La vacuna Salk contra la poliomielitis: un milagro médico cumple los 60 años

La devastadora enfermedad fue un azote a principios del siglo XX, hasta que el Dr. Jonas Salk creó un escudo salvavidas

Primera parte de una serie de dos

LUNES, 1 de diciembre de 2014 (HealthDay News) -- Hoy en día, la mayoría de padres estadounidenses no pueden ni imaginarse el terror que los veranos conllevaban en la primera mitad del siglo XX.

El verano era la estación de la poliomielitis, y comunidades enteras esperaban aterrorizadas a que hubiera un brote.

La vida normal casi se paralizaba en las ciudades y pueblos donde la polio atacaba, dejando inválidos o matando a docenas de niños. Los cines, las boleras, las piscinas y las playas, hasta las iglesias, se cerraban para prevenir la propagación de lo que era entonces una enfermedad misteriosa.

Los aterrorizados vecinos se enemistaban, o huían a lugares más aislados.

"Mi madre me cuenta que salía a caminar con mi hermana mientras yo estaba en el hospital con polio, y los padres sacaban a sus hijos de la calle y los entraban a casa al verlas, por miedo a contagiarse de la enfermedad", recuerda Daniel Wilson, un profesor de historia de 64 años de edad del Colegio Muhlenberg en Allentown, Pensilvania, autor de tres libros sobre la historia de la polio en Estados Unidos.

Pero de ese miedo y urgencia salió uno de los experimentos científicos más extraordinarios en la historia de EE. UU.: el ensayo de campo de la vacuna Salk contra la polio en 1954. Los padres desesperados ofrecieron a más de 1.8 millones de niños para que fueran el equivalente a sujetos experimentales, entre ellos 600,000 niños que recibieron la vacuna o un placebo.

El ensayo, cuyo 60 aniversario se celebra este año, sigue siendo el mayor ensayo clínico en la historia de EE. UU., un récord que probablemente nunca se desafiará.

También convirtió en un héroe nacional a un modesto científico llamado Dr. Jonas Salk.

Salk creó su vacuna contra la polio en la Universidad de Pittsburgh en 1952, mediante una investigación financiada por la National Foundation for Infantile Paralysis, precursora de March of Dimes.

El interés de Salk en la polio surgió de sus propios esfuerzos con una vacuna contra la gripe en los años 40, en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Michigan, donde trabajó junto con su mentor, el Dr. Thomas Francis, Jr., un virólogo.

A principios del siglo XX surgieron epidemias

La primera gran epidemia de polio en EE. UU. ocurrió en 1894 en Vermont, con 132 casos. La ciudad de Nueva York experimentó su primer brote a gran escala en 1916, con más de 27,000 casos y 6,000 muertes.

Para los años 40, la polio era una plaga por todo el país.

Las redes sanitarias modernas probablemente provocaron el surgimiento de la enfermedad a principios del siglo XX, señaló David Oshinsky, autor del libro Polio: An American Story, que ganó el premio Pulitzer.

Antes del siglo XX, era más probable que los niños contrajeran una infección leve de polio en las primeras etapas, logrando inmunidad sin ni siquiera enterarse. Con los sistemas más nuevos de cloacas y de agua limpia, los niños se protegieron de la disentería y otras enfermedades infecciosas, pero también quedaron vulnerables a contraer una polio que podía dejarles inválidos o acabar con sus vidas, planteó Oshinsky.

"Las epidemias importantes de polio no llegaron hasta principios del siglo XX, exactamente al mismo tiempo en que comenzamos a hacer cosas como separar los desechos del agua, clorinar el agua, tener plantas de tratamiento de desechos, usar anti-gérmenes para limpiar las mesas, lavarnos las manos con más frecuencia, y de repente surge esta enfermedad", comentó.

La frecuencia y el tamaño de las epidemias de polio aumentaron en los años 40 y principios de los 50, y el virus dejaba inválidos a más de 35,000 estadounidenses al año. Se convirtió en una de las enfermedades más temidas del país.

Ahora, los médicos saben que el virus de la polio vive de forma asintomática en la garganta y los intestinos, y se propaga a través del contacto directo con las excreciones de una persona infectada, con mayor frecuencia con su saliva o sus heces. Los meses cálidos del verano eran particularmente propicios para la propagación del virus.

En tres cuartas partes de los casos, una persona infectada no mostraba ningún síntoma. Otros tenían síntomas menores que parecían gripe, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Pero en uno de cada cien casos, el virus de la polio llegaba al sistema nervioso de la persona y atacaba al cerebro y a la médula espinal. La polio podría dejar permanentemente inválidas las extremidades de la víctima, o paralizar los músculos que controlan la respiración.

Nada de esto se comprendía en los años 40 y 50. Pero la devastación de la enfermedad era visible en todas partes de la vida cotidiana, sobre todo cuando se trataba de los niños.

Butacas vacías en el inicio del año escolar

"A diferencia de muchas enfermedades de la niñez, en que cuando la persona se recupera está sana de nuevo, la polio dejaba a la gente en sillas de ruedas, necesitando muletas, en pulmones artificiales", comentó Wilson. "Los padres siempre tenían un recordatorio de lo que podía sucederle a un niño que contrajera la polio".

Oshinsky iba a la escuela en esa época, y recuerda que la enfermedad simplemente aterrorizaba a los niños.

"La escuela comenzaba [de nuevo en otoño] y uno veía a niños con aparatos para las piernas y muletas, y alguna butaca vacía", recuerda. "Todos los periódicos publicaban las cifras, a veces en primera página, de la cantidad de niños que entraban ahora a las salas de polio. Las cifras aumentaban en junio y julio, llegando al máximo en agosto".

Jan Nichols, una superviviente de la polio, recuerda el año 1952, el peor en el país, con casi 58,000 casos diagnosticados.

"Los padres temían el calor, el tiempo de la polio. Cumplían todas las recomendaciones y advertencias de salud pública: evitar las grandes reuniones públicas, nunca permitir a los niños nadar en piscinas públicas e insistir en lavarse las manos con frecuencia", escribió el año pasado en un artículo para el Hospital Pediátrico de Filadelfia.

"Una de mis compañeras recuerda que su madre le prohibió comer melocotones en verano por el miedo a que el virus pudiera estar en la pelusilla de la fruta. A otra amiga le prohibieron ir a la iglesia los domingos en verano", dijo Nichols.

Pamela Reed, que trabajó como asistente editorial del periódico Kalamazoo Gazette en Michigan, contrajo polio en septiembre de 1947, cuando tenía 10 meses de edad.

"Me levanté de la siesta con fiebre y rígida", escribió Reed en un artículo para el periódico. "Mi madre se puso frenética y llamó al médico, que vino de inmediato. Sacó un imperdible de mi pañal y me pinchó en la planta del pie. No hubo respuesta. 'Llame a su marido para que venga a casa', le dijo a mi madre. 'Tenemos que llevarla al Hospital Pediátrico de Detroit'".

Reed quedó con una debilidad de por vida en la parte baja de la pierna izquierda, que la hizo usar un aparato para la pierna y volver a aprender a caminar.

Salk usó la vacuna experimental él mismo, con su esposa y sus hijos

En la Universidad de Pittsburgh, Salk trabajó "16 horas al día, siete días a la semana, durante años" en una vacuna contra la polio, según los informes publicados, usando técnicas basadas en sus investigaciones anteriores sobre la vacuna contra la gripe. Su meta era desarrollar una vacuna "inactiva" contra la polio que usara una cepa muerta del virus para hacer que el organismo produjera anticuerpos para combatir la infección con la polio.

La vacuna de Salk no era perfecta. En primer lugar, era compleja, ya que requería de tres inyecciones para proveer una inoculación completa. Otros investigadores financiados por la National Foundation, sobre todo el Dr. Albert Sabin, que trabajaba en la Universidad de Cincinnati en ese momento, creían que una vacuna con un virus vivo sería más efectiva y de más fácil administración.

"Sabin estaba convencido de que [una vacuna con el virus muerto] no funcionaría, y de que la vacuna de Salk no era muy buena", comentó Wilson.

Pero Salk fue el primero en acabar, y en 1952 inició una serie de experimentos preliminares para evaluar la seguridad de su vacuna.

Sus primeros ensayos de seguridad contaron con docenas de niños en instituciones del área de Pittsburgh: el Hogar para Niños Inválidos D.T. Watson y la Escuela Polk para Retrasados y Débiles Mentales.

Los hallazgos del ensayo en la Escuela Polk demostraron que la vacuna estimulaba una respuesta alta de anticuerpos, evidencia de que tenía el potencial de proteger a los niños contra la infección con la polio.

"Fue lo más emocionante de mi vida", recordó Salk.

Para marzo de 1954, Salk había probado que la vacuna era suficientemente segura a través de la inoculación experimental de 5,320 personas, entre ellas él mismo, su esposa y sus tres hijos.

Una vez establecida la seguridad de su vacuna, comenzó una gran presión por un ensayo clínico que probara su efectividad.

"Hubo mucha presión para avanzar lo antes posible, dada la intensidad del problema de la polio en el país", dijo el Dr. Peter Salk, hijo de Jonas Salk y presidente de la Jonas Salk Legacy Foundation. "Mi padre era un científico muy cuidadoso, y trabajaba arduamente para comprender todos los problemas que conllevaba la creación de una vacuna. Cuando se puso de manifiesto que la presión para seguir adelante con un ensayo a gran escala era irresistible, se realizó un inmenso ensayo de campo a nivel nacional".

Pero estaba por verse si se podía cumplir el desafío de un ensayo tan masivo en una forma que probara científicamente la efectividad de la vacuna y que preparara al público estadounidense para aceptarla.

Y por encima de toda la ciencia y la política estaba la pregunta más importante: ¿Funcionaría la vacuna?

Más información

Para más información, visite la Jonas Salk Legacy Foundation.

Paul Alexander, de Dallas, ha pasado 61 de sus 67 años prisionero en un pulmón artificial. Pero esa es solo una parte de su extraordinaria vida. Para leer su historia, haga clic aquí.

Mañana: La vacuna que salvó a una generación de estadounidenses


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2014, HealthDay

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