Los niños estadounidenses sufren unas tasas altas de ataques y abusos, encuentra un estudio

Los efectos a largo plazo incluyen una mala salud mental y física, advierten los expertos

LUNES, 29 de junio de 2015 (HealthDay News) -- Más de una tercera parte de los niños y adolescentes de Estados Unidos han sido atacados físicamente (sobre todo por parte de sus hermanos y compañeros) en el año anterior, encuentra un estudio reciente.

Y uno de cada 20 niños ha sufrido abusos físicos por parte de uno de sus padres u otro cuidador en el mismo periodo, dijeron los investigadores.

"Los niños son el segmento más victimizado de la población", lamentó el autor del estudio, David Finkelhor, director del Centro de Investigación sobre los Crímenes contra los Niños de la Universidad de New Hampshire. "Se tiende a obviar la carga completa de esta situación porque muchos indicadores nacionales del crimen no incluyen la experiencia de todos los niños o no observan el panorama general ni incluyen todos los tipos de violencia a los que los niños se exponen".

Las implicaciones de estos resultados son sustanciales respecto a las vidas a largo plazo de los niños, señaló Finkelhor.

"La violencia y el abuso en la niñez son causas importantes de muchos de nuestros problemas sanitarios y sociales más graves", dijo Finkelhor. "Se asocian posteriormente con el abuso de drogas, el suicidio, la conducta criminal, las enfermedades mentales y enfermedades crónicas como la diabetes".

Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 29 de junio de la revista JAMA Pediatrics.

Los investigadores analizaron los resultados de entrevistas telefónicas sobre las experiencias de 4,000 niños y adolescentes. Los niños de 10 a 17 años respondieron a preguntas sobre su exposición a la violencia, al crimen y al abuso, mientras que los cuidadores respondieron a las preguntas de los niños de 9 años o menos de edad.

Poco más del 37 por ciento de los niños del estudio habían sufrido un ataque físico en el año anterior, por lo general de parte de sus hermanos o compañeros, y el 9 por ciento habían sido lesionados en un ataque.

Pero el 15 por ciento habían sido maltratados por un padre u otro cuidador, incluyendo a un 5 por ciento que habían sido abusados físicamente por un padre u otro cuidador. Esos maltratos incluyeron el abuso físico, el abuso emocional, la negligencia o la interferencia con los acuerdos sobre la custodia de un niño, como no permitir que un niño viera o hablara por teléfono con su otro padre. Un 6 por ciento adicional fueron testigos de un pleito físico entre sus padres.

En general, los chicos fueron atacados por adultos más o menos con el doble de frecuencia que las chicas: el 6.9 por ciento de los chicos y el 3.3 por ciento de las chicas habían sufrido abusos físicos, y los chicos también eran más propensos a ser atacados por sus compañeros.

La encuesta también encontró que el 2 por ciento de las chicas en general habían sufrido un abuso o un ataque sexual en un plazo de un año, lo que incluyó al 4.6 por ciento de las que tenían entre 14 y 17 años.

"Las vertiginosas estadísticas de este estudio son aleccionadoras y deprimentes para mí como padre y pediatra, y deben ser de gran preocupación para los expertos y legisladores sobre la salud pública de todo el país", dijo el Dr. Andrew Adesman, jefe de pediatría del desarrollo y conductual del Centro Médico Pediátrico Cohen de Nueva York.

"Esas estadísticas deben hacer que los expertos y legisladores sobre la salud pública de todo el país comprometan más recursos para garantizar que, en el futuro, los niños y adolescentes no estén expuestos a (ni sean víctimas de) tantas formas distintas de violencia", apuntó.

Adesman añadió que "lo positivo es que cuando los investigadores buscaron aumentos o reducciones significativas en un gran número de variables, no hubo aumentos significativos en ninguna de las variables examinadas. Por otro lado, también hubo poquísimas reducciones en los informes sobre la exposición a la violencia, el crimen o el abuso".

Varios programas pueden ayudar a prevenir el abuso, dijo Finkelhor. Éstos incluyen los programas de educación y respaldo para los padres, que pueden prevenir el abuso familiar, los programas escolares que reducen el acoso, y los programas sobre la violencia de pareja que reducen la violencia en las relaciones interpersonales.

"El desafío es lograr que los niños y las familias accedan a estos programas, y hacer que esa educación sea más integral y esté más integrada en el currículo", añadió.

Según Mayra Méndez, especialista en la niñez temprana del Centro de Desarrollo Infantil y Familiar Providence Saint John's en Santa Mónica, California, los programas que enseñan estrategias positivas de crianza, como la disciplina positiva, la comunicación efectiva y la guía en el desarrollo, son particularmente importantes.

"Un factor primario para la prevención del abuso infantil resulta de crear relaciones y ambientes seguros, estables y cariñosos para los niños y los cuidadores", dijo Méndez.

En cuanto a los niños que han sido abusados, Méndez dijo que la consejería, la terapia de juego, la terapia de arte o música, los grupos de juego de respaldo, la terapia familiar y a veces los medicamentos pueden ayudar a tratar los problemas mentales y el trauma.

Más información

Para más información sobre la prevención del abuso y el maltrato infantiles, visite los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2015, HealthDay

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