Las personas blancas y pobres sufren las peores consecuencias de la crisis de opioides en EE. UU., encuentran unos estudios

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LUNES, 11 de febrero de 2019 (HealthDay News) -- La epidemia de opioides actual en EE. UU. ha atacado a las personas blancas y pobres con mayor fuerza que a ningún otro grupo, y un nuevo estudio plantea que es probable que el racismo haya tenido algo que ver.

Los blancos tienen un mejor acceso a los medicamentos recetados que los negros o los hispanos. Ese privilegio podría haber sido su perdición cuando los médicos comenzaron a tratar el dolor de forma más agresiva con opioides recetados, planteó el autor principal del estudio, Joseph Friedman, estudiante de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Una revisión de los patrones de emisión de recetas en California reveló que los médicos administraban fármacos potencialmente adictivos (opioides, estimulantes y benzodiacepinas) a los blancos a unos niveles generalmente más altos que a los grupos minoritarios.

"Sugerimos que la crisis de medicamentos recetados debería ser considerada como una epidemia 'de dos caras', en que el racismo sistemático en el sistema de atención de la salud ha conducido a un aumento en la adicción y las sobredosis entre los blancos en las áreas de bajos ingresos, pero también a un tratamiento insuficiente entre las comunidades que no son blancas", comentó Friedman.

"Irónicamente, esas disparidades podrían haber protegido a las comunidades de color de la peor parte de la epidemia de opioides", continuó Friedman. "Sin embargo, también representan una falta de acceso a un tratamiento adecuado del dolor y las afecciones psiquiátricas".

La investigación de Friedman es parte de un grupo de estudios sobre la epidemia de opioides que se publicó el 11 de febrero en la revista JAMA Internal Medicine.

Además, un estudio en la ciudad de Nueva York encontró que hay dos epidemias de sobredosis de opioides que ocurren en paralelo: una que implica a personas blancas pobres, jóvenes y de mediana edad, que se hicieron adictas a los opioides a través de medicamentos recetados, y otra que implica a personas negras e hispanas, de mediana edad y mayores, que son usuarios de narcóticos callejeros, como la heroína, desde hace mucho tiempo.

Y un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. encontró que unas regulaciones más estrictas han reducido la emisión de recetas de opioides en Estados Unidos, pero que los fármacos todavía se recetan a niveles que son casi tres veces más altos que las tasas de 1999.

"Todavía se recetan muchos opioides", señaló Lindsey Vuolo, directora asociada de leyes y políticas de salud en el Centro de la Adicción. Vuolo no participó en la investigación.

En su estudio, Friedman y colaboradores reunieron los expedientes de 29.7 millones de personas que recibieron una receta de una sustancia controlada en California entre 2011 y 2015.

Los códigos postales asociados con cada receta permitieron a los investigadores evaluar los patrones de emisión de recetas en vecindarios específicos, basándose en la conformación racial y los ingresos promedio de cada comunidad.

Encontraron una gran diferencia en los patrones de emisión de recetas de opioides cuando se tomaron en cuenta la raza y los ingresos.

Por ejemplo, alrededor de un 44 por ciento de las personas que vivían en vecindarios pobres predominantemente blancos recibían al menos una receta de un opioide al año, en comparación con más o menos un 20 por ciento de las que vivían en vecindarios pobres predominantemente minoritarios.

Esa tendencia se sostuvo incluso cuando los niveles de ingresos aumentaron.

Esos vecindarios blancos pobres también sufrieron más muertes por sobredosis de opioides que ningún otro: 9.6 por cada 100,000, frente a 3.7 por cada 100,000 en los vecindarios pobres y predominantemente de color.

"La falta de recetas de opioides recetados en las comunidades no blancas podría haber sido un factor de protección, al reducir las muertes por sobredosis de opioides en esas comunidades", planteó Vuolo.

La tendencia también se sostuvo respecto a otras sustancias controladas, incluyendo a las benzodiacepinas (fármacos como Valium y Xanax) y los estimulantes (medicamentos como Ritalin o Concerta). Los blancos tuvieron constantemente un mejor acceso a esas recetas que los negros.

De hecho, los vecindarios con ingresos altos predominantemente blancos tenían más probabilidades que cualquier otra comunidad de recibir recetas de estimulantes, anotó Vuolo.

"Es realmente preocupante, porque si unas tasas altas de recetas de opioides precedieron a la epidemia de opioides, entonces las tasas altas de recetas de estimulantes podrían en realidad ser una señal de una epidemia de estimulantes", advirtió Vuolo. "Ya estamos viendo aumentos en el uso de metanfetamina y cocaína, y en las muertes por sobredosis".

Los investigadores encontraron que las recetas de estimulantes eran más comunes entre los chicos de 10 a 14 años, lo que sugiere que los fármacos se recetan con la mayor frecuencia para el tratamiento del trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

El estudio de los CDC encontró que las tasas de recetas de opioides se han reducido a un ritmo acelerado desde 2012, gracias a unas nuevas regulaciones estrictas.

La cantidad de opioides recetados se ha reducido en un promedio de un 10 por ciento al año, con reducciones en 3 de cada 4 condados de EE. UU. entre 2015 y 2017.

En comparación, las recetas de opioides se redujeron en solo un 3.6 por ciento al año entre 2010 y 2015, y hubo reducciones en apenas la mitad de los condados del país.

Sin embargo, la duración de las recetas de opioides continúa en aumento en todo el país, encontraron los CDC.

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. tienen más información sobre la epidemia de opioides.


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

© Derechos de autor 2019, HealthDay

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