daña al hígado, los riñones y los pulmones. Se necesita una respuesta inmunitaria. No se puede desactivar del todo. Pero no se puede permitir que se salga de control, que es lo que puede suceder a los pacientes con cáncer que se someten a un tratamiento. Y a los pacientes con COVID", señaló Price.

¿Cuál es el problema? "En marzo, no había medicamentos aprobados [por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU.] para la COVID", enfatizó.

"Por supuesto, siempre que se prueba un medicamento nuevo, se debe hacer en el ámbito controlado de un ensayo clínico. Obviamente hay que tener mucho cuidado", explicó Price. "Pero la realidad que veíamos era que la pandemia estaba a punto de atacar, y tuvimos que adentrarnos en esta zona sin datos para averiguar qué hacer, porque si su abuela viene y está enferma, hay que intentar hacer algo. No se van a quedar sin hacer nada".

Por suerte, dijo Price, "Yale ha sido pionera en la inmunoterapia para el cáncer. Así que la mayoría de nosotros tenemos mucha experiencia en la inmunología clínica. Y conocíamos al tocilizumab", una terapia biológica aprobada para el tratamiento de la artritis reumatoide, una variedad de enfermedades autoinmunes, y el SLC en sí. "Entonces, sabemos que puede ser un supresor dirigido del sistema inmunitario, con una precisión quirúrgica", explicó.

Además, "había algunos informes preliminares de España, Italia y China, donde algunos médicos lo habían estado usando y dijeron que obtenían una buena respuesta", anotó Price.

"Entonces, diseñamos un protocolo muy riguroso sobre la forma y el momento de administrarlo", dijo Price. "Y lo apostamos todo".

Tras observar un éxito significativo entre los pacientes con COVID-19 muy enfermos, Price y su equipo decidieron ampliar su protocolo de tocilizumab, ofreciéndolo a pacientes menos enfermos, para frenar o prevenir el SLC del todo.

De nuevo, el tocilizumab pareció ser efectivo, al evitar que los pacientes con señales tempranas del SLC avanzaran a una enfermedad grave o crítica. También era bueno para "reducir de forma sustancial la necesidad de ventilación mecánica en la unidad de cuidados intensivos", añadió. De hecho, cuando se tomó en cuenta a todos los pacientes que recibieron el fármaco, la tasa de supervivencia a dos semanas de la Yale alcanzó un 87 por ciento, reportaron los investigadores.

Otro suceso inesperado fueron unas tasas de mortalidad mucho más bajas entre los pacientes de color.

Los pacientes negros e hispanos obtuvieron unos resultados incluso mejores

"Más de un 50 por ciento de nuestros pacientes eran negros e hispanos", anotó Price. "Y a esos pacientes, tras ajustar según la edad, en realidad les fue mejor que a nuestros pacientes blancos, algo que es muy distinto de lo que sucede en otros lugares del país".

Price dijo que todavía no se conoce el motivo. "Nuestros pacientes no estaban más sanos. Tenían las mismas comorbilidades que en todos los demás sitios del país. Pero creo que se debe a que desarrollamos un protocolo completamente libre de sesgos. Basamos nuestras decisiones sobre a quién y cuándo administrar el fármaco en unos criterios de umbrales específicos, y en nada más", enfatizó.

Aun así, Price reconoció que es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas sobre el potencial del tocilizumab. "Sin duda hay que esperar a unos estudios aleatorios de doble ciego rigurosos, que ya se están realizando. Están en curso", añadió.

El Dr. Albert Rizzo, director médico de la Asociación Americana del Pulmón (American Lung Association), se hizo eco de esa nota de precaución.

"Siempre ha habido un cálculo de riesgos y beneficios que el personal en primera línea tiene que hacer en este tipo de situación", anotó.

"Deben decidir si es probable que el tratamiento sea más beneficioso que nocivo cuando intentan salvar a alguien, basándose en su experiencia previa y en la información nueva que reciben de otros centros. Y creo que tiene sentido usar este fármaco en un protocolo, como hicieron en la Yale", aseguró Rizzo.

"Pero sabremos mucho mejor cómo tratar a los pacientes con COVID-19 dentro de seis meses, una vez todos los estudios que están saliendo se verifiquen por completo", enfatizó.

"Averiguaremos que algunos fármacos funcionan mejor en ciertos pacientes que en otros. O que a algunos podría irles mejor con una combinación de fármacos. Y hasta que haya una vacuna, sin duda seguiremos buscando mejores medicamentos, y mejores combinaciones. Porque aunque parece que este medicamento mejora la supervivencia, no es una cura", apuntó Rizzo.

Price y sus colaboradores publicaron sus hallazgos en la edición del 15 de junio de la revista Chest.

Otro medicamento, un esteroide barato conocido como dexametasona, también se ha mostrado promisorio para el tratamiento de la COVID-19. Entre 2,100 personas con infecciones graves, redujo las probabilidades de muerte entre los pacientes en ventilación en un tercio, reportaron la semana pasada unos investigadores británicos. Pero Price apuntó a algunas diferencias clave entre los dos fármacos.

"En cuanto a la dexametasona, estoy muy emocionada de que algo barato y fácilmente disponible pudiera ser un punto de inflexión", comentó Price. "Mi única precaución es que administramos una sola dosis de tocilizumab y obtuvimos estos resultados. En cuanto a la dexametasona, son unos 10 días de un esteroide, algo que no es trivial. Y las personas negras y de piel marrón tienen unas tasas desproporcionadas de diabetes. Y en alguien con diabetes, los efectos secundarios asociados con el uso de los esteroides no son insignificantes, ya que dispara mucho los niveles de glucosa".

Más información

Para más información sobre la COVID-19, visite los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2020, HealthDay

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