Venérea, venérea, ¿dónde estás que no te veo?

¿Será que Shakespeare tuvo sífilis? Un médico encuentra posibles señales de que sí

VIERNES 14 de enero (HealthDayNews/HispaniCare) -- Hacia el final de su vida, el bardo se quedó calvo y puede que hasta tuviera un temblor.

Teniendo en cuenta estos síntomas, además de la eterna fascinación de Shakespeare con las enfermedades venéreas, un médico piensa que sabe por qué el mayor escritor del mundo en lengua inglesa decayó en los últimos años. Sufrió de envenenamiento por mercurio causado por su tratamiento para la sífilis.

Aunque Shakespeare no estaba loco como el sombrerero del cuento de Carrol, los sombrereros de su tiempo que inhalaban demasiados vapores de mercurio sí. El Dr. John J. Ross piensa que los efectos secundarios del tratamiento para la sífilis dificultaron físicamente que pudiera escribir.

Además, "si tuvo una enfermedad venérea, algunas de sus actitudes frente a las mujeres son comprensibles", agregó Ross, especialista en enfermedades infecciosa de la Universidad de Tufts, quien escribió acerca de su teoría para la edición del 1 de febrero de Clinical Infectious Diseases.

Las enfermedades venéreas eran bastante comunes en los siglos 16 y 17. La sífilis era especialmente temida porque podía conllevar varios síntomas desagradables y la muerte. Los residentes de varios países europeos se culpaban unos a otros por ella. En Inglaterra, se le llama "mal francés", mientras que en Francia se llamaba "enfermedad de Nápoles", por los supuestamente lascivos residentes de esa ciudad.

Shakespeare, cuyas obras de teatro más picantes están sazonadas con muchos chistes sobre prostitutas y relaciones sexuales, conocía muy bien la existencia de las enfermedades venéreas. Ross halló varios versos de sus obras que parecerían referirse a la sífilis. Shakespeare utiliza eufemismos como "mala sangre" o "el mal infinito" y "el incurable dolor de los huesos", mientras que un soneto asocia "pústula", una especie furúnculo, con "el vicio" y "el lascivo solaz".

En otro soneto, Shakespeare menciona que "el fuego del amor hace arder el agua", que Ross interpreta como una referencia al ardor que produce la micción, uno de los síntomas de sífilis. Las enfermedades venéreas "exacerbaban su imaginación", aseguró Ross.

Sin embargo, Helen Vendler, experta en soneto shakesperianos y catedrática de inglés de la Universidad de Harvard, aseguró que el autor se robó el verso del "fuego del amor" de un poema italiano. "No tiene nada que ver con estar enfermo sino, simplemente, con sentirse inflamado por el amor", aseguró y agregó que Shakespeare "no está siendo autobiográfico en su obra".

Algunas personas piensan que Ross difícilmente sería de los primeros en hacer mucho ruido acerca de la posibilidad de que Shakespeare estuviera infectado con sífilis. Sin embargo, Ross aseguró que nadie nunca había contemplado la posibilidad de envenenamiento por mercurio.

Además de los baños calientes que podrían haber aliviado los síntomas de la sífilis induciendo la fiebre, la exposición al mercurio era el principal tratamiento para la enfermedad en el tiempo de Shakespeare, relató Ross. Los galenos calentaban un compuesto de mercurio en un plato caliente y el paciente inhalaba los vapores.

Según Ross, la evidencia de que Shakespeare había recibido este tratamiento incluye varios efectos secundarios potenciales, como la calvicie y el aparente temblor que hacía que su letra se viera ondulada en su testamento. Además, hay que tener en cuenta cómo decayó el trabajo de Shakespeare hacia el final de su vida.

"El mercurio se asocia generalmente con la enfermedad psiquiátrica", explicó Ross, "y puede causar cambios en la personalidad, timidez y retraimiento".

Ross no culpa a la sífilis o al envenenamiento por mercurio de la misteriosa muerte de Shakespeare en 1616 a la edad de 52. Pero sí piensa que un caso bien grave de enfermedad venérea, quizá contraída de alguna prostituta, podría haber afectado su trabajo y lo hubiera hecho poco benévolo con las mujeres.

¿Creer o no creer? Esa es la cuestión acerca de la teoría de Ross sobre Shakespeare. Un erudito tiene sus dudas.

Por un lado, el tema de la sífilis podría haberle interesado a Shakespeare por razones distintas a la experiencia propia. Ofrecía "una manera efectiva instantáneamente de conectar el placer con el dolor, algo que siempre atrae a los escritores", aseguró Russell Jackson, profesor de estudios shakesperianos de la Universidad de Birmingham en Inglaterra.

Agregó que "si todos los escritores isabelinos que escribían gráficamente y con detalles escabrosos sobre el mal francés y sus variantes en realidad lo sufrían, hubieran sido la generación de dramaturgos y panfletistas más plagados con enfermedades venéreas de la historia".

Ross arremetió diciendo que una epidemia de sífilis podría haber asolado realmente a los escritores de la época, de la misma manera que otra enfermedad, el SIDA, diezmó a la comunidad artística en los años ochenta.

Más información

Para saber más acerca de Shakespeare, visite la Shakespeare Birthplace Trust.


Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare

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