Fracasa la educación sexual, según estudio

La mayoría de los programas no funcionan, y algunos tienen un efecto contraproducente

Jueves, 13 de junio (HealthDayNews) -- Los programas de educación sexual diseñados para postergar la actividad sexual en adolescentes, aumentar el uso de anticonceptivos y reducir el embarazo adolescente fracasan en su objetivo; y algunos hacen que el problema empeore.

Esa es la conclusión de un nuevo estudio realizado por investigadores canadienses quienes analizaron más de dos docenas de prueba anteriores de esfuerzos de educación sexual que iban dirigidos a adolescentes. Los investigadores encontraron que, en general, ninguno hizo mella en las posibilidades de que los jóvenes aplazaran tener sexo o utilizasen control de natalidad cuando tenían relaciones. Ninguno redujo la taza de partos de adolescentes.

Un análisis separado de cuatro programas de abstinencia y un programa de educación sexual en una escuela mostraron que tuvieron un efecto no intencionado de incrementar el índice de embarazos entre las parejas sexuales de adolescentes varones. El presidente Bush ha requerido educación sexual de "abstinencia solamente".

Los hallazgos, que otros expertos confrontan, aparecen en la edición del 15 de junio de la British Medical Journal.

Alba DiCenso, profesora de enfermería en McMaster University en Hamilton, Ontario, y autora principal del estudio, dijo que es demasiado pronto para declarar la educación sexual irrelevante.

Muchos de los estudios que su equipo revisó opuso nuevas intervenciones contra programas convencionales. De manera que la falla en encontrar una diferencia podría meramente significar que los programas más nuevos trabajan tan bien como los viejos, añadió.

Aún así, manifestó DiCenso, debido a que la taza de embarazos adolescentes continúa siendo alta en los Estados Unidos, Canadá y otros países donde se condujeron los estudio, "todavía no lo hemos hecho bien".

La taza de embarazos en adolescentes en los Estados Unidos ha estado disminuyendo constantemente en años recientes. Disminuyó 5 por ciento sólo entre el 2000 y el 2001, estableciendo el 10mo año consecutivo de disminución y un récord bajo. El índice de embarazo para niñas entre las edades de 15 a 19 años fue 45.9 por 1,000 en el 2001, menos de 48.5 por 1,000 en año anterior. La taza de partos entre adolescentes ha decrecido 26 por ciento desde 1991.

Las razones para el abrupto descenso son misteriosas; lo que se duplica si los programas de educación sexual no pueden tomar el crédito. El rápido crecimiento económico puede ser un factor, comentó DiCenso. Otros han dicho que mejores métodos anticonceptivos y menos actividad sexual entre adolescentes está detrás de la tendencia.

Los expertos han enfatizado la necesidad de métodos integrales para reducir los embarazos en adolescentes; programas que se concentren en la imagen propia, la familia y la comunidad. Y el grupo de DiCenso no encontró un estudio de iniciativa tal que tuviera una marcada reducción de partos entre las jóvenes participantes.

Sin embargo, dijeron, las niñas en el estudio de comparación reflejaron tener problemas que hizo muy probable que se embarazaran, bifurcando potencialmente los resultados.

Algunos expertos no están de acuerdo con las conclusiones del estudio canadiense. Douglas Kirby, de ETR Associates en Santa Cruz, dijo que aglomerar tantos estudios diluyó el efecto de intervenciones que sí funcionan; y éstas sí existen.

Kirby, varios de sus estudios se citaron en la investigación canadiense, argumentó que ha encontrado 10 componentes de educación sexual que pueden reducir el embarazo adolescente e influir en conductas sexuales adolescentes. Alegó que los programas funcionan cuando utilizan estos métodos que incluyen un enfoque en el sexo, no las relaciones o roles de género, un claro mensaje de evitar coito sin protección, y un énfasis sobre la abstinencia como la mejor forma de evitar enfermedades de transmisión sexual y embarazos.

Otros pueden fallar porque no emplean estos métodos, agregó. O puede ser que no se han intentado durante suficiente tiempo o en el grupo adecuado de adolescentes, manifestó.

Convencer a los adolescentes de postergar tener sexo e incrementar la frecuencia con la cual utilizan anticonceptivos es "un negocio muy difícil, y muchos programas no funcionan", expresó Bill Albert, portavoz de la Campaña Nacional para Prevenir el Embarazo Adolescente, una organización sin fines de lucro con base en Washington, D.C.

Pero Albert comentó que su grupo ha encontrado que algunas iniciativas de educación sexual pueden tener éxito, aunque la razón no siempre está clara.

A veces, los esfuerzos que hacen una diferencia no van dirigidos al comportamiento sexual en lo absoluto. Un estudio que condujo el grupo el pasado año, por ejemplo, encontró que varios programas de servicios comunitarios en los cuales los adolescentes limpiaban parques, visitaban casas de cuido, y llevaban a cabo otras tareas ayudó a reducir la actividad sexual entre los voluntarios.

Nuevamente, planteó Albert, la razón para el efecto no estuvo clara. Pudo haber sido algo tan simple como reducir el tiempo en que los adolescentes pudieron tener sexo, llenando sus días con trabajo comunitarios. O pudo haber sido la presencia de adultos cariñosos y comprometidos.

Aún así Albert dijo que este tipo de programas sólo puede ser parte de una estrategia más amplia para reducir el embarazo en adolescentes.

"Aunque pueden ser efectivos y son importantes, es poco realista e injusto creer que estos tipos de programas por sí solos puedan realizar un progreso sustancial en reducir el embarazo adolescente", indicó.

Qué hacer

Para más sobre asuntos de la salud reproductiva, visita la Federación Internacional de Paternidad Planificada.

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